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‘Dreamer’ regresa a México becado; le decían que no fuera, que estaba el gasolinazo y a punto de armarse la revolución

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Kevin Bueno tenía 3 años de edad cuando su mamá le dijo que dejarían Chihuahua para ir en busca del sueño americano.

Era abril de 1999 y con visa de turista salieron de su tierra natal en autobús para dirigirse a Lomborg, Colorado, donde sus abuelos los esperaban.

Allá su mamá comenzó a trabajar en el servicio doméstico y él fue a primaria en una escuela bilingüe. Nunca voltearon atrás, hasta ahora.

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Dieciocho años después, Kevin, hoy de 22, regresó a Monterrey para iniciar su carrera de Creación e Innovación Empresarial como el primer becado del fondo de becas “Reconocer” de la UDEM.

Para miles de mexicanos como Kevin, el retorno voluntario ha sido forzado por un sueño americano que se trunca cuando no encuentran oportunidad de seguir creciendo laboral o profesionalmente.

“Nunca pensé que fuera afectarme (el ser migrante), hasta que estaba en la prepa y a casi dos años de terminar todos estaban hablando de a qué escuela iban a ir, y dije ‘va a estar complicado’” cuenta.

“Allá es muy cara la universidad para migrantes, te cobran como el triple de lo que cuesta una colegiatura normal. Me di cuenta que sí se me iban a cerrar puertas para continuar mis estudios”.

Con 17 años y las ganas de seguir estudiando, Kevin buscó a la organización sin fines de lucro Dream in México, que busca apoyar a jóvenes mexicanos indocumentados que viven en Estados Unidos.

Como ninguna beca académica le resultaba suficientemente buena para ayudarlo a regresar, decidió quedarse y comenzar a trabajar con un permiso temporal que le permitió una orden ejecutiva del entonces Presidente Barack Obama.

Como su pasión siempre ha sido la música, buscó trabajo como músico norteño en comunidades latinas de jueves a domingo y en un call center aprovechando su dominio del inglés y español el resto de la semana.

“Empecé a trabajar y a tomar dos clases al semestre en una community college, era más chica y barata, pero de todos modos era mucho dinero”, dice el joven. “Tomé como nueve clases de negocios, siempre me llamaron la atención los negocios”.

El año pasado, en medio de discursos de odio y miedo contra los inmigrantes del entonces contendiente a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, la organización Dream in México sorprendió a Kevin con una noticia que cambiaría su vida.

“Ya estaba viendo que por las políticas de Estados Unidos se iban a cerrar más puertas y a finales de noviembre pasado, me volvió a contactar el programa con oportunidad de una beca, me ofrecieron el 100 por ciento de residencia y colegiatura”.

Sin haberse subido a un avión comercial nunca antes en su vida, el miedo de un país que en origen es suyo, pero que a sus ojos es completamente desconocido, Kevin llegó a Monterrey el pasado 12 de enero con la emoción de seguir estudiando.

“Me gustaría quedarme en México o en otro lado del mundo, no me fijo en fronteras ni en gobiernos, me enfoco en el planeta y lo que quiero es hacer empresas para ayudar a personas con necesidad de empleo”, dice.

“Tengo muchas ideas, una de las empresas que quiero hacer es un sello discográfico o representación artística, la otra es de diseño gráfico”.

Convencidos de que en Estados Unidos se vive feliz y con mayor libertad, muchos jóvenes en la situación migratoria de Kevin no se deciden a regresar a México, sobre todo, dice, por la percepción que tienen del país en que nacieron.

“Cuando me iba a venir me decían ‘estás loco’, estaba el gasolinazo, yo ni sabía qué era y me decían que estaba a punto de armarse una revolución en México, ‘¿qué harás allá?’” cuenta.

Sin embargo, sus expectativas fueron superadas. Cuenta que a pesar del tránsito vehicular y el calor que lo sorprendieron, está contento principalmente con las instalaciones y la oferta educativa de la UDEM, la cual lo impulsa a poner en marcha su propio negocio antes de que termine la carrera.

“Quiero recomendar a los chavos de allá que no tengan miedo a México, aquí también hay oportunidad”, dice. “Que no tengan miedo, que confíen en ellos mismos y si allá no hay oportunidad de conseguir sus sueños, vengan a México”.

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