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El proceso de maduración de Clippers todavía no ha terminado

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Desde que llegué a este país hace poco más de 10 años, he tenido la suerte de vivir en cuatro diferentes estados, cada uno con sus características particulares. El primero en el que viví fue en Texas, en San Antonio, y algo que les puedo decir de esa ciudad, en cuanto a deportes se refiere, es que todos viven para los Spurs.

En Carolina del Norte, todo es acerca del básquetbol colegial. Duke, UNC y NC State dominan el panorama deportivo del área del Triángulo en ese estado sureño.

El hecho es que hay ciertas ciudades en las que los deportes son muy importantes, sobre todo si no hay mucho más que hacer. Lugares como Cleveland, Buffalo, Baltimore, Green Bay y algunos otros, viven y mueren por sus equipos.

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Sin embargo, hay otras, las grandes metrópolis como Miami, Nueva York y Los Ángeles, en donde hay tanto qué hacer, que cuando sus equipos no logran el título, no les afecta tanto como los otros lugares que menciono. Lo ven sólo como un juego.

Miami y Los Ángeles tienen sus playas y tantas cosas por hacer, que cuando el Heat, los Dolphins, los Marlins, los Lakers, los Clippers, los Dodgers o los Ángeles fracasan, no pasa nada. Para la mayoría de la gente en esas ciudades, los deportes son una pequeña parte en sus vidas.

Al ser de la Ciudad de México entiendo un poco mejor la dinámica de las ciudades grandes, en las que hay mucha gente inteligente, para quienes los deportes no lo son todo. A mí me fascina la NFL, la NBA y el béisbol, y tengo mis equipos favoritos, pero no soy un fanático.

Sin embargo, entiendo lo frustrante que fue lo que les sucedió a los Clippers ante Houston. De tener la serie prácticamente sentenciada a terminar fuera de los playoffs es algo difícil de entender y aceptar, no por la eliminación misma, sino por la forma en que se dio.

Los Ángeles no perdió la serie el domingo, sino en el Juego 6, en el que llegó a tener una ventaja de 19 puntos en el último cuarto y la dejó escapar. Los del domingo sólo fue el colofón de una derrota previa que los aniquiló mental y emocionalmente.

Muchos querrán echar al coach Doc Rivers y las críticas a jugadores como Blake Griffin no pararán por varios días y tal vez semanas. Pero si vemos las cosas en perspectiva, el equipo tuvo unos excelentes playoffs. Pudieron ser mucho mejores e históricos, es cierto, porque los Clippers tuvieron en la palma de su mano las primeras finales de conferencia de su historia y las dejaron escapar.

Pero incluso las grandes dinastías como los Bulls de Jordan y Pippen, o los Lakers de Kobe y Shaq, requirieron tiempo para madurar como equipo.

Los Clippers aún necesitan aprender a ganar en conjunto, su proceso de maduración todavía no ha terminado, y es con este tipo de reveses que se logra el mayor aprendizaje. Lo sucedido los pone más cerca de llegar a su cúspide, tal vez para 2016.

Pero mientras tanto, en L.A. llegó el momento de disfrutar del béisbol.

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