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‘Nunca pensé que los iba a mirar’: madre se reencuentra con sus dos hijos

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En los ojos se observa su emoción, se le humedecen en cuanto evoca el tiempo que llevaban separados. Ante la incredulidad de estar con su hijo a su lado, su cuerpo agotado por el trabajo vuelve a la realidad al sentir el calor y la fuerza de su retoño que la cubre con sus brazos.

A sus 63 años de edad, las canas son el adorno en el cabello de María Benavides. Las arrugas cayeron sin invitación y algunos achaques siguen los mismos pasos. El reencuentro con su hijo, Guadalupe Marín, le sirve para recordar que el tiempo no pasa en vano.

“Cuando salió de allá estaba chiquillo, tenía otras facciones”, dice la mujer sobre su vástago a quien no veía desde el 2004, cuando dejó el estado de Zacatecas, México rumbo al norte. Era un muchacho de apenas 18 años. “Se parece a mi, la gente es lo que dice”, agregó.

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Marín interviene: “Mi viejita se me está acabando, lo bueno es que estamos aquí”.

La separación ocurrió como un relámpago. No fue uno, sino dos hijos los que se marcharon en el mismo viaje. Carlos solo estuvo dos años. Lupe, como lo llaman en la familia, se terminó quedando. Luego llegó Rosa, residente en el Valle de San Fernando.

Ese dolor fue lacerante. Ella se ocupaba de cuidar las vacas y del oficio del hogar, pero su corazón estaba derrumbado. Con dos hijos en su tierra y dos en el exterior. “Se siente tristeza”, dijo de forma lacónica sin lograr ocultar la desazón. “Nunca pensé que los iba a mirar”, añadió.

No es para menos, Benavides lleva cerca de cinco años padeciendo de la presión arterial, poco después le diagnosticaron pre-diabetes. En el 2016 recordó que le dio tos y no se la podía controlar con nada. Tomó agua de diferentes hierbas y, aun así, se le reventó “el sentido”.

“Tienen que hablarme cerquita para para oir bien”, aseguró, porque el oído izquierdo le ha quedado dañado.

En medio de los achaques y el sufrimiento por la distancia, esta familia aplicó al programa de reunificación que impulsa el gobierno estatal. Fue a través de la Federacion de Clubes Zacatecanos de Oxnard, California que se comenzó el proceso.

“Es más probable que ustedes puedan venir, que yo pueda ir”, decía Marín a sus padres.

El trámite arrancó en agosto de 2016 y en febrero ya tenían aprobadas las visas. Benavides, junto a su esposo José Manuel Marín y otras 27 personas, salió un viernes por la noche de suelo mexicano. Después de 38 horas en autobús su corazón le palpitaba con mayor intensidad.

Entre el barullo, al llegar al condado de Ventura, buscaba a los suyos y solo rostros desconocidos observaba, pero a sus hijos no se les hizo difícil localizarlos.

“Da sentimiento y gusto mirarla”, manifestó Lupe quien junto a Rosa, su hermana, se fundieron en un abrazo con sus padres, quienes se encontraron no solo con los dos hijos, sino también con tres nietas. “Lloré de gusto”, dijo Benavides con los ojos brillosos.

Este encuentro, se convirtió en un regalo del Día de la Madre adelantado. Sus hijos, para esa fecha, se comunicarán con ella por teléfono, pero el sabor será diferente porque después de 13 años se le hizo realidad el anhelo que durante este tiempo le generaba sobresaltos en la cama.

“A veces los sueña uno, por tantos años sin verlos”, dijo poco antes de regresar a su tierra natal, en una mezcla de emociones que por instantes parecía que todavía estaba viviendo un sueño del que no quería despertar. “Bendito Dios que me dio licencia de mirarlos otra vez”, concluyó.

El programa de reunificación de mexicanos avanza a paso firme

El gobierno del estado de Zacatecas fue el pionero en esta iniciativa. Lleva alrededor de cinco años apoyando a las federaciones para que sus miembros sin un estatus migratorio regular, al no poder salir del país, puedan traer a sus padres de visita al territorio estadounidense.

Florentino Cabrera, presidente de la Federación de Clubes Zacatecanos de Oxnard, explica que el grupo que llegó el 9 de abril anterior es el primero que ellos traen; sin embargo, sostiene que al menos el 75% de las federaciones han implementado este esfuerzo desde que surgió.

“Es una labor altruista”, aseguró el líder comunitario. “Hay muchos gobiernos que se interesan en el beneficio propio, de los amigos, ricos, inversionistas; aquí se trata de un programa para los inmigrantes, porque nosotros somos la primera fuente de divisas del estado”.

En este estado, a pesar de los cambios de gobierno el programa de reunificación sigue robusto. Con los fondos estatales se le paga el transporte, hospedaje y alimentación de los beneficiarios cuando van a tramitar la visa al consulado estadounidense en Monterrey.

Los gastos de la visa, que son aproximadamente 130 dólares; así como el transporte en autobús de Zacatecas a Estados Unidos, que oscila en los 150 dólares, corre por cuenta de los hijos de los beneficiarios que se encuentran al norte del Río Bravo.

El impacto que esta iniciativa ha generado, motivó a las autoridades estatales de Yucatán y Michoacán a implementarlo con ciertas variantes. Los últimos en sumarse, en el 2016, fueron los gobiernos de Puebla y Jalisco.

“Es un regalo enorme para los hijos y los papás”, manifestó Denise Díaz López, directora del Centro Jalisco, detallando que en dos grupos han traído a un total de 53 personas; hace un par de semanas se abrió la convocatoria para que llegue en junio un tercer contingente.

En las próximas semanas lo implementarán en el estado de Guanajuato; entretanto, en la representación de la Ciudad de México en L.A. han lanzado una invitación entre sus connacionales, para conocer el interés y de ahí proponer el programa al gobierno.

“¿Te gustaría que tus seres queridos viajen de Ciudad de México a Los Ángeles a visitarte?”, se lee en la circular que exhorta a los oriundos de esa urbe a llamar a sus oficinas, haciendo énfasis que está dirigido a personas de la tercera edad.

A partir de este expansión, Francisco Moreno, director de comunidades del Consejo de Federaciones Mexicanas (Cofem), considera que pronto se convertirá en un programa nacional, un estímulo para aquellos que llevan más de una década sin ver a sus seres queridos.

“La que sale beneficiada es la comunidad indocumentada”, señaló.

El tener el respaldo de un gobierno estatal, sostiene Adriana Argáiz, cónsul de Asuntos Comunitarios, es una ventaja para que esta iniciativa avance con firmeza, algo que facilita para que los beneficiarios obtengan una visa hasta por 10 años.

“Esto ayuda a establecer una nueva dinámica de familia”, indicó la funcionaria, destacando que con la visa los padres pueden venir cuando lo deseen; sin embargo, el reto principal es que los beneficiarios regresen a México, porque mientras nadie se quede se van a mantener en marcha.

Contactos de Oficinas de Gobierno

Ciudad de México: 213-381-6715

Jalisco: 310-632-1633

Guanajuato: 323-208-7099

Michoacán: 714-951-8603

Zacatecas: 562-403-3636

Puebla: 323-246-1891

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