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‘Está más grande el avión que mi casa’: la adolescente maya que viajó con el mandatario mexicano

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Fátima Chay Ché, la adolescente maya que fue invitada por el Presidente Enrique Peña Nieto a conocer la Ciudad de México el pasado martes en la Casa del Niño Indígena “Cecilio Chi”, aún sigue impresionada por lo que vivió en la semana.

La menor fue acompañada en su aventura por su mejor amiga, Layxa Estefani Canul Canul y la directora del albergue, María Leticia Cuevas Ojeda.

Ahora, en su modesta vivienda de ocho metros de frente por 20 de fondo y localizada a cuadra y media del parque principal, describe cómo ese viaje inesperado la motivó en sus planes.

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“Tenía yo mucho miedo”, confiesa al relatar el momento en que abordó, primero un helicóptero para trasladarse de Maxcanú, Yucatán, al aeropuerto, donde transbordaron para subirse al avión presidencial, hecho que no puede presumir ningún otro de los casi siete mil habitantes de su municipio que colinda al sur con el estado de Campeche.

“Como nunca me había subido, no sabía qué iba a sentir”, acepta sentada en la estancia de su casa, a la que regresó la tarde del viernes.

Sorprendida por las comodidades que apreció en el interior del avión presidencial TP-01 “José María Morelos”, Fátima describe entre la pena y el asombro: “Está más grande el avión que mi casa... está más más grande que mi casa”.

“De hecho mi terreno está chiquito, no tengo patio, sólo esto (dos pequeños cuartos y una cocina)”, abunda, con cierta resignación.

Mientras intenta trazar en el aire las alas del gigante Boeing 787-8, remarca que ni siquiera éstas cabrían en todo el predio que alberga su domicilio.

Fátima, convertida en estos días en “princesa maya” por sus amigos y conocidos, reconoce que le hubiera gustado llevar a los 91 alumnos del albergue de Maxcanú, quienes, asegura, hubieran alcanzado cupo en el avión presidencial sin ningún problema.

Al recapitular su paso por la Ciudad de México, recuerda con emoción su sobrevuelo sobre los puntos emblemáticos de la capital del país, su estancia en Los Pinos y el trato gentil que recibió por todos lados, así como su recorrido por el Museo Nacional de Antropología y el Castillo de Chapultepec, y agrega que nunca había salido de Yucatán.

El cambio

Fátima asegura que ya no es la misma desde ese día.

Familiares, amigos y habitantes de Opichén le dispensan trato de predilección, casi de heroína, por la hazaña haber viajado con el mandatario y visitado la Residencia Oficial de Los Pinos y otros sitios “famosos” de la Ciudad de México.

“Por eso yo digo que había cambiado mi vida, porque yo nunca había pensado en conocer esos lugares”.

Recuerda muy especialmente su plática con el Presidente de la República, y destaca de él un par de consejos que le dio: “lucha por lo que quieres y que todo se puede cuando uno quiere”.

Menciona que sus padres, Irene Ché Chan e Ismael Chay Tuz; sus dos hermanos, abuelos y tíos, así como conocidos y residentes de la comunidad, le han expresado su apoyo e impulso.

“Me dicen que es el comienzo, empezar mis sueños y luchar por lo que yo quiero, pero tengo que terminar de estudiar (último semestre de bachillerato) y buscar trabajo”.

Entre sus preocupaciones ahora está el conseguir beca para estudiar ingeniería civil en la Universidad Autónoma de Yucatán, su siguiente objetivo.

En su agradecimiento a las autoridades federales, en particular a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), sumó la de su compañera de aventura Layxa Canul, quien vive en la comisaría de Santo Domingo, a 25 kilómetros al poniente de Opichén, y la de la directora del centro escolar indígena, Leticia Cuevas, habitante de Santa María Akú, en el municipio de Halachó.

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