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En la incertidumbre afectados de los incendios: ‘Solo me gustaría estar en mi casa en Navidad’

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María Ordaz come una pizza fría mientras se cobija con un chal en el gimnasio de un parque al sur de Sylmar.

Los bomberos llegaron en la madrugada a su casa y le pidieron que evacuara la propiedad en el vecindario Santiago Estates, que se encuentra justo a lado del incendio Creek.

Ordaz, de 66 años de edad, dijo entre lagrimas no soportar la idea de perder el hogar, que ha pagado durante más de 10 años para hacerlo suyo.

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Esta inmigrante latina fue una de más de 100,000 residentes de Sylmar, que ahora deben refugiarse en uno de los más de 30 centros de acopio, que las autoridades han abierto para estas familias.

“Desde que empezaron los incendios hace unos días, me empecé a estresar, me deprimí mucho, no quería salir de la casa”, asegura.

“La verdad es que temo perderlo todo... Me daría un ataque al corazón si regreso y encuentro cenizas”, agrega Ordaz.

Hasta el momento las autoridades no permiten a los residentes del área entrar a sus hogares hasta nuevo aviso, por lo que muchos están en la incertidumbre.

Para Ordaz, su hogar es su “felicidad”.

“Mi esposo en vida y yo pasamos tanto sacrificio como para que desaparezca de un día a otro. Me faltan dos años para pagarlo”, dice Ordaz.

Esta madre de familia no trabaja, está incapacitada y cuatro de sus seis hijos viven lejos para socorrerla con techo.

“Ya se acerca la Navidad. Ese sería mi mejor regalo; recuperar mi salud y estar en casa sin preocupaciones”, dice Ordaz.

A unas siete millas del refugio, hay otro centro recreativo en Arleta que ha abierto sus puertas. Ahí se encuentra Julia, quien no quiso dar su apellido.

La madre de dos niños menores de 10 años llegó al lugar el martes por la mañana.

“Estamos en el limbo… no sabemos cómo se encuentra nuestra casa. Estamos preocupados, pero por lo menos toda la familia está bien de salud”, manifestó.

Ahí mismo, Suzanne Ruby, otra afectada, describe cómo supo que el incendio de Sylmar estaba cerca de su hogar.

“Empecé a escuchar toquidos fuertes en la puerta, luego parecía que la tumbaban… empezó a deformarse la madera y ni siquiera estaba el fuego ahí, solo que ya se sentía un aire sofocante”, relató.

“Cuando salí corriendo, mi cabello parecía como que estaba dentro de una licuadora. Ese no era viento normal. Era la fuerza del incendio que se acercaba”, añadió.

Ruby tampoco sabe si su hogar aún continúa erguido.

“Yo rento la propiedad, pero adentro también tengo cosas de valor y sentimentales…”, sostiene.

La comunidad ayuda

A los centros de acopio no solo llegan los equipos de la Cruz Roja o lo afectados, también samaritanos de los vecindarios no afectados.

Amanda Álvarez llevó varios litros de agua al centro Branford, en Arleta.

“Yo vivo en Granada Hills, pero este también es mi vecindario y me siento con el compromiso por ayudar a todos aquellos que en este momento necesitan ayuda”, dije la guatemalteca.

Álvarez admite tener miedo, ya que su hogar se encuentra cerca de Sylmar, San Fernando y la autopista 405, la cual cerró temporalmente por los siniestros.

“Mientras nosotros estemos bien, siento que hay que ver por el bienestar del prójimo… en estos lugares también hay familias con niños afectados. Hoy por ellos, mañana por nosotros”, dice Álvarez.

Diez minutos después de que Álvarez regalara agua, Manuel Lico llegó al lugar para ofrecer otros 60 botes del líquido.

“Los incendios nos afectan a todos porque aunque no lleguen a nuestros hogares, también estamos respirando ese aire contaminado”, manifestó.

“Sin embargo, si veo que hay gente que tiene la necesidad y yo puedo ayudar de alguna forma, por qué no hacerlo”, concluyó Lico.

DATOS

  • El incendio de Sylmar ahora ha quemado 14,000 acres, todavía sin contención.
  • Más de 900 bomberos estaban trabajando para extinguir el fuego, que todavía estaba en cero por ciento.
  • Tres bomberos resultaron heridos el martes y fueron hospitalizados en condición estable.
  • Al menos 30 casas fueron destruidas, alrededor de 20 de ellas en Tujunga, Kagel Canyon y López. Las otras 10 casas estaban dentro de límites de la ciudad de Los Ángeles, según Margaret Stewart, del Departamento de Bomberos de L.A.
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