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Investigadores latinos lideran proyecto que convertiría un implante en ‘ventana al cerebro’

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La ‘ventana al cerebro’, como se denomina el proyecto investigativo de la Universidad de California en Riverside, avanza con firmeza para hacer realidad el implante transparente de cráneo, con el que se podrán realizar tratamientos de traumas y aportará luz para observar los tejidos desde afuera.

“Es un implante que pretende reemplazar los tradicionales de titanio para tratar patologías cerebrales, controlar el crecimiento o remover tumores”, explicó a HOY Guillermo Aguilar, profesor de Ingeniería Mecánica, después de la conferencia en donde se reportaron los avances.

Este implante fue creado en el 2013 por científicos de esta universidad. Está hecho por material cerámico que se utiliza en las coronas dentales. Sin embargo, se procesa de modo que sea transparente, a fin de evitar tratamientos invasivos repetitivos como la craneotomía.

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“Este es un primer paso crucial hacia un nuevo concepto innovador que proporcionaría un medio clínicamente viable para acceder ópticamente el cerebro”, indicó Devin Binder, profesor de Ciencias Biómedica de UC Riverside, al darse a conocer el implante tres años atrás.

En el 2015 se sumaron a este esfuerzo el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) de Puebla, todos de la nación vecina.

Guillermo Aguilar, originario de la Ciudad de México, se graduó de ingeniería mecánica de la UNAM en 1993. La maestría y doctorado los obtuvo en la Universidad de California en Santa Bárbara. Ahora, como profesor de UC Riverside, dirige este proyecto junto a Santiago Camacho-López, del CICESE.

“Lo que tenemos son muestras de material cerámico transparente, hay estudios que han demostrado que existe compatibilidad”, aseguró Aguilar sobre el trabajo realizado desde el año pasado, en el que participan siete investigadores más y también 36 estudiantes universitarios de ambas naciones.

El proyecto tiene por nombre “Síntesis de Materiales Ópticos para Bioaplicaciones: Investigación, Educación, Trabajo y Promoción” (SOMBRERO, del inglés), el cual podría extenderse hasta el 2020, con un financiamiento que asciende a 5 millones de dólares.

En este momento, el reto es determinar el proceso de envejecimiento del implante y garantizar que las propiedades mecánicas sean aprobadas por las agencias federales, asegurándose que no tenga efectos secundarios negativos.

En la actualidad, los neurocirujanos tienen problemas para realizar los tratamientos, porque es difícil transmitirle luz visible al cerebro. Con el implante creado, sin embargo, “cabe la posibilidad de usar luz infrarroja y observar estructurales cerebrales” desde el exterior, señaló el académico.

“Es muy ambicioso porque se podría tratar el mal de Parkinson y el Alzheimer”, indicó Aguilar. “Tenemos todos la ilusión de que esto va a convertirse en un producto tangible, que se use en cirugías craneales; estamos lejos todavía, pero ese es el objetivo final”.

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