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Del éxtasis a la muerte; el triste final de una modelo colombiana en México

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Si algo caracterizaba a Stephanie, afirman quienes la conocieron, era su perseverancia.

Bajó 5 kilos para participar en el casting que la trajo a México y, aunque le avergonzaba, utilizó frenillos hasta quedar satisfecha con su sonrisa. Así era “Nany”, como le decían.

“Era una persona muy linda, a veces ingenua; era muy perseverante”, recuerda una amiga que pidió omitir su nombre.

“Sí, tenía una deuda económica con la agencia, pero ella decía que trabajaría lo más que pudiera para cubrirla, así era, cuando se le metía algo en la cabeza...”.

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Stephanie Magón Ramírez nació en Cali, Colombia, y arribó a México en abril para trabajar en la agencia de modelaje New Icon. Si las cosas salían bien, su siguiente destino sería Los Ángeles.

Sin embargo, de acuerdo al expediente FBJ/BJ-2/UI-3CD/3484/07-2016, la madrugada del 30 de julio se precipitó de la azotea del edificio donde vivía, en la Nápoles, luego de estar en un antro del Centro, donde consumió éxtasis.

Los peritajes de la PGJ, asentados en la carpeta a la que REFORMA tuvo acceso, revelan que la droga le provocó un estado de fervor que la llevó a desnudarse, subir a la azotea bailar y brincar.

Además, el edificio presenta una inclinación hacia la calle, lo que influyó en cómo se precipitó la joven al perder el equilibrio.

Con ello, la indagatoria concluye que la muerte de la colombiana de 23 años no fue suicidio ni homicidio... sino un fatal accidente.

La tragedia se gestó horas antes en el Foro Normandie, un antro al que Stephanie fue invitada para hacer “imagen”, es decir, estar en el lugar como una presencia atractiva.

Videos revelan que llegó al lugar a las 00:40 horas, con un hombre y una mujer. Entre la 1:47 y las 4:00 horas estuvo platicando con diferentes personas, con ninguna más de 20 minutos.

A las 4:29 caminó hacia los baños. Lo hizo de forma errática y un muchacho de barba la acompañó. La esperó unos minutos y se marchó.

A las 4:43, la encargada de los sanitarios habló con el gerente y éste le pidió a Stephanie que se retirara, pues estaba sin ropa y desvariando. “Tengo mucho calor”, repetía.

Hasta que Daniela --una desconocida- se hizo cargo de ella, Stephanie dejó que la vistieran y salió del baño.

Iba descalza y con sus zapatillas en la mano. Tras encontrar a la pareja con la que había arribado, Daniela la dejó con ellos y se fue.

A las 4:49 horas, Stephanie y la pareja salieron del antro y más tarde tomaron un taxi. A las 6:02, el hombre la dejó en su habitación de azotea y se fue con la mujer en el taxi.

La mayoría de los ocupantes del edificio son modelos y un mes antes pidieron al dueño permiso para acceder a la azotea y asolearse.

Entre todos compraron una escalera y por ésta esa subió Stephanie, volvió a quitarse la ropa y minutos después se precipitó hacia la muerte.

Su cadáver solo presentaba rasguños en un glúteo, hechos por las ramas del árbol que se alza hasta la azotea. Tenía desviación de la mandíbula y desprendimiento de un diente, pues cayó de frente.

Sus senos y abdomen tenían marcas del asfalto, pero no había signos de lucha ni lesiones producidas por objetos.

Quedó en posición semifetal debido a que, perseverante como era, intentó reincorporarse, pero no lo logró.

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