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En el Siglo XXI se sigue imponiendo el machismo en las tareas del hogar en EEUU

El aporte del hombre en las tareas del hogar es cada vez mayor; sin embargo, todavía esta carga es sobrellevada principalmente por las mujeres.

El aporte del hombre en las tareas del hogar es cada vez mayor; sin embargo, todavía esta carga es sobrellevada principalmente por las mujeres.

(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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La jornada laboral de Henry Fuentes es variable cada día; así como pueden ser siete horas, se extienden a 16 en una jornada extenuante. Al llegar a su casa, cuenta este joven de 35 años, queda poco por hacer. Eso significa que alrededor del 90% de las tareas del hogar las realiza su esposa.

“Me encargo de mi hijo”, manifestó en referencia a su primogénito de 18 meses de edad, ese tiempo es exactamente el que su esposa lleva en los asuntos domésticos. Ella es fotógrafa, pero de mutuo acuerdo, al nacer su retoño decidieron que los ingresos los proveería Fuentes.

El involucramiento del hombre en las tareas del hogar en las familias estadounidenses, según la Oficina de Estadísticas Laborales, entre el 2003 y el 2015 aumentó del 35% al 43% en promedio diario en actividades como la preparación de la comida y la limpieza de la casa, entre otras.

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En ese mismo período, el tiempo invertido en estas labores aumentó de 16 a 21 minutos en promedio al día. Eso significa que la mayor parte de las actividades siguen recayendo en la mujer.

“No es algo del otro mundo”, respondió Fuentes cuando se le preguntó si en su caso era por patrones culturales machistas. “De las cosas de la casa se encarga mi esposa, si puedo ayudar en algo, ayudo; es que mi horario de trabajo es raro”, agregó el propietario de un negocio de construcción.

La intervención de la mujer, entretanto, descendió del 54% al 50%, mientras que el promedio de minutos bajó de 58 a 52 en promedio diario.

En el 2015, por ejemplo, las mujeres invirtieron un promedio de 2.6 horas y los hombres 2.1 cuando se dedicaron a cocinar, administrar las finanzas, cortar el césped, lavar platos o ir a la lavandería.

“Las responsabilidades comienzan a dividirse, pero la sobrecarga cae en las mujeres; todo viene arraigado al engranaje de cómo lo criaron a uno”, consideró Patricia Arbulú, locutora de radio, al advertir que es uno de los retos que enfrentan los inmigrantes latinos al llegar a esta nación.

El trabajo no remunerado en la casa, según la organización Better Policies for Better Lives, es mayor para las mujeres en México, donde invierten en promedio 53 minutos al día, seguido por Corea del Sur (48), Canadá (44), Nueva Zelanda (44), España (42) y Estados Unidos (41).

Celia Lacayo, socióloga de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), aseguró que aunque se han visto avances, en la Unión Americana todavía se enseña socialmente que la mujer se ocupe de las tareas del hogar, pero cuando ellas salen a trabajar ahora su cónyuge tiene que ayudar.

“Si le gusta o no, el hombre está ayudando más”, planteó la académica, al explicar que es en parte a la situación económica actual que ha llevado a las parejas a repartirse obligaciones.

La transmisión de estos valores, sostiene Lacayo, se da en la infancia. Los hijos ven que la mamá hace todo, desde ir a recogerlos a la escuela hasta lavar la ropa. Y la mujer se acostumbra, no porque quiera, sino porque así lo aprendió. “Así siguen las normas sociales en la próxima generación”.

Los cambios de los últimos 13 años, dijo la investigadora, es algo alentador. Sin embargo, afirma que la mujer realiza el doble o el triple del trabajo que el hombre. “Todavía vivimos en una sociedad con sexismo y machismo, como en la mayoría de culturas; Estados Unidos no se queda atrás”, concluyó.

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