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Protestas en UCLA por la leve sanción contra profesor acusado de acoso sexual

Estudiantes de UCLA protestaron en el campus de Westwood por manejo que la administración universitaria hizo de las quejas por acoso sexual contra el profesor de historia Gabriel Piterberg.

Estudiantes de UCLA protestaron en el campus de Westwood por manejo que la administración universitaria hizo de las quejas por acoso sexual contra el profesor de historia Gabriel Piterberg.

(Luis Sinco/Los Angeles Times)
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Las quejas de los estudiantes, docentes y graduados de UCLA subieron de tono contra la decisión de la universidad de permitir que un prominente maestro de historia acusado de acoso sexual regrese al campus, luego de imponerle lo que muchos consideran ‘sanciones inadecuadamente leves’.

Más de 75 personas protestaron por la decisión que involucra a Gabriel Piterberg, un especialista en Medio Oriente que se unió al personal academico de UCLA en 1999.

Dos estudiantes graduadas acusaron a Piterberg de haberlas acosado sexualmente en repetidas ocasiones durante muchos años..

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Las estudiantes, Nefertiti Takla y Kristen Glasgow, interpusieron una demanda federal en contra de la administración de UC por no tomar acciones suficientemente fuertes sobre sus quejas.

UCLA inició una investigación interna y en secreto llegó a un acuerdo con Piterberg en marzo de 2014. El acuerdo fue dado a conocer por UCLA el miércoles pasado, dos años después.

Piterberg no aceptó haber incurrido en una conducta inapropiada o ilícita, ni consideró correctos ninguno de los alegatos. Sin embargo, aceptó pagar una multa de $3,000 y accedió a una suspensión de empleo y sueldo por un trimestre, además de asistir a clases para manejo del acoso sexual. Durante tres años, Piterberg no podrá llevar a cabo juntas individuales en su oficina a menos que la puerta este abierta, y éstas deberán realizarse entre las 9:00 a.m. y 5:00 p.m.

Las sanciones también impiden que Piterberg incurra en relaciones ‘románticas’ o ‘inapropiadas’con los estudiantes, acciones que en realidad ya están prohibidas. Según el acuerdo, cualquier acusación futura será revisada mediante un panel disciplinario.

A cambio, UCLA acordó poner fin a su investigación por los cargos de acoso ante el senado académico. El acuerdo dice que se intentó “evitar el costo, la incertidumbre y la inconveniencia de un procedimiento administrativo”. Fue firmado por Piterberg, su abogado, y la vicerrectora del personal académico, Carole Goldberg.

El acuerdo de la universidad con el docente fue duramente criticado por Takla y Glasgow, así como por otros graduados, profesores del Departamento de Historia y ex alumnos que ahora enseñan en otras universidades.

Algunos de estos críticos señalaron que UCLA permitió que Piterberg retrasara su suspensión hasta la primavera de 2015, para desempeñarse mientras tanto como miembro del Instituto Universitario Europeo de Italia, una medida que disminuyó el impacto de las sanciones.

Piterberg no respondió a los pedidos de comentarios para este artículo. El académico actualmente se encuentra en un año sabático en Europa y tiene previsto regresar a la universidad en julio.

La crítica por el manejo administrativo de los casos de acoso de profesores ha irritado también a otros campus de UC. En Berkeley, la decisión de los administradores de no despedir a Geoff Marcy, un astrónomo de renombre que fue culpado de acosar sexualmente a estudiantes de sexo femenino durante años, llevó a sus colegas a organizar una campaña para destituirlo, lo cual ocurrió el otoño pasado.

En todo el país, más de 100 planteles están bajo investigación por parte del gobierno federal por su manejo de casos de mala conducta sexual.

En UCLA, muchos de los colegas de Piterberg dijeron que el regreso del historiador a Westwood este verano, crearía un ambiente de trabajo incómodo.

En una carta al rector de UCLA, Gene Block, y a otros funcionarios del campus, 38 miembros de la facultad de historia señalaron que la presencia de Piterberg haría que los estudiantes se sientan inseguros y que las restricciones por su conducta aumentarían su carga de trabajo. “Sus acciones no sólo son perjudiciales para las partes involucradas, sino también han envenenado a la comunidad académica”, dice la carta fechada el 18 de febrero pasado. Permitir el regreso de Piterberg al trabajo “es una señal de que UCLA permite un clima de tolerancia hacia el acoso sexual”.

En otra carta de protesta, más de 65 graduados criticaron el secreto que rodeó el acuerdo y señalaron que Piterberg había perdido la confianza de los profesores, estudiantes y del personal. A través de su manejo del caso, “la administración está perpetuando el clima inseguro y hostil de nuestro departamento”, dice la misiva.

Nacido en Argentina y criado en Israel, Piterberg es un experto en historia del Imperio Otomano y del Mediterráneo en la Edad Moderna. También enseña sobre el colonialismo, sionismo, Israel y Palestina, y se desempeñó como director del Centro de Estudios de Medio Oriente hasta que fue removido del cargo como parte de sus sanciones.

UCLA indicó el miércoles que se tomarán más acciones para hacer frente a las protestas sobre el caso Piterberg. Jerry Kang, vicerrector de equidad, diversidad e inclusión, afirmó que las autoridades están examinando dónde ubicar la oficina de Piterberg, sus horas de clase y otras cuestiones para abordar las preocupaciones del campus. “Mi compromiso fundamental es construir un ambiente de aprendizaje y laboral igualitario para todos, y las cartas que he recibido demuestran cómo el regreso del profesor Piterberg amenaza con socavar ese ambiente”, aseguró Kang en un comunicado.

El portavoz de UCLA, Ricardo Vázquez remarcó que los administradores han tomado varias medidas para reforzar la protección de los estudiantes, incluyendo la contratación de un nuevo coordinador del Título IX y más personal para manejar las quejas por asalto sexual, así como el establecimiento de la nueva oficina de diversidad de Kang y el aporte de un abogado confidencial apara dar mayor apoyo a los estudiantes que han sufrido violencia o acoso sexual. “La universidad se opone enérgicamente a las alegaciones formuladas en la demanda y responderá a su debido tiempo”, señaló Vázquez a través de un comunicado.

Takla y Glasgow se negaron a comentar sobre las protestas. Sin embargo, su abogado, Michael Porcello, dijo que las mujeres se sintieron satisfechas por este apoyo. La mejor forma de resolver la situación es que la universidad corte sus lazos con el profesor, enfatizó Porcello. “La presencia de Piterberg en el campus plantea una amenaza constante para los estudiantes y profesores, debido alas quejas de acoso que han hecho miembros de la comunidad de UCLA contra el maestro”, resaltó el abogado.

El miércoles pasado, los manifestantes se comprometieron a mantener la presión contra el académico. En una manifestación por el campus, cantaron, tocaron tambores y agitaron pancartas pidiendo el despido de Piterberg y que la universidad acabe con el acoso sexual.

La protesta se detuvo en la oficina del rector, pero tres agentes de la policía bloquearon a los manifestantes y señalaron que Block no estaba disponible para atenderlos.

Scottie Hale Buehler, una estudiante graduada en el departamento de historia, aseguró que sintió que debía manifestarse pese a temer que esto pusiera en peligro su carrera académica. “Me pueden etiquetar como ‘problemática’, pero si no hablamos, sólo perpetuamos la cultura del silencio”, dijo.

Peter Chesney, otro estudiante de doctorado en el departamento de historia, comentó que los miembros de la facultad sugirieron a los estudiantes que tenían ‘sus manos atadas’ porque Piterberg tiene un cargo fijo. Sin embargo, Chesney aseguró que los estudiantes planearían acciones sostenidas por su propia cuenta. “La idea es fastidiar a la universidad hasta que se opere de una forma que sea segura para los estudiantes”, dijo.

El sindicato de alumnos-trabajadores de UC (UAW 2865), que representa a auxiliares docentes y otros trabajadores académicos, ayudó a organizar la protesta como parte de una serie de acciones contra el acoso sexual en UCLA y otros campus.

Jonathan Gingerich, del gremio de UCLA, dijo que la nueva política contra la violencia sexual y el acoso planteaba varias preocupaciones, incluida la exigencia de reportar incidentes sin el consentimiento de la persona perjudicada.

El sindicato también criticó un nuevo informe de los administradores de la UC y del senado académico, el cual encontró que las políticas que rigen las quejas de acoso sexual contra miembros de la facultad eran “razonables”.

Amanda Reyes, representante de la Universidad de California en Santa Cruz que dirige un comité sindical sobre el acoso sexual, afirmó que el proceso va en contra de los estudiantes, quienes están obligados, por ejemplo, a someterse a los interrogatorios del abogado del profesor acusado,pero no se les permite contar con su propio abogado.

Una reciente encuesta del sindicato a estudiantes graduados de Santa Cruz descubrió que el 32.6% de los consultados -200 personas- manifestó haber sido objeto de acoso sexual o conocer a alguien que lo había sufrido. “Hay muchas injusticias”, dijo Gingerich. “El sistema no hace lo suficiente para sancionar a los autores del acoso y la violenciasexual”.

Traducción: Diana Cervantes

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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