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Entre penurias alcanzó el éxito en Hollywood; a sus 13 años es el jefe de sus padres

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En una jornada de trabajo regular se codea con los actores Robert De Niro, Betty White y Mark Wahlberg; al regresar al hogar, en una vivienda pequeña de una habitación, deja a un lado la fama y se convierte en el chico sencillo que dejó su ciudad natal en busca de su sueño.

Juliocésar Chávez, residente en el sur de Los Ángeles, irradia el talento por los poros. Sin necesidad de estar en una grabación, imita posturas cómicas con su rostro y ojos con naturalidad. Lo que mejor le fluye es la improvisación y la memorización de guiones.

“Me divierto, me gusta cuando tengo más líneas”, aseguró el jovencito oriundo de Oklahoma City, que en los próximos días se le verá en los estrenos de “Transformers: The Last Knight”, “Fat Camp” y “Camp Cool Kids”, tres de sus últimas péliculas grabadas en Hollywood.

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En un ambiente distendido, Chávez se sienta frente a una mesa de madera. En el centro, yace el trofeo del primer lugar en la categoría de monólogo, que obtuvo en el 2011 en Dallas, Texas. Ese premio lo obtuvo a los 7 años, imponiéndose a más de 2,000 concursantes.

Este muchacho no solo actúa, también baila y toca instrumentos musicales. Sabe tocar piano, guitarra, bajo, batería y ukulele. “Él lo trae, nadie le ha enseñado”, afirma Ignacio, su padre, originario de Guatemala.

Cuando tenía cuatro años dio el salto a la televisión. En un evento deportivo, el pequeño tomó el micrófono de un reportero y comenzó a improvisar. Al ser visto por un productor, lo invitaron como reportero al programa Fiesta Deportiva. “Hacía entrevistas y comerciales”, rememoró.

Su popularidad iba aumentando como la espuma; la gente le pedía autógrafos y en los restaurantes le daban comida gratis. Sin embargo, algunas personas menospreciaban su trabajo. “Usted no tiene talento, niños con talento salen con Don Francisco”, le decían.

Esas palabras tocaron sus entrañas. Sin emitir comentario alguno se decía así mismo: “Hay que demostrarles que eso no es cierto, hay que seguir”.

Sin un centavo para comer

Sus padres, Ignacio y Érica armaron maletas. Julio César y su hermana menor, Belén, salieron rumbo a Los Ángeles a mediados del 2011. Los ahorros les alcanzaron para tres meses y luego tuvieron que pedir posada, mientras buscaban audiciones.

“No teníamos ni para un McDonalds”, indicó Érica, de ascendencia mexicana.

En un cuarto pequeño dormían hacinados. Los niños comían en la escuela, los padres salían de la vivienda y probaban bocado en la iglesia cuando iban a los servicios por la noche, a donde lograban llegar pidiendo jalón. Ignacio ganaba algunos dólares reciclando metal.

“Tenía que sacar para el diesel a como diera lugar, para llevarlo a las audiciones”, dijo el progenitor.

Esa situación desesperante no la conocían sus hijos. Érica pensaba en regresarse, su esposo sacaba fuerzas de flaqueza. Los comentarios negativos, que en algún momento llegaron a sus oídos diciendo que no lo lograrían, le sirvieron para mantener viva la esperanza.

“No me voy de Los Ángeles”, decía Ignacio, aferrado a que su retoño cumpliera su objetivo; el retorno sería para él darle el gusto a los detractores.

Se rompió el molde

A principios del 2012, Chávez fue contratado para que hiciera un comercial. Desde entonces ha trabajado en más de 20. En ese año, además, actuó en la primera película, Adán. Las puertas se abrieron y, a la fecha, lleva más de 23 apariciones en filmes y programas de televisión.

“Cuando lo vi en la pantalla gigante casi lloré”, dijo emocionado Ignacio.

El nombre de Juliocésar es parte de los créditos en programas como iCarly, Jimmy Kimmel Live y Criminal Minds, entre otros. En este momento graba una película con Robert De Niro.

“Tuvimos que pasar hambre para saber qué es no tener, para ser humildes y que no se nos suba los humos”, manifestó Érica, encargada de llevar la agenda y maneja las redes sociales del joven actor. “Ahora trabajo para él, soy su chofer”, dice su progenitor.

Esta familia vive con los pies en la tierra. En la sala de la casa, Chávez tiene más de 20 trofeos ganados jugando futbol, su otra pasión. También hay un trofeo de matemáticas que obtuvo en la escuela en el 2012. En la actualidad estudia octavo grado.

“Mi papá me ha enseñado a ser humilde, no decir que eres mejor que otros, uno nunca sabe”, admitió.

“Si alguien le dice: ‘no vas a poder, estás bien pequeño, estás mensito’; lo que te digan no le hagas caso, tenga fe y lo va a lograr”, aconsejó el actor, animando a otros a que sigan sus objetivos. “Sin Dios no estuviera donde estoy”, concluyó.

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