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Revelan secretos de Mario Aburto, el magnicida más famoso (y enigmático) de México

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Es una de las escenas más conocidas en la historia política de México...

El 23 de marzo de 1994, el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio camina con dificultades en medio de cientos de personas, después de concluir un evento político en Tijuana, Baja California.

La música estridente ahoga los gritos de la multitud. De pronto, del lado derecho un hombre le acerca una pistola y dispara.

En un video que registró el momento apenas se escucha el estallido de la bala. Colosio se desvanece. Sus guardaespaldas lo cargan hasta un auto.

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La cámara no lo capta, pero minutos después del disparo algunas personas jalonean a un hombre de pelo rizado y bigote escaso, a quien acusan de atacar al candidato.

Era Mario Aburto Martínez, quien luego fue sentenciado por el crimen.

Desde ese 23 de marzo de 1994, cuando ocurrió el atentado, el joven se convirtió en el magnicida más conocido de México.

Pero también, paradójicamente, se volvió también uno de los personajes más enigmáticos y desconocidos.

Paciente psiquiátrico

En más de 23 años, solamente 7 personas ajenas al sistema de prisiones y de justicia de México han visto al inculpado.

La periodista Laura Sánchez Ley, autora del libro “Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo”, dice que el aislamiento es una de las razones centrales del misterio en torno al personaje.

Y es que en su investigación encontró que el perfil del encarcelado es distinto al que las autoridades presentaron desde 1994.

Por ejemplo, uno de los datos poco conocidos y que ahora se revelan es la personalidad del individuo.

En el expediente del juicio le realizaron 3 estudios psicológicos con resultados distintos:

En el primero le diagnosticaron rasgos narcicistas, conductas antisociales y poca tolerancia a la frustración.

El segundo estudio lo define con personalidad paranoide y sociopática.

Y el tercero se le encontró una personalidad borderline, es decir, se trata de un paciente psiquiátrico con emociones turbulentas que a veces tiene acciones impulsivas.

Sin embargo, en su investigación la periodista Sánchez Ley encontró a un personaje distinto.

“Nos lo pintaron como un asesino solitario, un desquiciado, ignorante, una persona con personalidad alterna, con ataques”, le cuenta a BBC Mundo.

“Pero estos años me di cuenta, con base en muchos reportes oficiales, con sus abogados y gente que estuvo con él en prisión, que es un hombre sumamente inteligente. Ha leído más de 1.000 libros”.

En uno de los estudios para definir el perfil psicológico de Aburto se establece, por ejemplo, que una las razones de su tendencia a ser violento es su madre.

Una mujer que, señala el documento, “caminaba con faldas cortas, se pintaba el pelo de rojo, se preocupaba más por su arreglo personal que por su familia”.

Admirador de “Gabo”

Otro de los puntos desconocidos sobre el magnicida es su admiración por el escritor Gabriel García Márquez, de quien ha leído varios libros.

Para el detenido fue una manera de justificar su mala ortografía, señala la periodista. Así lo cuenta en una carta enviada a su hermano Rubén:

“En cuanto a las faltas de ortografía no quisiera corregirlas por ahora. Me imagino que Gabriel García Márquez se ha de sentir dichoso de tener una secretaria que le ayude a corregir sus faltillas de ortografía”.

“Pero yo ni siquiera tengo para pagar a una secretaria, me conformaría con tener dinero para comprarme una golosina, además de que no puedo compararme con él”.

Durante varios años Mario Aburto asistió a un club de cine que existe en la cárcel del Altiplano, hasta que vio la película “En el nombre del padre”, protagonizada por Daniel Day Lewis.

El filme cuenta la historia de un joven acusado de cometer un ataque terrorista, e incluso se le obliga a firmar una confesión. Después de 15 años en prisión es liberado.

Aburto, dice Laura Sánchez, se sintió identificado. “Lloró mucho, mucho después de verla”. Desde entonces se olvidó del cine.

“No sé si mi hijo está vivo”

Aburto Martínez siempre ha dicho que es “un chivo expiatorio”, y que fue otra persona la que disparó contra el candidato Colosio.

De hecho, en la primera parte de la investigación, 4 personas más fueron detenidas por supuestamente agredir al candidato.

Meses después se comprobó que la hipótesis era falsa.

El misterio se alimenta porque el magnicida ha estado prácticamente aislado desde hace 23 años, en una celda de 6 metros cuadrados.

Su familia perdió todo contacto desde 2013, cuando se interrumpieron las llamadas telefónicas con él, actualmente encarcelado en la prisión de Huimanguillo, Tabasco, en el sureste de México.

“Han pasado más de 20 años y nunca hemos visto a Mario Aburto, y su familia tiene el mismo tiempo que lleva encarcelado sin verlo”, dice Laura Sánchez.

“El padre de Mario me dijo: yo no sé si mi hijo está vivo, hablaba con una persona una vez al año pero desde 2013 no sabemos qué pasó con él”.

La familia del magnicida abandonó México días después del crimen, y hace unos años obtuvo asilo político en Estados Unidos, donde reside.

Se fueron por consejo de Aburto, quien desde el principio y en todas las comunicaciones que sostuvo con ellos les dijo que podrían ser asesinados.

Es otro de los temas poco conocidos del caso. El magnicida ha denunciado maltratos, abusos y torturas en sus años de reclusión.

Sánchez cuenta, por ejemplo, que su vista está deteriorada pero no ha recibido los lentes que solicitó desde hace tiempo.

También está enfermo. “Veinte años encorvado, cruzado de piernas sobre la misma cama de metal, lo han atrofiado: dorsalgia postural, esguince de primer grado de tobillo derecho, dolor en el dorso del pie derecho, artritis”, señala el libro de la periodista.

También ha padecido “caries, colitis parasitaria, dispepsia, náuseas, ardor, enterocolitis, estreñimiento, gastritis exógena, gastroenteritis parasitaria, síndrome diarreico”.

Cabos sueltos

Uno de los temas que el libro no revela –ni tampoco lo hicieron las 4 investigaciones sobre el caso- es la razón de asesinar al candidato Colosio, quien según las encuestas de la época muy probablemente habría sido elegido presidente de México.

Las autoridades dicen que fue la decisión de un asesino solitario con problemas psicológicos.

Aburto insiste en que no fue él, que lo utilizaron para encubrir al verdadero asesino.

Pero desde el 23 de marzo de 1994 han sido asesinadas 15 personas vinculadas al caso, entre ellas el primer policía que interrogó a Mario Aburto.

También la persona a quien el detenido acusó de ser el verdadero asesino, un joven casi idéntico a él quien murió meses después del magnicidio.

Mientras, entre muchos mexicanos prevalece la duda sobre el responsable del magnicidio de 1994. ¿Fue Aburto?

“Después de tres años de investigación, sí creo que Mario accionó esa arma. Pero no fue el único”, remata la periodista Laura Sánchez Ley.

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