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Estrés, depresión y suicidio, conductas amenazantes en clima anti inmigrante

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Hace unos días, Guadalupe Olivas Valencia, de 44 años de edad, se quitó la vida lanzándose de un puente en la ciudad de Tijuana tras haber sido deportado.

Lo único que quería el padre de tres hijos menores de edad era “poner un pan sobre la mesa de su familia después de no haber logrado salvar la vida de su esposa de una insuficiencia renal”, dice Irma Delgado, tía de Oliva.

Valencia, quien tenía viviendo tres años como indocumentado en el Norte de California, no fue ni será la única persona inmigrante en Estados Unidos que sufra de estrés, depresión o algún otro trastorno mental ocasionado por el clima anti inmigrante que se vive en la actualidad, afirman los expertos de la salud mental.

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De hecho, estas afecciones pueden empeorar con las modificaciones de las leyes por venir y las deportaciones.

Los estudios

Según un estudio revelado en diciembre, los inmigrantes que viven en Estados Unidos con políticas de inmigración más excluyentes reportan mayores tasas de angustia psicológica que sus homólogos en estados con leyes más liberales.

“Las familias de inmigrantes incluyen regularmente individuos con una variedad de estatus migratorios. Hay evidencia de que el estigma dirigido a los inmigrantes indocumentados, como se refleja en las políticas de exclusión, puede crear sufrimiento entre toda la familia”, sostiene el estudio.

Asimismo, otro reporte de la revista Child Development, dado a conocer en mayo del año pasado, el problema del clima antiinmigrante tiene resultados devastadores en los menores de edad, los cuales pueden sufrir de ansiedad, bajo autoestima y hasta el abuso de drogas.

Para la sicóloga privada Lilia Hernández, que lidia con problemas familiares, la muerte de Valencia es una señal de la gravedad del problema.

“La gente con documentos está preocupada por sus familiares. Las personas sin documentos se preocupan por ellos mismos, por sus hijos, la estabilidad económica, la pérdida de empleo, el temor de ser emboscados por autoridades de inmigración y regresar a un país donde no hay oportunidades y donde prevalece el crimen y la pobreza”, dice Hernández.

“Es una cadena que de no romperse puede empezar con tristeza, desesperación, frustración, malestares físicos, ataques de ansiedad, ira, depresión y la muerte”, dice Hernández.

El gobierno actual

El pasado 13 de febrero, el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, supervisor de ICE, afirmó que “aproximadamente el 75 por ciento” de los 680 detenidos durante la redada de mediados de febrero eran “inmigrantes criminales”.

Según ICE, hubo detenidos en Illinois, Indiana, Wisconsin, Kentucky, Kansas y Misuri así Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Los Ángeles (California), Nueva York y San Antonio (Texas).

A principios del mes, el presidente Donald Trump, dijo en un Twitter: “La represión contra criminales ilegales es simplemente el cumplimiento de mi promesa de campaña. Miembros de pandillas, traficantes de drogas y otros están siendo eliminados”.

Asimismo, el martes la administración anunció en dos memos una serie de cambios a la aplicación de la ley de inmigración. Los cambios incluyen la contratación de miles de agentes de la Patrulla Fronteriza, una expansión importante en el número de personas sujetas a deportación acelerada y el establecimiento de una nueva oficina centrada en “delitos migratorios”.

Debido a las consecuencias emocionales que estos reglamentos están ocasionando, recientemente el consulado de México en Los Ángeles anunció la disposición del Centro de Información y Asistencia a Mexicanos (CIAM), que asesora a los compatriotas sobre preguntas de emigración y la asistencia de la línea telefónica “Estamos Contigo”, la cual brinda apoyo emocional e información general sobre la actualidad migratoria.

“La asistencia emocional es importante para la gente que pueda sentirse preocupada por lo que pueda venir. Lo cierto es que queremos que la comunidad mantenga la calma, no escuche especulaciones y se acerque a pedir información real de fuentes confiables”, dice Felipe Carrera, cónsul de protección.

Valencia, oriundo de Sinaloa, había llegado a Estados Unidos para trabajar y poder aportar monetariamente al tratamiento médico de su esposa, pero ella murió poco tiempo después.

“Estaba deprimido y desesperado. Y había sido deportado tres veces… como familia que está sufriendo la pérdida de un ser querido debido a las redadas, le pedimos a los inmigrantes en Estados Unidos que apoyen a su familiares indocumentados que se ven acorralados”, dice la señora Delgado.

Para CIAM

Horario: Lunes a domingo de 7:00 am a 11 pm tiempo del Centro de México.

¿Cómo me comunico? Llamar sin costo al 1 855-INFO-395 (1 855-4636-395)

Para Estamos Contigo

Horario: 24 horas a la semana, los siete días.

¿Cómo me comunico? Llamar sin costo al 1 877-632-6678.

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