Lanzan campaña para evitar fatalidades al celebrar la graduación de ‘high school’

La llegada de las promociones de preparatoria pone en alerta a las autoridades, haciendo énfasis en el peligro que representan la graduación y la posterior fiesta, en la que muchos jóvenes consumen alcohol o drogas y luego se sientan frente al volante de un vehículo.

Con la presencia de 300 jóvenes, estudiantes de 10 preparatorias en el Distrito Escolar Unificado de San Bernardino, se lanzó la campaña anual que promueve la sobriedad al manejar, invitando a los alumnos a utilizar la etiqueta #SoberProm2017 en las redes sociales.

“Algunos chicos piensan que no pueden tener un buen tiempo sin alcohol o drogas”, comentó Brianna Poot, de 17 años de edad, en declaraciones a la prensa. Esta jovencita, alumna de Springs High School, afina los detalles para la noche de baile con cierta contrariedad.

Hace dos años, por culpa de un conductor borracho perdió a una amiga de 15 años de edad. Ahora que está a las puertas de transferirse a la universidad, se preocupa porque asegura que algunos compañeros acostumbran a beber en las fiestas.

“Tu graduación y noche de ‘prom’ son dos cosas que tú debes recordar y apreciar por el resto de tu vida”, agregó, detallando que ha visto a jóvenes que les han suspendido sus licencias. “Tienes toda la vida por delante. No seas tonto haciendo algo que arriesgue tu futuro”.

En el 2015, según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), se reportaron 10,265 muertes por accidentes relacionados al alcohol. Eso significa que en promedio ocurrieron 28 fatalidades al día, una muerte cada 53 minutos.

Ante esta realidad, el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) implementa un programa de visita a escuelas. La División de Tráfico del Valle de San Fernando, por su parte, estará desplazándose a un total de 43 preparatorias del área a fin de orientar a los jóvenes.

“Ante la ley no deben comprar bebidas alcohólicas los menores de 21 años”, enfatizó William Bustos, detective de tráfico de LAPD; sin embargo, adelantándose a la situación y tomando en cuenta que algunos van a quebrantar la ley por la graduación, les exponen los riesgos.

Como parte del programa, trasladan un vehículo involucrado en un choque hasta las escuelas que visitan. Ahí los alumnos pueden ver cómo quedó destrozado el automóvil y en su interior observan alguna lata de cerveza, como evidencia de la causa del accidente.

“Si toma y lo arrestamos la licencia va a estar suspendida”, aseguró el oficial, detallando que si un joven causa un accidente y mata a alguien las consecuencias son mayores, por eso pide “a los padres que hablen con sus hijos sobre los problemas de beber y manejar”.

En California, desde la edad de 15 años los jóvenes pueden ir a la escuela de manejo. Después de seis horas con un instructor y 20 horas de instrucción en un salón de clases, se puede obtener una licencia provisional. En ese caso, después de las 10 p.m., deben ir con un adulto.

A juicio de Denise Díaz, instructora en la escuela de tráfico Aprenda y Ahorre Dinero, en South Gate, manejar borracho puede costarle hasta 10,000 dólares a un conductor.

Es decir que aparte de la multa, tendrá que hacer un programa de alcohol, servicio comunitario, presentarse a corte ante un juez y permanecer en libertad condicional durante tres años, eso sin tomar en cuenta la suspensión temporal y los puntos en la licencia por 10 años.

“Después de seis meses van a poder manejar, pero para que aprendan la lección el juez los manda a la morgue a que limpien los cadáveres y también a las autopistas como servicio comunitario”, ilustró Díaz sobre las consecuencias.

En ese sentido, Irella Pérez, miembro de la junta escolar de la ciudad de Whittier, California considera que padres y maestros están en la obligación de hablar sobre las leyes de tránsito con los alumnos a temprana edad, antes de que tomen el volante de un automóvil.

“Si la educación vial no se brinda desde el principio, es muy tarde abordar el tópico cuando son adolescentes”, indicó Pérez, eso implica orientar sobre el uso del cinturón, aparatos electrónicos y manejar borrachos, para evitar una tragedia a tiempo.