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El estadio Azul dice adiós tras perder partido contra tiempo y negocios

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EFE

El estadio Azul, casa del equipo Cruz Azul, perdió el partido contra el tiempo y los negocios y tras siete décadas de historia en el deporte mexicano vivirá sus últimos partidos el sábado y el domingo, cerrará y en un corto plazo será demolido para dar paso a un centro comercial.

Antes de su aparición, la liga mexicana de fútbol se jugaba en estadios con tribunas de madera, como los de los equipos España y Necaxa y el mismo Parque Asturias, el más importante de su época, pero la llegada del entonces llamado Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes trajo consigo las tribunas de concreto.

En ese complejo deportivo, que no llegó a concretarse, el estadio fue el punto clave y al mismo tiempo se levantó a su lado la taurina Plaza México.

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Ambos inmuebles son ‘sobrevivientes’ de aquella Ciudad de los Deportes, nombre actual de la colonia (localidad) que los alberga.

La idea del complejo deportivo fue concebida por el empresario yucateco y de origen libanés Neguib Simón a mediados de los años 40 del siglo pasado.

Recordando al poeta y dramaturgo Lope de Vega en el final de su pieza “Pobre barquilla mía” que dice: “Viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra”, la modernidad le dará paso a la demolición de una joya arquitectónica de 72 años, para darle paso a un centro comercial, uno más en esta capital.

“La Plaza México quedará ‘viuda’. Dentro de ese proyecto de una ciudad deportiva que incluía en un principio boliche, frontón y hasta una alberca, quedó finalmente un estadio de fútbol y la plaza de toros”, recordó a Efe el cronista deportivo y taurino Heriberto Murrieta en entrevista.

El estadio es un “bastión del romanticismo deportivo de la Ciudad de México. La ciudad pierde uno de sus patrimonios deportivos y arquitectónicos para dar paso a la modernidad”, lamentó Murrieta, también comentarista de la cadena ESPN.

La familia Cosío, propietaria de los dos inmuebles ubicados a unos metros de la avenida Insurgentes, centro-sur de la ciudad, dejará de percibir una renta de entre 2,5 y 3 millones de dólares al año, estimó Luis Ramón Carazo, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y experto en negocios deportivos.

El especialista reforzó la teoría acerca de que los ingresos por concepto de un nuevo espacio comercial en la Ciudad de México, “no se acercan a los que genera el Estadio Azul”, que abrió sus puertas el 6 de octubre de 1946.

“El estadio tiene, como la Plaza México, un diseño -realizado por el ingeniero mexicano Modesto Rolland- que desde el punto de vista ergonómico es una joya por su comodidad además de su visión perfecta desde cualquier posición”, apuntó Carazo.

La conexión estrecha entre el fútbol y la fiesta brava en la capital mexicana, más allá de la vecindad entre ambos inmuebles se acrecentó cuando se decidió jugar los partidos los domingos al mediodía y un par de horas asistir a los toros.

La soledad que comenzará a experimentar la Plaza México comenzará el domingo cuando el estadio reciba la final de la Liga de Fútbol Americano Profesional, entre los equipos Raptors y Mexicas, en su último acto.

Con su cierre y posterior desaparición, el fútbol en la Ciudad de México quedará limitado a solo dos escenarios: el Estadio Olímpico México 68, casa de los Pumas, y el Estadio Azteca, donde alternarán semana con semana América y Cruz Azul.

Tras el cierre del Parque Asturias, que un día fue quemado por hinchas molestos por una decisión arbitral, la modernidad dio paso al nuevo escenario en el que América jugó de 1947 a 1955 y el Necaxa de 1950 a 1955.

El Atlante, el único que logró ser campeón en su grama, lo hizo su casa en diversas épocas, de 1947 a 1957; de 1983 a 1989, de 1991 a 1996 y del 2000-2002, y el Cruz Azul lo alquiló en 1996 y hasta 2018.

En el inmueble, diseñado para la práctica del fútbol americano, se celebró el primer partido de la NFL fuera de Estados Unidos en 1978 entre los Santos de Nueva Orleans y las Águilas de Philadelphia.

El cambio de siglo en la Ciudad de México ha quedado marcado por la demolición de inmuebles deportivos, el parque de béisbol del Seguro Social y el Toreo de Cuatro Caminos. Dos monumentos al deporte dejaron sus espacios en este tiempo a imponentes plazas comerciales que reciben a diario miles de visitantes.

El estadio Azul se abrió el 6 de octubre de 1946 con partidos de fútbol americano entonces de moda en la capital, que en aquella época tenía poco menos de dos millones de habitantes; actualmente la urbe tiene 20 millones.

Este fin de semana, cuando el Cruz Azul, cuarto equipo con más títulos en el balompié azteca, con ocho, reciba al Morelia en el último partido de fútbol en la historia del estadio, la nostalgia caerá sobre la Ciudad de México, que atestiguará el principio del fin del Estadio Azul.

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