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Con toda una vida por delante, algunos universitarios están considerando el suicidio

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Cuando más deberían estar viendo un futuro brillante, lleno de logros y puertas abiertas, los estudiantes de universidad están considerando el suicidio. Su mayor problema es el estrés que a menudo se acompaña con diagnósticos negativos en la salud mental.

Cristina Casillas, estudiante universitaria de Pomona, no ha llegado a ese punto, pero admite que una vida muy ocupada entre los estudios, el trabajo y la presión por obtener buenas calificaciones, así como pagar su educación y tener un techo, en ocasiones le causan depresión.

“No creo ser la única… En la escuela es donde más se ven estudiantes quejándose de no tener ni dinero para comprar el almuerzo del día, reinventando formas para no tener que comprar un libro o la compostura del auto, etcétera… Es triste, pero a veces te pones a pensar que si todo eso vale la pena y llegas a pensamientos macabros”, sostiene Casillas.

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Esta “modalidad” no es extraña para muchos. Uno de cada cinco estudiantes universitarios están tan estresados que piensan en quitarse la vida, enfatiza una encuesta del American College Health Association-National College Health Assessment (ACHA-NCHA).

Entre los más de 67,000 estudiantes encuestados, más del 20% dicen experimentar eventos estresantes en el último año, los que estuvieron fuertemente asociados con problemas de salud mental, y que incluyeron daños a sí mismos y pensamientos suicidas o intentos.

“Lo sorprendente de nuestros hallazgos es que hay un número desproporcionado de estudiantes, que informan una gran cantidad de exposiciones al estrés que creen que es traumático o difícil de superar”, señala Cindy Liu, investigadora principal, quien dirige el programa de riesgo de desarrollo y disparidades culturales en el Hospital Brigham and Women’s, de Boston.

Los eventos estresantes definidos como traumáticos o difíciles de manejar incluyen: presiones académicas, problemas de carrera, muerte de un familiar o amigo, problemas familiares, relaciones íntimas y otras relaciones sociales.

Igual se incluye las finanzas, problemas de salud de un miembro de la familia, e inclusive apariencia personal y dificultad para concebir el sueño.

Para Casillas estos eventos no son nada nuevos.

“Imagínate esforzarte por pagar tus clases y tener malos calificaciones a pesar de que te esfuerzas y no duermes por estudiar. Luego claro, hay presión por todo, por lucir bien así como que no tienes ningún tipo de problemas, cuando puedes estar atravesando dificultades con la pareja o la familia”, agregó la estudiante.

Los números

El equipo de Liu descubrió que 3 de cada 4 estudiantes había experimentado al menos un evento estresante el año anterior. Y más del 20% experimentó seis o más eventos estresantes en el último año.

Entre estos estudiantes, 1 de cada 4 dijo que había sido diagnosticado o tratado por un problema de salud mental.

Además, el 20% de todos los estudiantes encuestados pensó en el suicidio, el 9% había intentado suicidarse y casi el 20% se lesionó a sí mismo.

La experta

“Las universidades y los miembros de la familia que envían a los estudiantes a la universidad, deben recordar que esta es una etapa de la vida, donde los jóvenes se enfrentan a las expectativas de nuevas relaciones y situaciones de vida y otros encuentros que son estresantes”, sostiene Liu

La experta les recuerda a los estudiantes que algunos eventos estresantes no se pueden prevenir y, en algunos casos, son completamente normales. No obstante, debe existir un plan para que la familia, los amigos y las universidades brinden apoyo.

“Nuestro estudio destaca la necesidad urgente de ayudar a los estudiantes a reducir su experiencia de niveles abrumadores de estrés durante la universidad”, agrega.

Los más afectados

Estos problemas fueron particularmente agudos entre los estudiantes transgénero, con aproximadamente dos tercios diciendo que se había lastimado a sí mismos, y más de un tercio diciendo que había intentado suicidarse.

Además, más de la mitad de los estudiantes bisexuales dijeron que tenía pensamientos suicidas y se había perjudicado a sí mismos. Más de una cuarta parte de estos estudiantes había intentado suicidarse.

Las universidades están haciendo más que nunca para ayudar a los estudiantes, a sobrellevar la depresión y la ansiedad, dijo Liu. En algunas escuelas, estos esfuerzos incluyen consejería entre pares además de los servicios tradicionales de salud mental.

El suicidio es actualmente la segunda causa más común de muerte entre los estudiantes universitarios, de entre 25 y 34 años; y la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15-24 años, según la American College Health Association.

La tendencia es alarmante

La tasa de suicidios de 15-24 años de edad se ha triplicado en los últimos 50 años, según las estadísticas de la Universidad de Emory.

La tasa de suicidio entre los estudiantes universitarios se encuentra actualmente entre .5% y 7.5% por cada 100,000 estudiantes.

Según las estadísticas, uno de cada diez estudiantes universitarios elabora un plan para el suicidio.

Además, los pensamientos de por vida de intentar suicidarse ocurren entre el cinco por ciento de los estudiantes de posgrado y el 18% de los estudiantes de pregrado.

Los suicidios entre las niñas de 15 a 19 años se duplicaron entre 2007 y 2015, cuando alcanzó su punto más alto en 40 años.

La tasa de suicidios entre los chicos de 15 a 19 años creció un 30% entre 2007 y 2015.

El doble de hombres jóvenes, de entre 20 y 24 años, se suicidan, en comparación con las mujeres jóvenes.

En adolescentes, entre las edades de 17-19 años, la relación es aún más sesgada, con el suicidio que reclama casi cinco veces el número de hombres jóvenes.

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