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El relato de un exdrogadicto y su batalla por sobrevivir

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En Chihuahua Jesús creció en el apogeo de la violencia y el consumo de drogas.

Jesús comenzó a consumir alcohol a los 13 años y después diferentes drogas. Su escolaridad se truncó.

Pero se enganchó en el crystal, compuesto por metanfetamina, considerada una de las drogas más adictivas.

Primero comenzó con una dosis, mientras laboraba en una obra como ayudante de albañil. Su familia lo consideró un “joven trabajador” y al principio no sospechó que se drogaba.

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El joven fue reclutado por una célula para vender droga al menudeo. Sin embargo, al mismo tiempo incrementó las dosis diarias para su consumo.

“Mi consumo eran 15 dosis al día, cada una me costaba cien pesos, hice cosas vergonzosas que son difíciles de explicar, me comencé a quedar en la calle, siempre me sentía inseguro y llegué a pensar que no iba a despertar por tanta droga, luego me sentía decepcionado por todo lo que hacía”, indicó el joven, con voz pausada.

Durante seis años Jesús consumió droga.

El joven fue detenido por las autoridades a los 19 años de edad por la posesión y venta de crystal, pero se le dio otra oportunidad.

A Jesús se le propuso un programa de rehabilitación mediante el Tribunal de Tratamiento de Adicciones.

Ahora cumplió ocho meses sin probar la droga, trabaja como cocinero y su proyecto es estudiar una carrera de gastronomía para ser Chef.

“Cocino bien, hasta sé hacer una paella”, presumió.

Para evitar ser consignado, Jesús se acogió a la primera base de su tratamiento, que implicó tres meses, fue la desintoxicación y un asumir de manera consciente que era un enfermo.

“Me enseñaron a perdonar, a perdonarme, ahora me están echando la mano para poder incorporarme a la sociedad, en la rehabilitación se la pasa uno tranquilo, te sientes seguro, te sientes en una familia, se me enseñó eso, ahí te perdonan todo lo que hayas hecho y aprendes a ser una persona y a entender droga no lo es todo en la vida”, comentó Jesús en entrevista.

El joven reconoce que aún libra una batalla con él mismo para evitar recaer, y también ya vive con sus padres.

“Estoy en el proceso de mejorar la relación con la familia , se perdió la confianza, muchas cosas se perdieron, estoy luchando otra vez para ganarme la confianza, es difícil eso también”.

Jesús está bajo la supervisión judicial, una fase que se prolonga por seis meses.

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