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Primero fueron los mexicanos; hoy le tocó a los iraníes, y después…

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Para las miles de personas que cada fin de semana visitan el área aledaña al centro de Los Ángeles, mejor conocida como ‘Los callejones’. Una zona de tiendas que abarca desde la calle 4ta. hasta la calle quince, a lo largo de las avenidas Broadway, Main, Los Angeles, San Julián, Santee y Maple. A partir de esta semana, van a notar algo diferente. El ánimo de la mayoría de los dueños no va a ser el mismo. La razón es que un gran porcentaje de los propietarios de negocios establecidos en esa zona son iraníes, hombres y mujeres orgullosos de sus raíces que viven una verdadera pesadilla: la realidad trumpiana, esa misma que ha decidido hacer del origen de las personas un elemento de sospecha; y si son musulmanes, un elemento de culpa, hasta que se pruebe lo contrario.

Durante muchos años usé la marca de ropa Platinum porque me gustaban los diseños, la calidad de las telas y los colores ocre que utilizan. Los dueños de la tienda donde encontraba mis prendas eran originarios de Irán. Con el tiempo, llegué a conocerlos y me di cuenta que la cultura iraní era muy parecida a la mexicana. Las fiestas religiosas, la cercanía a la familia, las remesas semanales a los parientes que dejaron en Irán eran comunes. Gracias a ellos, conocí a otros comerciantes de la misma nacionalidad y todos con sus tiendas cerca de la calle Santee.

Al enterarme de la orden ejecutiva de Donald Trump sobre los países que afectaba: Irak, Siria, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, pensé en Ahmad, Mohamed, Ali, y en Kala, quien junto con su esposo tienen un restaurante de comida mediterránea en la misma zona. Todos de Irán, y con empleados, todos de México.

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El cocinero de Kala es indocumentado, como lo es el que hace las entregas de comida en bicicleta. Ellos jamás pensaron que alguna vez iban a sentir la zozobra o el sentido de inseguridad que por años han visto en sus empleados mexicanos. Ellos son de Irán y según la biblia, “Irán es tierra elegida por los profetas”, pero nunca imaginaron que también iba a ser elegida por Donald Trump.

Lo irónico de todo esto es que muchos de ellos votaron por él. El presidente que ahora le cierra la puerta a sus seres queridos y que pone en jaque a los miles que solo tienen la residencia.

Y para los que todavía se preguntan: ¿Cómo es que pudo hacer esto? Lo pudo hacer gracias a la aprobación de la ley Federal Inmigración and Nationality Act. aprobada en 1952. En ese tiempo, los ‘brillantes’ senadores que la propusieron fueron, para variar, el senador demócrata de Nevada, Pat McCarran, y el congresista demócrata, Francis Walter, de Pensilvania. La intención de la propuesta fue otorgar al presidente un poder amplio y suficiente para negar la entrada a Estados Unidos de personas que considere‘indeseables’ o llamadas de otra manera, ‘un peligro para la nación’. de acuerdo a su muy personal criterio y discreción.

La Federal Nationality Act fue aprobada por el congreso el 25 de junio de 1952 y vetada por el Presidente Harry Truman al siguiente día.

En su discurso de veto, Truman dijo, entre otras cosas: “No necesitamos protegernos contra inmigrantes de esos países. (Se refería a los países del bloque comunista.) Al contrario, queremos extenderles la mano para salvar a los que han huido a Europa Occidental. Debemos socorrer a los que han sido lo suficientemente valientes para escapar de la barbarie… Esta idea. (Refiriéndose a la propuesta que acababa de vetar ) es cruel y absurda, con ella se pretende imponer el espíritu de aislamiento y limitaciones de la ley de 1924”.

Un día después, el 17 de junio, el veto de Truman fue anulado en la Casa de Representantes con una votación de 278 a favor y 113 en contra y en el Senado hicieron lo mismo con una votación de 57 senadores a favor y 26 en contra.

El 27 de enero del 2017 quedará registrado en la historia de este país como el día en que el presidente, Donald Trump, utilizó esta Acta para negar de manera temporal la entrada a ciudadanos de seis países y negársela de manera permanente a los ciudadanos de un séptimo.

La Federal Nationality Act de 1952 fue utilizada también para prohibirles la entrada a los Estados Unidos a científicos, poetas, periodistas y escritores, considerados ‘antiamericanos’; en la lista figuraba: Pablo Neruda, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, entre otros.

Este tipo de temor la comunidad mexicana lo ha vivido en Estados Unidos por décadas, pero con Trump, los últimos 18 meses han sido de amenazas y ahora también temen deportación y separación de familias.

Alicia Alarcón es periodista y trabajó 10 años para el periódico La Opinión, fue reportera para Univision a nivel nacional y corresponsal para Latinoamérica en CNN Radio. Desde hace más de 10 años conduce un programa de radio de opinión en Los Ángeles, California. Es autora de dos libros: La Migra Me Hizo los Mandados, y la novela Revancha en Los Angeles.

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