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Exigen justicia ambiental para los niños de Watts

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Más de un centenar de residentes de la comunidad de Watts exigen justicia ambiental tras la contaminación que alegan, emana de una recicladora de metal aledaña a su vecindario.

Activistas que lideran el movimiento advierten a los políticos locales que de no limitar la actividad industrial que se lleva a cabo en el 10313 South Alameda St., en Los Ángeles, pedirán su cierre.

Durante más de 20 años, los residentes que viven cerca de SA Reycling Factory, “han tenido que lidiar con el aire contaminado que surge de la fábrica y el ruido. Por ello, estamos atrabajando con el vecindario de Watts por ser el más cercano al lugar y el más afectado”, sostiene Ashley Hansack, organizadora de la Alianza de California para el Empoderamiento de la Comunidad (ACCE).

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“El problema es que al demoler metal, se levanta el polvo y el aire lo recoge. Esta contaminación la sufren tanto adultos y niños, lo que lidera al asma, las alergias en la piel y otros problemas respiratorios”, agrega Hansack.

ACCE recolectó hace unos días más de 100 firmas de emergencia para enviarlas junto con una carta al supervisor del condado de Los Ángeles Mark Ridley-Thomas y al concejal Joe Buscaino, ya que la fábrica se encuentra dentro del distrito del supervisor, pero los residentes afectados están en Watts.

“Hasta la fecha no hemos recibido respuestas después de más de 15 días. Los residentes merecen justicia ambiental”, agrega Hansack, quien guió una protesta contra las actividades de la recicladora este pasado sábado.

Los afectados piden que la fábrica eche agua al momento de triturar para que no se levante el polvo, pide que la recicladora agregue un techo o una barrera para evitar que se escape el polvo, exige el cambio de trituración hacia la calle Alameda, donde hay menos hogares y la inspección del lugar para saber en qué condiciones se encuentra la tierra.

“Nosotros no pedimos el cierre del lugar, solo que pongan restricciones para no ser afectados. Pero en caso de no ser escuchados, pediremos el cierre de la recicladora”, dice Irene Ayala, líder comunitaria.

“Vivo a dos cuadras de la recicladora y se puede escuchar el ruido que hace, se puede sentir como cimbran las casas cuando tiran algo y hasta la paredes se cuartan. Tenemos que vivir en este vecindario por necesidad, pero eso no significa que como residentes humildes tengamos que vivir en medio de la contaminación”, agrega Ayala.

SA Recycling no contestó nuestras llamadas hasta el cierre de esta edición, sin embargo, un trabajador que no quiso ser identificado, declaró que “la compañía no tiene problemas con las autoridades de salud”.

“Nosotros tenemos estándares que seguimos. No creo que la gente deba preocuparse. Y si experimentan enfermedades, es mejor mudarse por el bien de los niños porque cada cuerpo responde de diferente forma”, dice el trabajador.

La recicladora “es reconocida como una empresa líder en el reciclaje de metales, que operan 70 instalaciones de reciclaje convenientemente ubicadas a lo largo de California, Texas, Arizona, Nevada, Georgia, Alabama y Tennesse”, lee la Website.

“Reconocemos la importancia de proteger los recursos naturales de nuestro planeta. Con el apoyo de nuestros clientes, el reciclaje reduce la necesidad de la minería, reduce los costos de producción para los fabricantes de metal y ayuda a proporcionar productos de metal de calidad en todo el mundo”, agrega la web.

Para Amelia Gutiérrez, otra residente aledaña a la recicladora, el problema está en su patio trasero y lo que lo que más le preocupa es no poderse mudar y tener a sus hijos respirando el metal.

“Mi niña lagrimea mucho y conozco otras señoras cuyos hijos se quejan de no poder respirar bien. Si los políticos piensan que uno exagera, los invitamos a venir una mañana para que vean el polvo negro encima de nuestros autos estacionados”, dice Gutiérrez.

La fábrica se encuentra justo atrás de de Weigand Elementary School, en el 10401 Weigand Avenue.

Al Naipo, de la oficina del supervisor Ridley Thomas, declaró que no están seguros de haber recibido la carta de los residentes. Sostuvo que la oficina está intentando ahora saber más del problema así como de las personas que están quejándose, por lo que no podían dar una cita contundente.

Para los residentes, la protesta del pasado sábado es una de varias que van a estar llevando a cabo hasta ser escuchados. Alegan que cerca de 35 mil residentes que viven en la zona están sufriendo de contaminación y no lo saben.

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