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John Ackerman: Cuando tener elecciones no significa que exista la democracia

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A pesar de la corrupción, la represión, la desigualdad y la complicidad estadounidense; John Ackerman, periodista naturalizado mexicano, advierte que hay esperanza en México.

El también profesor de la UNAM, nacido en Filadelfia, llegó la semana pasada a tres escenarios en Los Ángeles donde recalcó que nunca hubo una transición democrática con la llegada del Partido de Acción Nacional (PAN) en las elecciones del 2000; y que lo que se está viviendo es el resultado del Neoliberalismo Autoritario que inició en 1946.

En un estilo muy peculiar desde un salón en el Colegio de Pomona, el viernes, 4 de diciembre, al medio día y frente a unos 100 jóvenes, activistas e inmigrantes, Ackerman levantó la voz, en inglés y en español, y de repente sus manos se extendían para ayudarlo a explicar que los procesos electorales en México, no significan democracia.

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“La oposición puede ganar en unas elecciones en México y podemos ver las elecciones del 2000, pero hasta que punto Fox y Calderón significaron un verdadero cambio para el país”, cuestiona.

Ackerman es uno de los periodistas más respetados en México, no solo por su profundo conocimiento sobre la política de ese país, sino por su apasionamiento y entrega que parece dejar en cada artículo y en cada plática que realiza acerca de la nación que adoptó como suya.

Para el analista, la transición del 2000 fue fallida, pues más bien fue un acuerdo entre el partido en el poder PRI (Partido Revolucionario Institucional) con el PAN, donde se mantuvieron un gran número de funcionarios priistas; además de fortalecer un sistema que nunca se fue, pero que sí se consolidó con su regreso a Los Pinos, en el 2012.

Incluso, asegura que lejos de mejorar en ese proceso, el país se hundió en una violencia nunca antes vista a consecuencia de la guerra contra el narcotráfico decretada por el presidente Calderón en el 2006 y que hasta la fecha ha dejado a unos 150 mil desaparecidos o asesinados sin que el más mínimo número de casos se haya resuelto.

Enseguida enumera algunos de los incidentes que se mantienen vigentes y sin resolver como los 15 candidatos ejecutados en las últimas elecciones en diferentes entidades en el país; los 43 estudiantes desaparecidos, que se dice fueron quemados vivos; el caso de Nestora Salgado, una inmigrante que al regresar a su pueblo, en Guerrero, es detenida y desde el 2013 permanece encarcelada.

Ackerman nos recordó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad de Javier Sicilia en el 2011, el movimiento #Yosoy132, en el 2012; las protestas de los maestros en el 2013 y la represión que hubo el 20 de noviembre del 2014, cuando se realizaron protestas a nivel mundial, pero en México, 11 estudiantes fueron arrestados por las autoridades y acusados de terrorismo y crimen organizado.

A todo esto, el gobierno estadounidense no ha dicho nada, subraya. Y sigue sin reaccionar o acusar al gobierno mexicano de violar los derechos humanos de sus residentes como lo hace con Cuba o Venezuela, donde los movimientos sociales y la violencia generada ha sido mucho menor, pero que han valido pronunciamientos desde la Casa Blanca.

A consecuencia de toda está política que se ha vivido en los últimos años, actualmente, México se encuentra al fondo de la lista del nivel de satisfacción de su población de toda Latinoamérica, con un 19%; en otras palabras, ocho de cada 10 mexicanos está consciente que el gobierno no trabaja para el pueblo; incluso con niveles muy por debajo de Venezuela y Cuba.

“Cómo explicas esto, cuando México es democracia y Venezuela una dictadura”, recalca.

Neoliberalismo Autoritario

Sin embargo, para el periodista nada de esto es obra de la casualidad y el hecho de que actualmente México viva en la cresta de la corrupción y violencia sin que se pueda visualizarse la renuncia de los altos jerarcas que la dirigen tiene sus raíces desde 1946, fecha en que se oficializa el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el “Charrismo” Sindical, el monopolio de Televisa, el Neoliberalismo Autoritario y el nuevo nivel de corrupción económico y político que hasta la fecha prevalece.

Esto permitió que el partido en el poder se haya podido mantener por más de 70 años, agrega, y aunque poco a poco fue perdiendo algunas gubernaturas, cuando fue necesario negocio con la derecha (PAN) para mantenerse. Este fue el caso de 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) vence a Salinas de Gortari (PRI), pero el PAN se alinea con el PRI y le permite su permanencia en el poder.

El periodista explica que desde 1929 ha habido elecciones en México cada seis años, pero en ocho estados el PRI no ha perdido el poder desde entonces, calificando a sus exgobernadores como “Bebesaurios”, mismos que ahora son los que están dirigiendo las riendas del país; tal es el caso de Enrique Peña Nieto, exgobernador del Estado de México; Miguel Osorio Chong, exgobernador de Hidalgo y Pedro Joaquín Coldwell, exgobernador de Quintana Roo.

“Esos gobernadores feudales que han controlado con mano de hierro y con gran corrupción a sus estados son el sector más atrasado del PRI, y son quienes ahora nos dirigen”, expresa Ackerman, quien inmediatamente pone de ejemplo al estado de Veracruz, donde ha habido una gran represión contra los medios de comunicación, asesinando a casi 15 periodistas en los últimos cuatro años.

Una fuerza de 160 millones de mexicanos

Sin embargo, el periodista que semanalmente publica sus columnas en Proceso y la Jornada; y periódicamente en Los Angeles Times y el New York Times, enfatiza que hay esperanza en la juventud, en las nuevas generaciones y en los movimientos de resistencia que han logrado mantenerse y de seguir organizándose, en el 2018 podrían generar un cambio.

Pero consideró muy importante el apoyo de los mexicanos en el exterior, que de alguna u otra forma siguen con un pie en México y sus familias afectadas por la corrupción del gobierno. Ackerman, lejos de ver dos países, ve una región del norte de América donde 120 millones en México y otros 40 millones de inmigrantes y ciudadanos de ascendencia mexicana representan un poder incalculable que no puede ser ignorado.

Es por eso que aunque el sistema político sigue prevaleciendo en la nación, la ventaja es que el pueblo está consciente y está despierto, lo que le permite ser optimista para las próximas elecciones del 2018.

“Desde 1934, cada seis años hay elecciones. El PRI se ha impuesto, pero en el proceso la conciencia del pueblo se ha elevado; aunque ahora sabemos que el hecho de tener elecciones no significa que hay democracia”, expresó.

Al final de la conferencia, Ackerman firmó su libro “El Mito de la Transición Democrática’ y anunció que muy pronto saldrá en inglés. Luego de platicar en forma más personalizada con los jóvenes y activistas, el periodista fue llevado a San Bernardino, donde daría su segunda plática.

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