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Una súplica para los que atropellaron a un abuelito y no se detuvieron: ‘Quedó en pedazos’

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Su vida era desplazarse en bicicleta y reciclar botes de plástico; sin embargo, una de esas tardes, Luis Iñíguez Jáuregui, ya no regresó a su hogar.

El hombre de 82 años de edad fue atropellado por varios autos en Pacoima, hasta quedar irreconocible. Ninguno de los conductores se detuvo para ayudarlo.

Su familia explica que la tarde del 19 de agosto, Iñíguez Jáuregui salió de su hogar en su bicicleta, pero ya era noche y no regresaba a la casa, algo que no era típico en él.

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“Mi tío me llamó asustado, diciendo que mi abuelito no regresaba y ya lo tenía preocupado. Al otro día en la mañana fuimos con las autoridades a reportar que estaba perdido”, contó Beatriz, Zaragoza, una de las más de 30 nietos.

Mientras las autoridades se encontraban investigando la desaparición, Zaragoza hizo su propia averiguación, llamando a docenas de hospitales, la morgue y preguntando por los medios digitales, para saber si alguien había visto a su familiar.

Poco tiempo después, una persona se comunicó con la joven, diciendo que había visto a su abuelito, quien parecía perdido, pero que no lo pudo ayudar.

Con la información que la persona le dio, un mapa que abrió en el internet de la zona y las noticias de un atropellamiento en una calle, a tres millas de North Hollywood, la nieta llegó a la conclusión de que la persona que decían las autoridades podía ser su abuelito.

“Y así fue”, dice Zaragoza. La familia finalmente lo encontró.

Por su parte, los reportes lo habían identificado como una persona indigente en sus años cincuenta, y ni le habían llamado a la familia, agregó entre disgusto y desconcierto.

“La policía nos llamó hasta un jueves preguntado si ya habíamos encontrado a mi abuelito”, dijo.

Según reportes de las autoridades, la policía acudió al incidente a eso de las 6 de la mañana del lunes, entre las calles San Fernando Road y Brandford.

Un conductor los alertó reportando haber visto a por lo menos a otros dos conductores pasar por encima del cuerpo, sin detenerse para auxiliarlo.

“Nuestro mensaje para aquellos conductores es que van a tener que vivir con una muerte en su conciencia”, dice la joven.

“Tarde o temprano van a pagar lo que hicieron, si no es aquí en otro lado”, manifestó.

“No queda más que entregarse, salir, decir lo que pasó… es deber de todo conductor reportar cualquier accidente”, añade Zaragoza, enfatizando que el hombre resultó con huesos quebrados con sus 90 libras de peso y 4.6 pulgadas de estatura.

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