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Rápido crecimiento del curioso Partido Verde mexicano

En esta imagen del 6 de abril de 2015, dos mujeres caminan junto a un cartel del Partido Verde en Ciudad de MÈxico. Aunque se presenta como una nueva soluciÛn para los problemas cotidianos del dÌa a dÌa, en todos los asuntos importantes el Partido Verde vota con el Partido Revolucionario Institucional del presidente, Enrique PeÒa Nieto. (AP Foto/Eduardo Verdugo)
En esta imagen del 6 de abril de 2015, dos mujeres caminan junto a un cartel del Partido Verde en Ciudad de MÈxico. Aunque se presenta como una nueva soluciÛn para los problemas cotidianos del dÌa a dÌa, en todos los asuntos importantes el Partido Verde vota con el Partido Revolucionario Institucional del presidente, Enrique PeÒa Nieto. (AP Foto/Eduardo Verdugo)
(Eduardo Verdugo / AP)
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El Partido Verde de México no es tan verde que digamos. Pero al igual que tantos productos supuestamente “verdes” disponibles en los supermercados, se ha sabido vender y es hoy el partido político de mayor crecimiento en el país... y probablemente el más polémico.

Se presenta a sí mismo como una solución fresca a los problemas de la vida cotidiana, pero en todos los temas importantes tiende a votar con el Partido Revolucionario Institucional del presidente Enrique Peña Nieto. Y a pesar de denuncias de irregularidades en sus campañas publicitarias y en su forma de cortejar a los votantes con regalos, este pequeño partido sigue ganando fuerza en las encuestas con miras a las elecciones de mitad de término de junio.

Para los intelectuales y activistas que piden su disolución, el Partido Verde no es otra cosa que un brazo del PRI y una muestra de que esa agrupación está apelando a viejas artimañas.

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El PRI gobernó México ininterrumpidamente por 71 años antes de perder la presidencia en elecciones en el año 2000. Cuando el electorado se rebelaba por alguna crisis económica, el partido se aliaba con otras organizaciones menores para refrescar su imagen y garantizar su permanencia en el poder. El PRI intenta hoy preservar una coalición que necesita unos pocos votos para alcanzar la mayoría en el Congreso a pesar de los escándalos de corrupción en que se ha visto envuelto y del malestar provocado con temas candentes como la reciente desaparición de 43 estudiantes.

El siete de junio saldrán a votación 500 escaños del Congreso, 17 legislaturas estatales, nueve gobernaciones y más de 300 alcaldías. Muchos observadores dicen que la votación será un referendo sobre el desempeño del presidente luego de tres años de gobierno, que pierde terreno en las encuestas.

Pero así como el PRI pierde terreno, el Partido Verde lo gana. Y hay quienes dicen que eso no es una casualidad.

“Desconfiamos del PRI y siempre lo haremos porque tratan de hacer trampa”, dijo Gustavo Madero, del opositor Partido Acción Nacional. “Ahora tratan de usar al Partido Verde para engañar a la gente”.

La alianza entre el PRI y el Partido Verde es innegable. Los verdes son una organización pequeña, con apenas el 7% de los escaños en el Congreso, pero votan siempre en bloque con el PRI y le dan mayoría simple en las aprobaciones de leyes. Su apoyo ha sido vital para pasar reformas de corte liberal incluida la apertura de la industria petrolera a la inversión privada.

A cambio, los candidatos del PRI forman alianzas con los verdes y apoyan algunas iniciativas suyas, como la prohibición de animales en los circos, que son populares entre el electorado. El apoyo del PRI, por otro lado, es vital para que los verdes logren la cantidad mínima de votos para seguir recibiendo fondos del gobierno para costear sus campañas.

El partido se vanagloria de haber impulsado leyes de protección del medio ambiente, que aumentaron los castigos para quienes contaminan, protegen los manglares e incorporaron a la constitución el derecho a un medio ambiente saludable.

Pero la mayoría de los grupos defensores del medio ambiente de México y del exterior dicen que son medidas superficiales y acusan al partido de usar el medio ambiente como una herramienta política. En diciembre, la filial mexicana de Greenpeace dijo que le parecía “lamentable y ofensivo” que el Partido Verde “intente confundir a la opinión pública” al decir que había trabajado con esa agrupación en la protección del medio ambiente.

La federación de Partidos Verdes Europeos le quitó su reconocimiento por haber exigido la pena de muerte para quienes secuestren personas, algo que va en contra de la ideología “verde”. Posteriormente, el partido habló de la condena a cadena perpetua, medida que fue aprobada en al menos un estado.

Irónicamente, los verdes fueron multados por violar una ley electoral que estipula que todos los panfletos de una campaña deben ser impresos en material reciclado y un candidato a concejal del Partido Verde en la Ciudad de México fue filmado dándole un cabezazo a un funcionario para impedir que desalojase a los ocupantes de una reserva ecológica.

Por más que no sean muy duchos en la defensa del medio ambiente, son muy hábiles en el empleo de encuestas y grupos de estudio de opinión para determinar qué es lo que quieren los votantes. Por ejemplo, lograron la aprobación de una ley que permite que las personas que no pueden conseguir medicinas en el hospital público de su barrio, las busquen en cualquier dependencia del gobierno que tenga esas drogas.

Otras propuestas electorales son igualmente atractivas: mejorar la enseñanza del uso de computadores y de inglés en las escuelas públicas y becas para los estudiantes más pobres o que viven en zonas aisladas.

“Creo que el éxito de los verdes ha sido su disciplina... no hacer promesas ambiciosas que no pueden cumplir”, opinó Carlos Puente, senador del partido. “Nadie puede decir que el Partido Verde ha mentido o que no ha cumplido sus promesas”.

Tal vez, pero al mismo tiempo les cuesta evitar las controversias.

En 2013, el líder del Partido Verde, González Martínez, fue detenido por manejar en estado de ebriedad y fue filmado durante lo que parecía ser una negociación de un cobro de 2 millones de dólares a cambio de permitir la construcción de un hotel en cierta zona de Cancún, cuando su partido tenía la alcaldía de esa ciudad. El dirigente niega que en esa charla se haya negociado una coima.

Encuestas recientes indican que los verdes pueden estar ganando adeptos. El partido llegó a estar tercero en una consulta, en la que un 11% de los encuestados dijo a comienzos de año que votaría por esa agrupación. Consultas posteriores dan a entender que después cedió terreno y se estabilizó en el 6% o 7% de siempre. Pero esos votos podrían alcanzarle al PRI para contar con una mayoría después de las elecciones del mes que viene.

Esa fue precisamente la estrategia que usó el PRI con el Partido del Trabajo en la década de 1990 para contener una creciente oposición.

En todo caso, Puente, el senador verde, niega que su partido sea una extensión del PRI. “Tiene su propia vida, su propia esencia”, afirmó.

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