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Hondureños abogan por cinco inmigrantes amputados detenidos en San Diego, California

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Después de sobrevivir al crimen organizado en su natal Honduras y atravesar el territorio mexicano a salvo, cinco inmigrantes amputados, junto a una mujer y dos niños, se entregaron a las autoridades en la frontera de Estados Unidos en busca de asilo, pero después de tres semanas el caso es incierto.

“Vine desde Maryland y no nos dejaron verlo; no les han hecho la entrevista de asilo y las autoridades no dan ningún tipo de información”, aseguró José Luis Hernández, presidente de la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amiredis).

El activista se encuentra en San Diego para abogar por sus compatriotas originarios de El Progreso, Yoro; en los próximos días, se espera que llegue un grupo de personas amputadas desde la Costa Este para expresar solidaridad y pedir, frente al centro de detención en Otay Mesa, la liberación de los detenidos.

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La mujer y los dos niños, uno de 12 meses y otro de tres años, recobraron la libertad en menos de una semana; sin embargo, todavía siguen ahí Álex Virgilio, Adonai Murillo, Álex Salmerón y Luis Viera Turcios. Junto a ellos hay otra persona identificada únicamente como Wilson.

“Vamos a hacer un plantón y vigilia para que los dejen salir pronto”, manifestó Hernández preocupado por esta detención. “Es terrible porque son personas con discapacidad y están pidiendo asilo por las condiciones miserables de nuestro país, por eso se arriesgaron al venirse otra vez”.

Estos inmigrantes sufrieron amputaciones cuando buscaban el ‘Sueño Americano’, pero en territorio azteca, antes de llegar a la frontera, fueron víctimas del tren conocido como ‘La Bestia’. Hernández y otros 11 hondureños, después de vivir ese calvario, obtuvieron asilo en el 2015.

A juicio de Leoncio Velásquez, presidente de Hondureños Unidos de Los Ángeles (Hula), sus compatriotas “no tienen otra salida, porque al regresar a su lugar de origen son desplazados, no hay un programa de gobierno que les ayude a reinsertarse y que les permita tener un modo de vivir”.

En el 2014, a causa de la vorágine de violencia que se registra en Honduras, El Salvador y Guatemala se reportó la ola migratoria más grande de menores no acompañados. Al cierre del año fiscal 2016 se estima que las cifra alcancen los 77,000, superando los 68,000 niños y adolescentes de hace dos años.

Lizette Hawit, excónsul de Honduras en Miami, considera que la falta de empleo también está ahogando a la región y plantea que es justo que a sus connacionales se les otorgue un amparo migratorio en la Unión Americana, pero para tal fin los gobiernos deberán reconocer la crisis.

“Pareciera que no hay avance en el combate a la violencia, se observa como que ya se les salió el problema de las manos”, valoró la oriunda de El Progreso, destacando que la gente sigue saliendo a pesar del peligro del camino, porque en territorio centroamericano no encuentran alternativas.

La solicitud de asilo, sostiene la abogada de inmigración Elizabeth Uribe, se presenta porque “tienen miedo de regresar a su país”, aunque la aprobación está sujeta a los testimonios y pruebas, “también depende de los oficiales en la frontera, que si no aceptan el caso dan una orden de deportación”.

En caso de que las autoridades rechacen la petición, agrega el abogado Álex Gálvez, los solicitantes “tienen el derecho de apelar la decisión ante un juez de inmigración en una audiencia, en donde se puede argumentar que el oficial violó sus derechos al momento de la entrevista”.

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