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‘Estoy aquí por temor, el temor de vivir en mi país’

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El miedo es lo que impulsó a un grupo de 43 personas procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador a emprender el largo y peligroso viaje desde su lugar de origen, atravesar todo México, llegar a la frontera Tijuana-San Diego y entregarse a las autoridades migratorias estadounidenses para solicitarles asilo político.

Edwin Alexander, un migrante salvadoreño de apenas 14 años lo resume todo en unas cuantas palabras. “Es el temor de no poder hacer nada, estar oprimido por las pandillas es eso lo que nos ha empujado a las personas que estamos aquí, el temor a regresar. A mí me han amenazado, han amenazado a mi mamá, por eso estamos aquí y peleamos por el derecho a solicitar asilo político”.

Edwin Alexander huyó del Salvador porque no quiso formar parte de las pandillas que controlan la venta de drogas y el tráfico de armas en ese país. Entró a México por Chiapas y le llevó poco más de un mes llegar hasta la ciudad de Tijuana en compañía de un grupo de migrantes centroamericanos que llegaron hasta esta frontera acompañados por activistas estadounidenses de la organización civil Pueblo Sin Fronteras.

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A pesar de estar conscientes de que su solicitud puede ser negada, decidieron correr el riesgo debido a las condiciones de inseguridad que se vive en algunos países de centroamericanos, como El Salvador y Guatemala.

Verónica Aguilar se despide de su pareja con un beso y lágrimas en los ojos. Ella intentará cruzar a Estados Unidos. El se quedará en Tijuana un tiempo. Minutos antes de cruzar la frontera dice que es imposible vivir allá (se refiere a su país), asegura que si le niegan el asilo y la deportan a su país, seria casi una sentencia de muerte. “No puedo vivir en mi país, fui amenazada, yo no me puedo permitir regresar, mi vida corre peligro”

Pero llegar hasta este punto no fue fácil, atravesar México a bordo de “LaBestia”, evadiendo delincuentes y poniéndose en riesgo, es toda una odisea, sobre todo cuando se viaja con niños como el caso de María Leticia Rubio quien dejó Honduras llevándose sólo un poco de ropa, algo de efectivo y a sus tres hijos.

“Fue una experiencia muy dura la que vivimos en ese camino tan difícil, tan sorprendente, aterrorizante porque nunca había subido en un tren no había expuesto a mis hijos a tanto peligro, llevar a uno solo pudiera ser fácil pero llevando a los tres la preocupación se multiplica”

En total fueron 43 migrantes centroamericanos los que se entregaron a las autoridades de Estados Unidos en el puerto fronterizo del Chaparral para solicitar ser aceptados bajo el esquema de asilo político, sin embargo el entregarse de esta forma no garantiza que les será otorgado y se anticipa que la mayoría de ellos podrían pasar varios meses en algún centro de detención confirmó la abogada Nicolle Ramos de la organización Al Otro Lado, quienes estuvieron brindando asesoría legal a la caravana migrante.

“Los solicitantes de asilo van estar detenidos en centros de detención, intentarán romper su espíritu, serán lugares muy fríos, con poco agua y poca comida, las familias serán mandadas a centros en Texas o Pensilvania y los adultos lo mas seguro es que los coloquen en algún centro de detención de California”.

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