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La batalla del Tepeyac en Tlapa, Guerrero

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Al menos una persona muerta y decenas de heridos entre policías y colonos dejó una batalla por el rescate de una veintena de policías federales retenidos.

Una operación federal detectó a un grupo de encapuchados a quienes se les adjudicó el incendio de una camioneta particular a dos calles del centro de Tlapa.

El seguimiento a esa célula llevó a los federales a un nido del Movimiento Popular Guerrerense (MPG), opositor a las elecciones y una organización activa desde la desaparición de 43 normalistas en Iguala.

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Los uniformados se llevaron a seis presuntos profesores a quienes les encontraron material explosivo en sus domicilios y fueron vinculados con el incendio del vehículo.

Testimonios coinciden en que los uniformados arribaron a la Colonia El Tepeyac poco antes de las 15:00 horas para incursionar en varios domicilios donde ya habían detectado la operación de boicot.

Ingresaron hasta el corazón de la colonia, donde vecinos observaron las detenciones, presuntamente arbitrarias.

“Sin orden de aprehensión, así entraron como pinches burros abusivos y sacaron a los maestros de sus habitaciones”, acusó una vecina de la zona, donde también se asienta la sede de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).

Otra versión vecinal indica que los maestros fueron sorprendidos cuando fueron a visitar a dos personas heridas en la trifulca del viernes entre el MPG y un presunto grupo de choque organizado por partidos políticos.

En tanto, otros federales detectaron dos camionetas en posesión del MPG, las cuales fueron remolcadas en dos grúas.

Pero los pobladores pusieron el ojo en esa veintena de federales.

Replicaron las campanas y el pueblo salió en apoyo de los colonos y de los integrantes del MPG.

Los federales eran la moneda de cambio para que soltaran a sus detenidos.

De las casas cientos de familias salieron con tubos, palos, piedras, cadenas y cohetones.

***

Juan Salmerón se convirtió en el vocero de los colonos.

Al lugar arribaron 200 federales para sacar a sus compañeros.

La gente rodeó a los agentes con palos y machetes.

Salmerón quiso negociar con un mando a los 20 federales retenidos por los 6 profesores capturados.

“No puedo hacer eso, no esta en mis manos”, dijo el mando.

La negociación se atoró y la turba comenzó a replegar a los federales a punta de machetes y con rocas en la mano.

Los federales argumentaron que los detenidos estaban ligados al incendio de una camioneta particular a dos calles del centro, que tensó la elección.

“Estas pendejo, nosotros somos maestros y no tenemos nada que ver en lo que dices”, se oyó en la multitud.

Los federales poco a poco fueron cediendo terreno y alejando de sus compañeros retenidos.

Finalmente fueron arrinconados y ahí los mantuvieron a raya.

***

Los federales retenidos fueron llevados a la parroquia.

Ahí fueron desarmados. Ya eran las seis de la tarde y otro puñado de gente quería golpearlos.

Salmerón ya no podía con la negociación. Por más calma que pedía, los colonos exigían sacar a los federales para desnudarlos y quemarlos.

Los federales rezaron.

Otros pedían calma y llamaban a la reactivación de la negociación.

Los federales que estaban replegados esperaron que anocheciera para ingresar a la colonia, saturada de barricadas con hombres armados con palos y rocas.

En la colonia se desactivó la energía eléctrica y los agentes antimotines avanzaron con gases lacrimógenos por delante.

Los proyectiles del gas lacrimógeno golpearon a los colonos que aventaron piedras , botellas y palos a los federales.

Los agentes alcanzaron a los vecinos y los golpearon con sus toletes hasta descalabrarlos.

Ese momento fue aprovechado por los federales retenidos para escapar.

De la iglesia se escuchó una detonación y un hombre de camisa blanca cayó inerte.

Sus compañeros lo dieron por muerto por bala.

“Hijos de la chingada ya nos mataron a uno, nos mataron a uno”, gritaron.

La cacería de brujas dio inicio en medio de las penumbras.

Los rocazos no dejaron de ser lanzados, de ambos bandos.

“Escape, vámonos, o nos rodean otra vez estos cabrones, fuga, fuga”, gritó un mando de la federal.

Los uniformados se retiraron en medio de otra lluvia de piedras.

Los colonos incendiaron tres patrullas de la PF y lesionaron a varios de los agentes con bombas molotov.

Pero hasta el cierre de la edición, los vecinos de la Tepeyac no sabia el número exacto de lesionados y detenidos.

La Colonia se quedó en medio de la oscuridad.

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