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La historia entre José Alfredo y Alicia Juárez, “sin filtro” en nuevo libro

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Antes de morir, la cantante Alicia Juárez, viuda de José Alfredo Jiménez, quiso contar su historia con el mito de la música mexicana en “Cuando viví contigo”, libro que recoge “sin filtro” las “cosas hermosas” y también las “terribles” que surgieron en la relación.

Escrito por las autoras mexicanas Gabriela Torres y Gina Tovar a partir de horas de conversaciones con Juárez (1949-2017), el volumen es una “cartografía” de lo que vivieron estas dos figuras desde que se conocieron y hasta que “el Rey” falleció en 1973.

“Ella quería que el libro saliera sin filtro, sin nada que ocultarse. A veces nosotras le aconsejábamos que algo no saliera y ella decía ‘va con todo’”, recuerda Torres en una entrevista con Efe.

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La narración de Juárez está plagada de momentos “muy intensos y dramáticos”, porque entre ellos existía un “aro de fuego” por la dinámica del maltrato que había instaurada en la relación.

Por ejemplo, relata cómo fue la primera vez que José Alfredo la golpeó, lo cual supuso un auténtico choque para ella.

“Es palpable, en el primer golpe que recibe de él, que para ella es fortísimo que su amado, su padrino, su héroe, cómo es capaz de siquiera tocarla”, indica Tovar, para quien Juárez aquí refleja lo que ocurrió “de una manera muy dolorosa”.

Su compañera agrega que, pese a esto, ella “nunca quiso parecer una víctima o una mártir”.

José Alfredo empezó a apadrinar a Juárez cuando ella tenía 17 años, y la bautizó con su nombre artístico (el real es Alicia López Palazuelos).

Tovar manifiesta que la cantante “creció con él” y que rechazaba que hubiera sido “engañada”, como algunas personas señalaban haciendo referencia a la diferencia de edad que había entre ambos, de 23 años.

“Pasa de ser una escuincla, como él siempre la llamó, casi niña o muy joven, a ser una escuincla mujer”, que adquirió “luminosidad propia”, aunque quedara un poco a la sombra de José Alfredo.

Este cambio -agrega Tovar- fue ajeno al autor de “Paloma querida”, quien pasó de verla como “una niña con perspectivas muy buenas para ser una cantante” a “darse cuenta de que estaba verdaderamente enamorado” de ella y que “quería pasar con ella sus últimos días”.

Para Torres, en el libro se ve cómo en la pareja se dio “una transitoriedad de poderes muy interesante”, lo que hace que la historia no sea “plana”: Al principio “es él quien lleva el comando, quien capitanea, y de pronto es ella”.

A la hora de documentarse, las escritoras pudieron indagar en las numerosas cartas que guardaba Juárez, muchas de ellas escritas por José Alfredo cuando buscaba la reconciliación. Entre los escritos también pudieron encontrar algunos de los esbozos que el cantante hacía de sus composiciones.

Más adelante, Juárez, fallecida el pasado agosto, fue dando el visto bueno a los capítulos. “Vio el libro hasta la última letra”, remarca Torres.

Tovar considera que uno de los momentos más impactantes del libro es aquel en el que se describe la muerte de José Alfredo. Alicia, afirma, se lo relató “de una manera única”, por lo que en esa parte quisieron “plasmar tal cual su voz”.

“Como decía ella, vivió el momento en el que ya no había vida en esos ojos azules”, apunta, y señala que en esos momentos se percibe al artista “fuera de lo que conocemos de José Alfredo el alcohólico, el enfermo”.

Después de la muerte del cantante, que vino de manera sorpresiva, a Juárez le restarían otros episodios traumáticos, como cuando tuvo que defender “a capa y espada” su última voluntad, explican las autoras.

“Se va a un hoyo profundo, se retrae en sí misma y no quiere ver a nadie”, hasta que se dijo que tenía que seguir con su carrera, afirma Torres.

No tener a José Alfredo a su lado hizo que se viera “totalmente a sí misma” y cómo era realmente. “Eso es una muestra de su entereza”, concluye la escritora.

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