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Muerte asistida: ni pecado, ni suicidio

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Aunque las opiniones sobre la muerte asistida están muy divididas, con el 45% de la población estadounidense señalando que el acto es moralmente aceptable y el 49% sosteniendo que es erróneo, según una encuesta de Gallup del 2013, una gran parte de la comunidad latina (65%) se muestra renuente a esta “ayuda”, dicen líderes religiosos.

Por este motivo, varios activista de diferentes denominaciones se han dado a la tarea de promover la propuesta de ley El Acta de Opción al Final de la Vida (SB-128), la cual legaliza la muerte asistida en California para las personas que califiquen.

Según los líderes, el propósito principal es aclarar que la medida SB-128, que ahora se discute en la Asamblea, no es lo mismo que la eutanasia ni es un pecado.

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No obstante, la iglesia católica y otros grupos religiosos en contra de la medida la consideran un suicidio directo.

A favor de la muerte asistida

“La comunidad latina, especialmente religiosa, no tiene muchos conocimientos sobre la propuesta y nosotros (la iglesia) necesitamos prepararla. El pedir ayuda para morir no es un pecado ni es suicidio”, señala Sergio Camacho, pastor de la Iglesia Metodista Westmont United.

“Dios no cambia pero la vida sí, y si los adelantos de la ciencia nos proveen ahora con una forma digna de morir, no es malo tener esto como opción”, indica Camacho, quien es presidente de LAMAG, el Grupo de Abogacía de Metodistas Latinoamericanos con 45 iglesias en el pacífico.

Similar a la ley de Oregon, la SB-128, presentada por los senadores Lois Wolk (D-Davis) y Bill Monning (D-Carmel), establece que sólo los adultos que califican con enfermedades terminales y que residen en California pueden obtener la pastilla de su médico para la autoadministración.

Para esto se requiere que el paciente obtenga la confirmación de dos médicos que indiquen que tiene menos de seis meses de vida, así como la capacidad mental para tomar la decisión médica por su cuenta. La propuesta protegería a los médicos de ser procesados penalmente por proporcionar el alivio; además, la participación de los doctores sería voluntaria, mientras que convertiría en delito todas las peticiones forzadas.

Estos detalles son importantes para el reverendo Ignacio Castuera, miembro de Compassion and Choices, una organización a favor de la muerte asistida.

“La proposición es bien específica sobre quiénes pueden usar el medicamento. Y aclara que el enfermo debe pedirlo y tomarlo él mismo y no debe ser forzado. La muerte asistida no te envía al infierno”, señala Castuera.

Lo mismo indica el reverendo luterano Vernon Holmes, cuya congregación pertenece a California Church Impact, que representa cerca de 1.5 millones de creyentes protestantes en el estado.

“Cuando ellos (los enfermos terminales) sienten que su vida ha llegado a un final y están en el proceso de morir, decidir sobre el proceso (de la muerte) es una decisión justa”, dice Holmes,

Los líderes religiosos señalan que los latinos deben de conocer también las diferencias entre la eutanasia y la muerte asistida, ya que la eutanasia se define como el acto directo e intencional para causar la muerte de una persona sin o con su consentimiento, mientras que la muerte asistida se define como el acto intencional que facilita los medios que se pueden utilizar para quitarse la vida con pleno consentimiento.

En contra

No importa cuál sea la definición, no todas las iglesias ven esta propuesta de forma positiva. Una de ellas es la religión católica.

“Mucha gente podría pedir el medicamento para morir por el dolor, el estado económico y la depresión que están atravesando en ese momento”, señala Sandra Palacios, directora asociada de relaciones gubernamentales de California Catholic Conference, que representa a 12 diócesis en todo el estado.

“La doctrina nos indica que no somos dueños de nuestras vidas, sólo somos administradores de nuestro cuerpo. Por ello, no está en nosotros decidir nuestra muerte. El apresurar tu muerte intencionalmente no es un acto digno”, agrega Palacios.

Otras religiones, según un estudio del Centro Pew del 2013, se agregan a la iglesia católica.

Las Asambleas de Dios, la denominación pentecostal más grande en los Estados Unidos, se oponen a la eutanasia y el suicidio asistido por un médico.

Según Damien Keown, profesor emérito de la ética budista en el Goldsmiths College, Universidad de Londres, los budistas generalmente se oponen al suicidio y la eutanasia asistida.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se opone a la eutanasia y el suicidio asistido por un médico al igual que la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA).

Otras religiones como el hinduismo, el judaísmo, la enseñanza islámica e inclusive algunas iglesias presbiterianas cuestionan el acto.

Pese a la oposición y la lucha de más de una década para que una ley de ese tipo sea aprobada en California, los líderes religiosos a favor señalan que están optimistas de su aprobación, debido a que por primera vez en 30 años, la Asociación Médica de California (CMA) se muestra neutral en la propuesta.

“Creemos que usar El Acta de Terminación Opcional es una decisión entre el individuo y su doctor. Proteger esa relación entre doctor y paciente es esencial”, señala en un comunicado el doctor Luther Cobb, presidente de CMA.

La medida fue aprobada en el Senado y ahora está en la Asamblea. Si es aprobada, el gobernador tendrá hasta el 11 de septiembre para firmarla y entrará en vigor el 1ro de enero del 2016.

De esta forma, California podría ser el quinto estado en EE.UU. donde se permite la muerte asistida.

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