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Son maestros y depredadores sexuales; una crisis nacional

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Para María Quezada es muy difícil hablar de sexo con sus hijos adolescentes. Sin embargo, la madre de familia debe hacerlo por miedo no solo a los compañeros de clase y depredadores sexuales sueltos en las calles sino hasta por los propios maestros en las escuelas.

Y es que un abusador sexual también pueden esconderse en los planteles donde sirven como profesores o profesoras de matemáticas, ciencias, artes e inclusive entrenadores de deportes, señala la señora.

Quezada no está sola en esta preocupación, expertos indican que el sexo entre maestros de ambos géneros y estudiantes (con o sin consentimiento), es un crimen frecuente con efectos negativos en el desarrollo de los menores.

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Los números hablan

Aunque no hay datos concretos a nivel nacional, en el 2014, por ejemplo, los medios de comunicación reportaron cerca de 800 ataques sexuales en el país contra estudiantes de preparatoria y secundaria.

A nivel estatal en California, las acusaciones contra maestros y maestras aumentaron un 70 por ciento en el 2014, según la Comisión de Maestros de California en Credencialización, la cual investigaba ese año unos 328 casos de conducta sexual de maestros hacia estudiantes de kínder a 12 grado.

Localmente, la Procuraduría del Condado de Los Ángeles no puede proporcionar estadísticas sobre empleados de las escuelas procesados por delitos sexuales, porque los fiscales no rastrean las profesiones de los acusados.

Sin embargo, esta dependencia reveló manejar más de 20 casos de maestros involucrados en abuso sexual de estudiantes en comunidades como Hancock Park, Glendale, Lomita, Lancaster, Diamond Bar y Claremont.

Para Víctor Rodríguez, jefe de la división de delitos sexuales de la Procuraduría del condado, un solo caso de este tipo no se puede tolerar.

“Cuando usted es un padre, usted pone su confianza en estas personas. Los menores ven con respeto a estos maestros. Esta persona a su vez se aprovecha de esa confianza para cometer estos criminales” que no pueden pasar desapercibidos, señala Rodríguez.

Consecuencias irreversibles

El abuso sexual en niños y adolescentes es considerado un tipo de maltrato infantil y es un delito, según las leyes de California. Mientras tanto, las consecuencias pueden ser devastadoras e inclusive multiplicarse, sostienen expertos.

“Los menores hombres y mujeres sufren a nivel conducta, físico, emocional, sexual y social. Pueden experimentar pesadillas, cambios de hábitos de comer, experimentar con drogas, tener miedos, culpas, vergüenza, ansiedad, depresión y hasta pensar en el suicidio”, dice la terapista familiar, Teresa Hernández.

Inclusive aquellos que dan el consentimiento para el sexo, “pueden experimentar la masturbación compulsiva, problemas de identidad sexual, exhibicionismo y conductas agresivas y antisociales”, agrega Hernández.

Al paso de los años, estos comportamientos y sentimientos pueden agudizarse de tal forma que a la edad adulta la persona puede experimentar hipocondría o trastornos psicosomáticos, desorden alimentario, fobias sexuales, disfunciones sexuales y dificultad para establecer relaciones sexuales, enfatizan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

“De no poder atención a los casos de abuso y seguir permitiendo esta conducta entre maestros y maestras, los menores pueden tener muchos problemas en edad adulta y hasta pueden llegar a convertirse en depredadores sexuales”, advierte Hernández.

Se percatan del problema pero no hacen mucho

A través de un informe publicado en el 2015, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno Estados Unidos (GAO), reveló que a pesar de ser un problema que afecta a uno de cada 10 estudiantes, las escuelas de kínder al 12 grado del país carecen de un enfoque sistémico para prevenir y denunciar el abuso sexual de maestros, entrenadores y personal escolar hacia estudiantes.

“Aunque los estados y los distritos escolares están tomando algunas medidas positivas”, sostiene el informe, los esfuerzos actuales claramente no son suficientes por el acceso inadecuado a la información de los empleados y los distritos escolares involuntariamente contratando a maestros y personal acusado de abusar sexualmente de estudiantes en otros distritos y estados, agrega.

Bajo la ley de California, todo empleado escolar está “obligado” a reportar las sospechas de abuso y deben notificar inmediatamente a las fuerzas del orden o a los Servicios de Protección Infantil sobre el problema.

Asimismo, los distritos escolares están obligados a asegurarse de que los empleados sepan del mandato, pero no están obligados a entrenar a los empleados para reconocer las señales de abuso, según Craig Cheslog, asesor principal del Superintendente Estatal de Asuntos Públicos, Tom Torlakson y quien fue entrevistado para EdSource, una organización que aboga por la calidad de educación en California.

La información de GAO corrobora la declaración de Cheslog, añadiendo que con poco entrenamiento sobre cómo reconocer los primeros signos de conducta predatoria, los empleados de las escuelas no siempre prestan atención a un colega que está cometiendo ese delito.

California se dobla las mangas

Para prevenir estos delitos, una nueva ley en California que entró en vigor el año pasado, requiere que los estudiantes del séptimo al 12 grado reciban educación acerca del acoso y el ataque sexual así como las relaciones saludables y la imagen corporal.

Así también, otra ley en el 2015 requiere que las escuelas implementen clases para que los estudiantes puedan reconocer la agresión sexual como parte del currículo de graduación de preparatoria.

Pese a las estadisticas, los incidentes continúan con niños y adolescentes como víctimas.

“Es una lástima que las personas en las que más confiamos puedan resultar agresores sexuales”, dice José Rodríguez, miembro de The Vermont Manchester Colaborative, en Los Ángeles.

“Aunque la mayoría de maestros hacen buen trabajo y no componen las estadisticas negativas, las escuelas deben poner mucha atención a todos sus maestros porque algunos están atentando contra la salud de nuestros hijos”, agrega Rodríguez.

Maestras criminales

Leigh Felten, originaria de Tallahassee, Florida. Se le acusa de vender pornografía infantil tras publicar docenas de videos de ella realizando actos sexuales con niños. La maestra de 31 años de edad, ofrecía clases de piano y fue arrestada en el 2015.

Camryn Zelinger, de 32, fue acusada en febrero por mantener relajaciones sexuales inapropiadas con estudiantes mientras servicia como maestra de artes en la escuela Encore for the Arts en Riverside.

Melody Suzanne Lippert, de 38 años y Michelle Louise Ghirelli, de 30 años y maestras del Distrito Unificado Escolar de Covina-Valley, fueron encontradas culpables por mantener relaciones sexuales con menores de edad luego de darles alcohol y cocaína en el 2015.

Nicole Dufault enfrenta cargos por violar a seis estudiantes de 14 y 15 años de edad en una escuela preparatoria de New Jersey entre el 2013 y el 2014.

Haeli Noelle Wey, de 28 años de edad y maestra de matemáticas en Westlake High School en Austin, Texas fue arrestada en el 2015 y enfrenta cargos por mantener relaciones sexuales con dos estudiantes.

A sus 37 años de edad, Brianne Altice, maestra de inglés en Davis High School en Salt Lake City, Utah enfrenta cargos por mantener relaciones sexuales con cuatro estudiantes menores de edad en el 2015.

Shelley Dufresne y Rachel Respess, maestras de inglés en Destrehan High School, en Louisiana, enfrentan cargos por tener sexo con un menos de 16 años de edad luego de ser arrestadas en el 2014.

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