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Club de lectura ayuda a madres inmigrantes a encontrar gusto y apoyo en la educación de sus hijos

Cleotilde Flores, al centro, sostiene sus libros favoritos. Flores y otras madres han leído estos libros en el club de literatura de Bravo Medical Magnet High School.

Cleotilde Flores, al centro, sostiene sus libros favoritos. Flores y otras madres han leído estos libros en el club de literatura de Bravo Medical Magnet High School.

(Al Seib / Los Angeles Times)
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María Oñate nunca había leído un libro, el primero que leyó fue cuando su hijo comenzó la preparatoria.

Sus padres, que no tuvieron educación, la sacaron de la escuela cuando tenía 15 años, le dijeron que tenía que prepararse para casarse y trabajar para ayudar a su familia en el rancho de donde es originaria en Puebla, México.

Casi dos décadas después, Oñate entró en ‘shock’ cuando los coordinadores del centro de padres de familia en la preparatoria a la que asiste su hijo, Bravo Medical Magnet, le sugirieron que se uniera al club de lectura.

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Oñate estaba ahí para participar en la educación de sus hijos y tenía claro que era muy tarde para comenzar con la suya.

“Odiaba leer”, dijo Oñate de 44 años. “Yo leía en la primaria pero nunca lo hice por mi propio gusto”.

Recientemente, esta madre de dos hijos fue la mujer latina que más hablo de entre las 15 mujeres que discutían una novela de 600 páginas en uno de los salones de la preparatoria.

El club de lectura se reúne dos veces al mes, como una forma de invitar a los padres migrantes a que se involucren en la educación de sus hijos.

“He visto cambio en los padres”, dijo la directora de la escuela María Torres-Flores, fundadora del club. “Ahora disfrutan leer y ven que es algo importante para sus hijos, ‘y que no solo es un pretexto para perder el tiempo y no ayudar en las tareas de la casa’”.

Las mujeres reunidas discutieron la saga “Rain of Gold”, en español “Lluvia de oro”, del autor mexicoamericano Víctor Villaseñor.

Mientras las ideas de las mujeres fluían con rapidez, Torres-Flores casi no pronunció palabra.

El timbre suena y se escuchan anuncios para los estudiantes. Uno es sobre oportunidades en el laboratorio biomédico de USC y el otro aconseja ser amables con los consejeros.

Los miembros del club siguen hablando mientras en el altavoz se escuchan los mensajes- discuten sobre cómo el autor describe a las madres, y comparan la forma en que los hombres cortejan a las mujeres en sus lugares de origen, además de compartir la lección que aprendieron sobre cómo hablar de sexo con sus hijos.

Pronto añadirán “Lluvia de oro”, a la lista de libros que han terminado de leer. Cada una sostiene una lección distinta, entre las notas de Nereyda Arenas, miembro del club, está lo siguiente:

“Don Quijote” muestra su “sabiduría a través de sus palabras, de su consejo y de sus poemas”.

“Steve Jobs”, “fue un poco más difícil, pero también fue fascinante adentrarse en la vida de este hombre, que con su tecnología ha cambiado la vida de tanta gente”.

Y Anna Frank, “El diario de una joven”, ofrece un ejemplo de “fuerza y espíritu”. Para algunas mujeres es un símbolo de que a pesar de que muchas no pueden viajar libremente a México son relativamente libres en Estados Unidos.

Muchos miembros del club dijeron que esas reuniones eran lo mejor de la semana. La mayoría son amas de casa, pero las que trabajan fuera de casa han arreglado sus horarios para poder estar presentes. Una de ellas, cocinera, le dijo a su jefe que no podía perderse una junta.

Oñate está entre las que viajan en autobús durante más de una hora para poder participar.

“Esta es una oportunidad para nosotras que nunca hemos tenido la oportunidad de aprender”, dijo Elizabeth Villegas, que llevaba un poncho negro para cubrirse del frío. “No todos los directores de las escuelas pasarían tiempo con nosotras”.

Torres-Flores comenzó el club hace seis años cuando intentaba incrementar el hábito de la lectura entre los estudiantes. Pero Se dio cuenta que la barrera más importantes que impedía que los estudiantes leyeran, estaban en casa.

Entonces Torres-Flores comenzó a enfocarse en los padres de familia. “Si puedo hacer que los padres lean”, dijo Torres-Flores, “ellos verán el valor de la lectura y querrán que los niños lean más”.

Cuando Torres-Flores comenzó el grupo, los padres le dijeron que no creían ser capaces de leer libros, aunque estuvieran en español. Solamente unas cuantas personas se presentaron a la primera junta.

“Después se integró otro padre y después otro”, dijo la directora.

“El club de lectura pronto llegó a tener 15 personas y después a 25. Por muy poco tiempo algunos hombres asistieron, pero generalmente eran las madres las que hacían acto de presencia. Cuando los hijos se graduaron, también lo hicieron sus madres.

Al principio, muy pocas participaban.

Torres-Flores las impulsa a que tomen notas al final de cada sección y a que compartan algo de lo que aprendieron.

Además de expandir su capacidad de lectura, las madres tomaron un rol como líderes en la organización de actividades para otros padres de familia, dijo ella.

Bravo tiene los niveles de graduación más altos.

El logro probablemente tiene más que ver con lo que pasa en el salón de clases y con la elección independiente que hacen los estudiantes por inscribirse, reconoce Torres- Flores. También se ha dado cuenta de cómo los esfuerzos por integrar a los padres de familia son importantes.

La participación de los padres es conocida por dar mejores resultados en la educación, dijo Carola Suárez- Orozco, subdirectora del Instituto de Inmigración, Globalización y Educación. Sin embargo, con frecuencia los padres inmigrantes no se sienten bienvenidos en sus escuelas, o se avergüenzan de que ellos no terminarán su educación, dijo Suárez- Orozco.

Una de las preocupaciones es que esfuerzos como estos deben comenzar a hacerse más temprano. La psicóloga en educación Carrie Rothstein-Fisch, maestra en Cal State Northridge dijo: “desgraciadamente es muy tarde para los niños”. Aseguró que el mejor momento para que un programa como éste tenga un fuerte impacto en la educación de los niños es antes del tercer grado.

De todas formas Torres-Flores, dijo que ella observa un efecto positivo tanto en los estudiantes como en sus madres.

Por un lado, las mujeres se llevan a casa el libro terminado, que pueden añadir a lo que ellas llaman con orgullo sus bibliotecas. Un estudio de 20 años que realizó la Universidad de Nevada en Reno, encontró que la presencia de libros en una casa era aún más importantes que el nivel educativo de los padres, esto como un indicador de que un niño va a tener éxito en la escuela.

“¿Cuántas personas pueden decir ‘Yo tengo una biblioteca en casa’, especialmente entre la comunidad latina?”, dijo Torres-Flores.

Dijo que las familias que solían ver la televisión los domingos, ahora están leyendo. “Tú sabes que la literatura es importante para ellos. Eso va a lograr una diferencia en que los niños tengan éxito o no lo tengan”.

Gabriel, hijo de Oñate ha notado un cambio en la relación que tiene con su madre. “Siento que ahora podemos interactuar a un nivel más intelectual”, dijo Gabriel. “Ahora ella entiende porque leía tanto en la secundaria”.

Cleotilde Flores, otra inmigrante de Puebla que lleva trenzado su cabello negro, muestra una copia firmada de “Lluvia de oro”.

Recientemente el autor tuvo una lectura en la biblioteca del Este de Los Ángeles, y Flores acompañó a su hijo, a quien le asignaron leer el libro en su clase de estudios americanos.

Para Flores, leer ha sido una actividad en solitario. La oportunidad para discutir libros y compartir este interés con otros lo ha cambiado la lectura. “Siento que todos somos una gran familia”, dijo Flores. “Podemos decir lo que pensamos. No podría hacer esto en otra escuela”.

Al final de la junta del club, y después de compartir una comida de celebración, llegó el momento para que las mujeres seleccionaran el próximo libro de texto. Rechazaron varias opciones: “Emotional Intelligence/ Inteligencia emocional”; “The Voice of Knowledge/ La voz del conocimiento”; “Across a Hundred Mountains/ A través de cien montanas”.

Después de una discusión las madres seleccionaron “Battle Hymn of the Tiger Mother” de la autoraAmy Chua, en español se llama “Madre Tigre, Hijos Leones”. El argumento que las llevó a seleccionar este libro fue el siguiente: Nos va a ayudar a sacar adelante a nuestros hijos”.

Si quiere leer este artículo en inglés haga clic aquí

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