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El narcotráfico lleva a Tijuana a un nuevo y espantoso récord: 1744 homicidios

Authorities counted more than 1,700 homicides in Tijuana in 2017--a record for the city--as drug groups battle for control of street drug trade.

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San Diego Union-Tribune

“Bienvenidos a 2018”, decía el mensaje amenazante y limpiamente escrito dejado a principios de este mes con los cuerpos de un hombre y una mujer abatidos a tiros en Villa del Álamo en la periferia de Tijuana. “La plaza no es de Sinaloa, pertenece a Nueva Generación”.

Después de alcanzar niveles sin precedentes el año pasado, el derramamiento de sangre en Tijuana continua a un ritmo constante en estos primeros días del año nuevo, conforme dos poderosas organizaciones de narcotráfico luchan por el control de las lucrativas ventas callejeras de drogas: el célebre cártel de Sinaloa y un grupo más nuevo y agresivo conocido como el cártel Nueva Generación Jalisco, a menudo abreviado como CJNG.

A medida que los homicidios se elevaron a niveles sin precedentes en todo México en 2017, Tijuana registró uno de los aumentos más pronunciados en el país. El recuento del año fue un récord de 1744 homicidios, casi el doble del récord de 910 homicidios en 2016, según cifras de la Procuraduría General de Justicia de Baja California.

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“El principal problema en este momento es la batalla por el poder entre Sinaloa y el CJNG que luchan por el control de los traficantes callejeros, el narcomenudeo”, señaló un funcionario de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que declaró con la condición de no ser identificado. “Hay que entender, el dinero que hacen en Tijuana, es tanto como el que se da al cruzar la frontera” con el contrabando de drogas.

Aunque las balas han abatido a inocentes, los asesinatos han sido en gran parte dirigidos y llevados a cabo en los barrios pobres y de clase trabajadora de la ciudad, dicen las autoridades. Cerca del 90 por ciento de las víctimas son operadores de bajo nivel en el tráfico local de drogas, explican.

En muchos casos, los cuerpos de las víctimas no son reclamados, ya sea porque son de otras partes de México o porque están separados de sus familiares. “Hay mucha gente de fuera” de la región, comentó Gerardo Sosa Olachea, el recientemente nombrado Secretario de Seguridad Pública de Baja California. “Los envían aquí para deshacerse de personas y tomar posesión de la plaza”.

Reduciendo la violencia

El secretario de seguridad pública de Tijuana, Marco Antonio Sotomayor, cree que un paso clave para acabar con la violencia es reducir la demanda de drogas ilícitas combatiendo las tasas de adicción. La metanfetamina es el mayor problema, seguida de la heroína, dijo en una entrevista a principios de este año.

Sosa dijo que el apoyo del gobierno federal mexicano para evitar que las drogas lleguen a Baja California es esencial para reducir los homicidios. Con las drogas que llegan por tierra, aire y agua, “necesitamos la presencia federal, porque ellos tienen todo el equipo, aviones y helicópteros”.

Roberto Quijano, un político independiente en el concejo municipal de Tijuana, ha pedido una serie de medidas, como: ajustes al nuevo sistema de justicia acusatorio de México para evitar la liberación de sospechosos de delitos graves; un plan de los organismos policiacos para enfrentar la violencia; y renovado apoyo federal. “El gobierno federal no solo no envía dinero, sino que ya no participa en las operaciones”.

Otros dicen que la violencia puede abatirse con mayor efectividad al reducir la competencia entre los grupos de traficantes.

Según la DEA, hay cinco grupos de tráfico de drogas con sede en varias partes de México que operan en la región de Tijuana. Además del cártel de Sinaloa y el CJNG, hay miembros de la organización Beltrán-Leyva dirigida por Fausto Chapo Isidro Meza; la Familia Michoacana con sede en Michoacán; y restos del grupo que una vez controló a Tijuana, la organización Arellano Félix. Se dice que los Arellano unieron fuerzas con el CJNG para oponerse a Sinaloa.

La falta de control por parte de un solo grupo es clave para explicar el nivel de violencia, comentó David Shirk, profesor de la Universidad de San Diego que da seguimiento a los grupos de traficantes en México. “No hay una estructura común de control muy amplia por parte de las organizaciones más grandes que pueda establecer las reglas del juego”, indicó. “Hay confusión y desorden en los niveles inferiores porque no hay nadie para tomar las decisiones”.

Ruta clave para contrabando

Tijuana, con alrededor de 1.8 millones de habitantes, ha sido durante mucho tiempo clave para las organizaciones narcotraficantes que luchan por el control de una ruta importante para el contrabando de marihuana, cocaína, heroína y metanfetamina a Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de drogas ilícitas.

Al igual que en años pasados, los homicidios en Tijuana superan con creces a los de los otros cuatro municipios del estado. Las cifras estatales de 2017 muestran 189 para Ensenada, 157 para Mexicali, 121 para Playas de Rosarito y 68 para Tecate.

A pesar del aumento en los números de homicidios, los principales distritos comerciales de la ciudad se han mantenido vibrantes, con tiendas y restaurantes llenos, y sus numerosas fábricas en auge con plena actividad. Esto contrasta marcadamente con una década atrás, una época de recesión económica mundial, cuando Tijuana fue escenario de tiroteos descarados en bulliciosos bares y avenidas, exhibiciones horribles de cadáveres colgados de puentes y asesinatos de numerosos oficiales de policía.

En aquel entonces, la organización dominante desde hacía mucho, Arellano Félix, rechazó un desafío de un exteniente respaldado por el cártel de Sinaloa por el control de Tijuana, un corredor importante para abastecer la gran demanda estadounidense de heroína, cocaína, marihuana y metanfetamina. Cuando los principales líderes del grupo Arellano fueron asesinados o arrestados, el grupo se volvió una sombra de lo que era, y Sinaloa tomó el dominio de la plaza.

“En 2008 era más fácil explicar la situación”, dijo un funcionario de la Procuraduría General de Justicia de Baja California que pidió el anonimato porque no es vocero de la agencia. “Los grupos estaban claramente identificados”.

A medida que Sinaloa consolidó su control, los asesinatos cayeron en picada: de 844 en 2008, hasta ese momento el año más violento de la ciudad, a 364 en 2012. Pero desde entonces, han aumentado sostenidamente.

No obstante que los homicidios han aumentado, otros crímenes, como el secuestro y la extorsión, que llevaron a muchos residentes de la clase media y alta a cruzar la frontera, han disminuido significativamente desde 2008-2010, según un análisis de las cifras estatales de parte de Shirk de USD.

Caída del Chapo, aumento de la violencia

Shirk dijo que el aumento de homicidios en Tijuana es parte de una imagen nacional más grande que tiene que ver con el ascenso del CJNG, un grupo con sede en Guadalajara y dirigido por Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como Mencho. El grupo ha estado creciendo en fuerza en diferentes regiones del país, especialmente en áreas que alguna vez fueron controladas por Joaquín El Chapo Guzmán, el líder del cártel de Sinaloa extraditado a Estados Unidos hace un año, dijo.

El Departamento de Estado de Estados Unidos está ofreciendo una recompensa de hasta 5 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Oseguera, que fue acusado en 2014 en una corte federal en Washington, D.C. También ofrece una recompensa similar por información que conduzca a la captura del líder actual del cártel de Sinaloa, Ismael Mayo Zambada.

Al frente de las operaciones de Sinaloa en Baja California está Alfonso Arzate García, conocido como El Aquiles, y su hermano René Arzate García, La Rana, de acuerdo con la DEA. Ambos pasan la mayor parte de su tiempo fuera de la región; el individuo que ejecuta las operaciones cotidianas es un individuo con el sobrenombre de El Toro, según la DEA.

En septiembre, las autoridades mexicanas arrestaron al hombre descrito como el líder de las operaciones de Tijuana para el CJNG, Juan José Pérez Vargas, El Piolín. Es descrito en las noticias como un ex operador del cártel de Sinaloa nacido en San Diego. “Con suerte, será extraditado a Estados Unidos”, señaló el funcionario de la DEA. “Con suerte podemos lograr que sea testigo contra todas las personas del CJNG que hemos acusado aquí en San Diego”.

Dibble escribe para el U-T.

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