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El trabajo mal pagado como inmigrante la preparó para ayudar mejor a la comunidad latina

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Mónica De La Cruz alcanzó su ‘sueño americano’ al desempeñarse como odontóloga en el Sur de California, profesión en la que se formó en su natal Colombia; sin embargo, al llegar a Los Ángeles se enfrentó a un camino cuesta arriba que la preparó para ayudar al inmigrante.

“Fue muy difícil, éramos como cuatro personas y vivíamos todos en un solo apartamento”, recordó la doctora en odontología graduada en la Universidad de Antioquia sobre su recibimiento al encontrarse con su madre a mediados de los ’80.

Esta profesional, oriunda de Medellín, poco después de obtener su título universitario emigró de forma indocumentada a territorio estadounidense. Ante las circunstancias adversas, se vio obligada a trabajar de cajera y en una oficina postal, entre otras labores.

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“Tampoco podía estudiar aquí, no podía hacer nada; así que tuve que trabajar para valerme por mi misma”, agregó la dentista.

Después de regularizar su estatus migratorio, estudió odontología en la Universidad del Sur de California (USC), de donde se graduó en 1997; de esa forma comenzó a trabajar en diferentes clínicas.

Pasaron cerca de 10 años antes de independizarse. Con una inversión de 50 mil dólares, entre ahorros y un préstamo personal, se aventuró a montar su propio local que llamó Clínica De La Cruz, en el que instaló tres operatorios.

“La creación de la clínica surge porque siempre he querido ayudar a la gente indocumentada, a quienes no tienen seguro”, explicó, detallando que al principio eran dos médicos y dos asistentes. En el primer mes de servicio, reveló, únicamente se atendieron a 10 personas.

En el primer año, los pocos ingresos eran invertidos en la clínica. La odontóloga cuenta que no tenía un sueldo, y para subsistir se apoyaba en el salario de su esposo.

La clínica comenzó a ser reconocida y los pacientes la recomendaban con otras personas. En el segundo año se sumaron cuatro doctores más.

“El crecimiento se debe a que los precios son bajos, para que la gente pueda tener salud. Además, entre 2 ó 3 veces al año le arreglamos la boca gratis a un paciente, lo hacemos con el más necesitado”, aseguró.

En esta clínica, el examen dental y la radiografía son gratis. Asimismo, ofrecen facilidades de pago y los precios de todos los servicios se ajustan a las condiciones económicas del paciente.

“Es preferible tener 10 pacientes, que atender sólo uno con precios altos; así la oficina puede estar más ocupada y tenemos más trabajo para todos nosotros”, advirtió.

De La Cruz manifiesta que trata de ponerse en los pies del usuario y que al llegar a la clínica se asegura que sea atendido tan bien como si estuviera en su casa.

“Que se sienta protegido, porque no solo estamos ayudándole en su tratamiento dental, sino como persona. Nos importa el nivel humano y médico también”, aseveró.

“Siento mucha satisfacción con lo que hemos logrado, porque aparte de trabajar en lo que me gusta, estamos haciendo la diferencia en la vida de más personas”, concluyó.

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