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Herencia cultural y poco entendimiento social inciden en depresión juvenil

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EFE

Hace un año, Monserrat fue diagnosticada con depresión y ansiedad crónica luego de vivir una crisis emocional tras el divorcio de sus padres y una relación sentimental tóxica.

La estudiante de 22 años es una de las tantas adolescentes que sufren este tipo de padecimientos que “son un problema de herencia cultural y poco entendimiento social”, dijo a Efe el doctor José Ignacio Rendón.

Rendón, jefe de salud mental del Hospital de Pediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, argumentó que como Monserrat, muchas personas sufren enfermedades mentales en la adolescencia, un periodo en el que se produce el desarrollo mental (que abarca de los 12 a los 28 años).

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Sin embargo, hay una falta de conciencia de ello, pues “las políticas y la herencia cultural” presionan a los jóvenes para pensar como adultos a partir de los 18 años.

El doctor aseguró que a la sociedad se le dificulta entender esta problemática “y ante ello, el adolescente genera la psicopatología”.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se calcula que el 20 % de los adolescentes de todo el mundo tiene problemas mentales o de comportamiento.

El principal de ellos es la depresión, y el suicidio es una de las tres causas principales de mortalidad entre las personas de 15 a 35 años.

Monserrat, quien por sus estudios tuvo que salir de la casa de su familia, comentó que a sus 16 años sus padres se divorciaron y poco tiempo después tuvo una relación sentimental “tóxica”, lo que, en conjunto, detonó la depresión y posteriormente la ansiedad.

“Empecé a cambiar mucho mi conducta, mi forma de vestir y la forma en la que me dirigía a las personas. Era una persona que por cualquier cosa explotaba, muy problemática”, dijo.

Para el doctor Rendón, la emergencia de psicopatologías ocurre con mayor intensidad entre los 14 y 16 años, pero los adultos suelen confundir las manifestaciones de una enfermedad mental con las conductas naturales de la adolescencia.

Antes de que Monserrat iniciara el tratamiento psiquiátrico y psicológico que hoy lleva, su ingesta alcohólica y de tabaco era alta y de manera impulsiva.

“Cuando tenía ataques de ansiedad me podía terminar una cajetilla de cigarros”, aseguró.

Fue uno de sus hermanos mayores quien detectó que las actitudes de su hermana no eran propias de una conducta adolescente sana, porque su comportamiento afectaba su rendimiento personal y sus relaciones sociales.

“Estuve como un año viviendo en automático, lo único que hacía era despertar, ir a la escuela, comer, dormir, despertar, hacer la tarea, dormir, cenar y volver a dormir”, afirmó Monserrat.

El doctor Rendón hizo hincapié en que el acompañamiento adulto, principalmente de los padres de familia, es necesario para el desarrollo de una buena salud mental en los adolescentes.

“El proceso de adaptación de los adolescentes ante ese entorno con adversidades nos va a dar una conducta armónica, pero hay que estar atentos. Se requiere el acompañamiento de personas físicas que sean significativamente afectivas para ellos”, defendió.

El especialista apuntó que la exigencia laboral y la presión socioeconómica hacia los padres de familia los ha alejado de sus hijos adolescentes, incluso desde la infancia, lo que evita que estén con ellos ante cualquier problema.

“Si nos ha costado mucho trabajo entender la infancia, obviamente la adolescencia está anulada. Debemos tener políticas que soporten ese proceso de exigencia”, acotó.

El documento “La salud mental del adolescente: un desafío urgente para la investigación y la inversión”, publicado por Unicef, trata de explicar los motivos que llevan a estos trastornos mentales en esta etapa de la vida.

El escrito hace referencia a la ruptura de las estructuras familiares, al aumento del desempleo entre los jóvenes y las poco realistas aspiraciones educativas y profesionales que las familias tienen para sus hijos.

Rendón agregó que la forma en cómo socialmente se percibe la adolescencia, así como sus psicopatologías, no es un problema exclusivo de México: “En el mundo no se ha logrado esa intencionalidad honesta y auténtica del acompañamiento que requiere el pensamiento adolescente”.

Concluyó que “si hay una etapa del ser humano que exige autenticidad y honestidad de los otros adultos” es la adolescencia.

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