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Este de Los Ángeles: Encuentran en la Yoga Risa una alternativa al medicamento

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Una vez que el instructor de yoga se acuesta en el suelo y comienza a reírse sin haber dicho ni un solo chiste, el resto de sus estudiantes sueltan la carcajada e inclusive se limpian las lagrimas de tanto reir.

Las clases de yoga y la yoga risa, han llegado como una bendición para muchas personas de bajos recursos del este de Los Ángeles, que requieren de una terapia ya sea física o espiritual, dice el maestro Larios, quien imparte las clases en Mariachi Plaza, el Parque Salazar y el salón People’s Yoga, en el este de Los Ángeles.

Larios explica que al sonreír, inclusive fingidamente, el cerebro interpreta que la contentos y libera endorfinas y dopamina, que ayudan a disminuir el dolor del cuerpo, reducir el estrés, fortalecer el sistema inmunitario y mejorar el estado de ánimo.

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Laura Ortega, de 56 años de edad, lleva cinco años asintiendo a la clase del maestro Larios. La señora jura que desde que empezó a participar, sus migrañas han desaparecido así como su pie derecho se encuentra mucho mejor después de una cirugía.

“Las clases me hacen sentir relajada… y a la hora de reírme, se me olvidan todos mis problemas. Y es que no se necesitan de chistes para reír, basta con escuchar a alguien más hacerlo para que te contagies de esa sensaciones de bienestar y quieras reírte tu también”, dice Ortega.

A lado de Ortega, se encuentra Alicia Vidal, quien llegó a la clase con problemas de balance porque no escucha de un oído.

“Aquí recuperé el balance, aquí bajé de peso y se me quitó el estrés. La clase no solo es física, también es espiritual porque nos hace reflexionar que debemos estar agradecidos por la vida y la familia… Aunque no me quiera reír, se me hace gracioso escuchar a otros y no puedo contenerme, eso hace que olvide mis problemas”, dice Ortega.

Larios, quien ofrece las clases de yoga desde hace 14 años, sostiene que él decidió traer la enseñanza de la risa a los lugares menos afluentes porque la comunidad los necesita.

“Una sola clase puede cobrar hasta 15 dólares. Aquí, la gente viene y paga una donación. Inclusive si no tiene dinero, aún le damos la clase porque sabemos que son de bajos recursos”, sostiene Larios.

“Inclusive después de elecciones ha venido mucha gente con tristeza y preocupada… pero cuando se van, su semblante se ve feliz”, agrega el maestro.

Larios recalca que la cultura latina tacha de negativo el bostezar y el reír a pulmón abierto, “lo que no saben muchos es que estas son las mejores formas para darle un descanso a tu cuerpo de toda esa tensión que cargas... Mi meta es seguir haciendo reír a la comunidad por su propia salud”.

Hortensia Solis lleva tres años en la clase. Ella también tuvo una cirugía de rodilla.

“Esta es mi alternativa al medicamento. No necesito pastillas para cambiar mi humor o para sentirme mejor, solo tengo que venir a la clase y contagiarme de risa”, dice Solis.

Para más información sobre la clase del instructor Larios llamar al 323.847.8747 o escribir al reikiyoga3202@gmail.com o visitar Salazar Park, People’s Yoga o Boyle Heights Hotel.

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