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Hijo de trabajador de mantenimiento de UCLA se gradúa del plantel con licenciatura

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Su papá llegó a Estados Unidos sin documentos, sin hogar alguno y apenas un puñado de dólares en el bolsillo.

Ahora Kevin Herrera, le agrede a su progenitor todo lo que hizo para darle una buena educación y se lo demuestra al graduarse de UCLA, con una licenciatura en Ecología y Biología, así como un título en Medicina Evolutiva.

Herrera, de 21 años de edad, sostiene que sus primeros recuerdos de la universidad incluyen recoger hojas, perseguir ardillas y observar a otros trabajadores del lugar, todo esto gracias a que su padre lo llevaba a visitar el plantel donde aún trabaja.

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“Lo veía trabajar tan duro, que yo quería hacer lo mismo. Me decía que su felicidad iba a ser cuando algún día me viera graduándome de la universidad… Esa fue una de mis inspiraciones más grandes”, dijo.

William, padre de Kevin, llegó a Los Ángeles hace casi 30 años huyendo de la guerra civil, el crimen y una economía inestable.

De hecho, en aquel tiempo le mintió a su padre que conocía a alguien en Estados Unidos que lo ayudaría, pero todo era una argucia.

Al llegar al Sur de California, tuvo que dormir en la calle, para luego conseguir un empleo en un taller de reparación de radiadores.

Después laboró en una fábrica de costura y en una universidad local, en donde hacía labores de pintura, electricidad y mecánica y reparaba el equipo de servicio de alimentos.

Al mismo tiempo, William asistió a clases por las noches para convertirse en técnico de instalaciones y reparaciones de calefacción, y así obtuvo certificaciones en las operaciones de plomería, electricidad y plantas de vapor.

Durante ese tiempo, su novia de toda la vida, Nora, llegó de El Salvador para reunirse con él, y en 1992 nació Kevin.

William comenzó a trabajar en la UCLA en el año 2000, primero como técnico de servicio de alimentos y luego como operador de vapor.

Ahora, como ingeniero de operaciones estacionario principal, codirige un equipo de 23 empleados para garantizar que la calefacción, la ventilación, el aire acondicionado y otras utilidades.

Kevin, por su parte, no solo vio el sacrificio de su padre, sino también su madre jugó un papel crucial.

Convertirse en un médico fue una vez el sueño de su progenitora, pero debido a la guerra civil no funcionó para ella, dijo Herrera.

Nora trabajó como niñera durante casi dos décadas, y durante muchos de esos años hizo malabares con sus estudios para convertirse en asistente de enfermería certificada, cargo que actualmente ocupa.

“El hecho de que trabajó tanto para hacer algo que también ella amaba fue inspirador… Mis padres siempre me hablaron de la importancia de la educación y ambos fueron a la escuela para seguir su preparación”, dijo.

El joven admite que no fue fácil navegar la universidad sin conocimiento del sistema y los recursos disponibles. Sin embargo, no hubo nada que lo detuviera mientras tuviera el apoyo familiar.

En su primer año, Herrera se desempeñó como asistente de mudanza. También trabajó en la recepción de DeNeve y luego como asistente residente en Sproul Hall, para solventar sus gastos universitarios.

Este joven, un aspirante a doctor, también fue miembro del club de taekwondo de UCLA, sirvió como vicepresidente en su tercer año, asistió a un profesor con investigación neurológica relacionada con la esclerosis múltiple y trabajó en Cedars-Sinai.

“Para mí, una carrera en medicina mezcla el aspecto humano del trabajo y la ciencia”, dijo Herrera. “Tienes que ayudar a alguien mientras haces algo que es fascinante”.

El joven agregó que ha visto un buen número de latinos graduarse de la universidad, pero desafortunadamente no son muchos.

“Yo les diría a los estudiantes que no se desanimen, que no se venzan por más difícil que puedan ver la situación, porque todo trabajo arduo paga bien al final”, añadió el joven.

El mensaje para los padres “es que les brinde apoyo y aliente a los hijos”, finalizó.

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