Anuncio

El Santo Niño de Atocha visita Santa Paula: Venerado por su historia

Share

Entre la devoción, la fe y la nostalgia, se espera que más de cinco mil personas lleguen a visitar al Santo Niño de Atocha, en la ciudad de Santa Paula.

La réplica hace su última parada en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe hasta el 3 de junio, luego de su visita en Sylmar del 18 al 24 de mayo.

Fidel Vázquez llegó hace unos días a la comunidad Plateros, un pueblo pequeño de la región de Fresnillo, Zacatecas para para solicitar que el Santo Nino de Atocha, pudiera llevar su fe a miles de feligreses migrantes en el sur de California.

Anuncio

“Anteriormente el Santo Niño pasaba por el área muy brevemente. En esta ocasión, y porque los feligreses lo querían así, me hice la meta de traerlo más tiempo a Sylmar”, afirma Vázquez, presidente de la organización migrante de zacatecanos del Valle de San Fernando.

“Yo pensaba que solo los zacatecanos lo veneraban, pero para nuestra sorpresa, el Niño fue visitado por más de 5 mil creyentes de todas partes, incluidos ecuatorianos, salvadoreños y guatemaltecos”, señala.

En Sylmar se organizaron varias misas, peregrinaciones, danzas y hasta mariachis para rendirle tributo, la misma bienvenida se espera en Santa Paula.

Vázquez destacó que la visita del Niño a Estados Unidos les da fe y esperanza a los migrantes durante estos tiempos de ataque, ya que “mucha gente no tiene los documentos legales para viajar afuera del país y visitar Plateros”.

El organizador destacó que inclusive hubo un joven que caminó de Little Rock a Sylmar para ver la imagen.

Por su parte, Juana Ortiz, feligrés de Nuestra Señora de Guadalupe, destaca que esta es la visita número 12 del Niño a Santa Paula.

“Estamos contentos de recibirlo una vez más. Para todos los que dicen que las imágenes no se veneran, les decimos que lo recibimos como un símbolo que representa la paz, la esperanza y el amor. Así como cuando sacas una foto de tu mamá y la recuerdas con amor por todo lo que te dio”, agrega Ortiz.

Origen

De acuerdo a los sitios web dirigidos al Santo Niño, la leyenda devota del hacedor de milagros surgió en España.

En Atocha, un suburbio de Madrid, muchos hombres estaban en prisión debido a la fe que profesaban. Como los carceleros no alimentaban a los prisioneros, las familias les traían los alimentos.

En una época, el califa emitió una orden que consistía en que nadie excepto niños de doce años o menores podía traer alimentos a los prisioneros.

Aquellos que tenían niños jóvenes podían mantener con vida a sus familiares, ¿pero qué les sucedería a los demás? Las mujeres del pueblo suplicaban a Nuestra Señora de Atocha, pidiéndole que las ayudara a encontrar una forma de alimentar a sus familiares.

Al poco tiempo, los niños volvieron a sus hogares con una historia extraña. Un joven niño visitaba y alimentaba a los prisioneros que no tenían niños jóvenes que los alimenten.

Ninguno de los niños sabía quién era, pero la pequeña vasija de agua que llevaba nunca estaba vacía, y la canasta siempre estaba llena de pan para alimentar a todos los desafortunados prisioneros que no tenían niños propios.

Cuando los españoles llegaron al Nuevo Mundo, trajeron consigo las devociones de sus tierras nativas.

Anuncio