Investigan homicidio de un hombre señalado como asesino de reportera mexicana

La Fiscalía del norteño estado de Chihuahua investiga el asesinato de Gabriel Federico Ochoa Cárdenas, que apareció muerto en la capital estatal junto a un mensaje que asegura que se trata del asesino de la periodista Miroslava Breach, informaron hoy las autoridades.

“La persona que fue privada de la vida en la colonia Junta de Los Ríos fue identificada como Gabriel Federico Ochoa Cárdenas; junto a su cuerpo se localizaron un arma de fuego y una cartulina”, detalló la institución en un boletín.

En la cartulina un mensaje acusa al sujeto de ser el asesino de Breach, muerta a tiros el pasado 23 de marzo cuando salía de su casa en Chihuahua para dejar a uno de sus hijos a la escuela.

La Fiscalía estatal aseguró que “trabaja para asegurar la verdad de los hechos en los dos acontecimientos, por lo que se revisa ello y otras evidencias para garantizar que no habrá conclusiones anticipadas”, y dijo que se ha “avanzado de manera importante” en las investigaciones.

“Seremos escrupulosos con este tipo de sucesos para evitar distractores que pudieran pretender desviar la investigación respecto de los culpables”, aseguró la institución.

Desde inicios de año, cuatro reporteros han sido asesinados en México, uno de los países más peligros para el ejercicio del periodismo en el mundo y que, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), suman 124 homicidios del 2000 a la fecha.

El periodista mexicano Maximino Rodríguez Palacios, reportero de la nota policiaca del blog Colectivo Pericú, fue asesinado en La Paz, capital del estado noroccidental de Baja California Sur, el pasado 14 de abril.

Fue el cuarto periodista asesinado en México en lo que va del año después de Cecilio Pineda en el estado de Guerrero (sur), Ricardo Monlui en Veracruz (este) y Miroslava Breach en Chihuahua (norte).

Breach fue corresponsal del diario nacional La Jornada durante más de 15 años y editora de El Norte de Juárez, un rotativo que anunció su cierre poco después de la muerte de la comunicadora, alegando “los peligros y condiciones adversas” para el desarrollo de la labor periodística.