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Finalizó la segunda ronda de negociaciones por el NAFTA, con las mayores cuestiones aún por resolver

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Representantes de los Estados Unidos, México y Canadá declararon “un progreso” pero no revelaron ningún avance en la conclusión, este martes, de una segunda ronda de conversaciones para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés).

Una serie de temas polémicos todavía quedan por resolverse, entre ellos el deseo de Washington de ampliar el uso de materiales fabricados en los EE.UU. en automóviles y otros productos, desacuerdos acerca de los mecanismos para resolver las disputas comerciales y si se deben tomar medidas para aumentar los salarios de los trabajadores mexicanos.

El futuro de NAFTA se ha convertido en un fuerte factor irritante en las relaciones entre los EE.UU. y México. El presidente Trump ha embestido repetidamente contra el trato, calificándolo como un asesino de empleos para los EE.UU. y amenazando con retirarse de éste. El acuerdo, en vigor hace 23 años, está siendo ahora renegociado a pedido de Washington, que busca reducir su déficit comercial anual de más de $60,000 millones de dólares con México.

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Se espera que las conversaciones duren por lo menos hasta finales de este año, y los puntos de encuentro girarán entre los tres países. La recién concluida sesión de cinco días, en Ciudad de México, siguió a una ronda inicial en Washington, el mes pasado.

“Debemos tener un acuerdo comercial que beneficie a todos los estadounidenses y no sólo a algunos a expensas de otros”, afirmó este martes Robert Lighthizer, representante de Comercio de los EE.UU., en una conferencia de prensa con funcionarios mexicanos y canadienses. “Tengo la esperanza de que podamos llegar a un acuerdo que ayude a los trabajadores, agricultores y ganaderos estadounidenses, al mismo tiempo que eleve la calidad de vida de los trabajadores en México y Canadá”.

Los salarios comparativamente bajos de México son un gran atractivo para los EE.UU. y otras corporaciones internacionales. Los esfuerzos de activistas laborales y otros para lograr sueldos más altos para los obreros mexicanos como parte del reestructurado NAFTA han generado oposición por parte de las empresas.

Las disposiciones para aumentar los salarios en México -algo que, según Lighthizer, la administración Trump favorece- teóricamente daría a las firmas estadounidenses menos incentivos para reubicar sus plantas de manufactura al sur de la frontera.

Las conversaciones iniciales se centraron en temas sobre los cuales existe un amplio acuerdo, resaltó Ildefonso Guajardo, secretario económico de México y negociador líder de ese país para NAFTA.

El tratado entró en vigor en 1994; eliminó aranceles y otras restricciones comerciales entre las tres naciones y creó una de las mayores zonas de libre comercio en el mundo. El pacto rige gran parte del comercio anual, de más de un billón de dólares, entre los tres países.

Trump ha repetidamente calificado el acuerdo comercial como un “desastre” para los trabajadores estadounidenses, e hizo de la reforma o la finalización del tratado una promesa fundamental de su campaña presidencial. Sus amenazas para dar por finalizado el NAFTA encendieron la alarma en México, que envía casi el 80% de sus exportaciones a este país.

La perspectiva de la desaparición del tratado también ha generado profundas preocupaciones en la agricultura estadounidense, el sector automotriz y otras industrias que se beneficiaron con el acuerdo. Algunos estados agrícolas del país dependen en gran medida de sus exportaciones a México.

“Se lograron importantes progresos en muchas áreas y las partes esperan lograr más en las semanas venideras”, declararon funcionarios de las tres naciones en un comunicado dado a conocer el martes, al finalizar su reunión. Una tercera ronda de conversaciones está programada en Ottawa, entre el 23 y 27 de septiembre.

Las charlas procedieron mientras que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se encontraba de viaje en China, en busca de mejores relaciones comerciales con Asia. La preocupación por el futuro del NAFTA llevó a México a intentar diversificar su economía de exportaciones e impulsar el comercio con Asia, América del Sur y Europa.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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