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‘Ni siquiera he querido preguntar dónde entró la bala que mató a mi niña’

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Los sueños de Danah Rojo-Rivas, de 16 años, fueron truncados en medio de un tiroteo en Lynwood. Dos días después de su funeral, su madre y el hermano de la víctima todavía no asimilan lo ocurrido, entretanto las autoridades ampliaron la recompensa para dar con los autores del crimen.

Con las fotografías de la joven en sus manos y un suéter con su nombre, acudieron a la conferencia de prensa en la que el Departamento del Sheriff anunció que la recompensa inicial de 20 mil dólares se aumentará a 30 mil, gracias a fondos privados interesados en el esclarecimiento de esta tragedia.

“Cuando ella se fue yo estaba perdida, no sabía que hacer”, manifestó la madre sobre la noche del 23 de noviembre cuando Danah se desplomó en su carro. Al hablar de ella, con la voz entrecortada y sin quitarse los lentes oscuros de sus ojos, la llama su “muñeca”, “ángel” y “mejor amiga”.

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La meta de la chica era convertirse en abogada, contó la progenitora, detallando que le interesaba especializarse en inmigración. “Voy a ser tan buena abogada que no voy a tener que cobrar a la gente que necesita ayuda”, eran las palabras de la estudiante de preparatoria en la ciudad de Gardena.

Danah combinaba sus estudios con su trabajo. En su hogar, los ingresos eran provistos por una mujer soltera y su hermano mayor, Ethan, de 18 años. La vida le cambió a la jovencita cuando comenzó a trabajar en la empresa Togos, donde cuatro horas al día preparaba sandwiches.

“Era su primer trabajo, se sentía chingona, porque tenía lo que quería”, comentó su hermano, asegurando que llevaba cinco meses en ese empleo.

La emoción de Rojo-Rivas era grande y estaba haciendo los preparativos para Navidad. La noche del crimen, se encontraba en la iglesia bautista misionera Nuevo Horizonte, en Lynwood. Un día antes del Thanksgiving en esta congregación se reunieron para celebrar.

“Esa noche estuvo ahí, pidió permiso en su trabajo”, recordó Elías Reyes, pastor de la iglesia.

Antes de cada servicio, Danah llegaba a organizar la computadora. Revisaba el programa, los cánticos y textos bíblicos. Durante la reunión, se encargaba de las proyecciones, tarea que realizó durante dos años. “Era alguien muy servicial y de mucha fe”, agregó el reverendo.

Mientras compartían un plato de pozole, el alimento que sirvieron después del servicio, la madre rememoró que en la última conversación que tuvieron hablaron de los regalos para la Noche Buena. “Cuando lleguemos a la casa vamos a comprar todo [en línea] esta noche”, le dijo.

En su mente, la chica estaba pensando en sus primos, muchachos de su edad a quienes deseaba regalarles unas bocinas. “Ella quería comprar todos los regalos que ella podía, porque era su primer año que iba a tener dinero”, advirtió la progenitora.

Los planes se derrumbaron en la calle Euclid, en la intersección con el boulevard Long Beach. Alrededor de la 9:30 de la noche se escucharon balazos, mientras esperaba que la luz cambiara a verde. Cuando la mujer intentó avanzar fue bloqueada por un carro rojo.

“Mi niña estaba gritando porque estaba asustada”, indicó la madre.

Cuando pudo girar a la derecha y vio para atrás, “mi niña cayó totalmente desplomada encima de Luna [la mascota]”. Luego paró el vehículo y una persona se detuvo en frente, ella desconoce si era el atacante o no. “Sé que corrió asustado por algo, él me vio a los ojos, sé bien como es”, describió.

“No supe quien disparó, ni siquiera he querido preguntar dónde entró la bala que mató a mi niña”, añadió, quien se queda únicamente con los buenos recuerdos. “Siempre fue un ángel en mi vida y ahora que ella no está aquí en el mundo veo que era un ángel de verdad”.

Para reportar el crimen de Danah Rojo-Rivas

Las personas que tengan información pueden llamar al 323-890-5500.

La información anónima se puede reportar al 800-222-8477

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