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Angelinos salen a marchar en el primer llamado a una huelga general nacional

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La comunidad en Los Ángeles se congregará, este sábado 18 de febrero, en una marcha que promete ser el banderillazo de partida de una movilización nacional en contra de las políticas de deportaciones de la Casa Blanca, que a la vez están convocando a un paro nacional.

“Entre todo lo negativo [Donald Trump] ha hecho que toda la comunidad se una”, reaccionó Julieta Isela, de ascendencia mexicana. “Se ve palpable el temor de la gente, por eso las marchas nos recuerdan que siempre debemos estar unidos en una sola causa”.

Esta manifestación saldrá a las 11 am de la estación del Metro Pershing Square, ubicada en el 532 S. Olive St. Luego se desplazarán hacia el norte, en dirección al Ayuntamiento de Los Ángeles.

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De acuerdo a Nativo López, director de Hermandad Mexicana La Original, este es un seguimiento al movimiento que se levantó el 20 de enero, el mismo día que el presidente Trump asumió el control de la Oficina Oval, en Washington D.C.

“Lo que queremos es un alto a las deportaciones arbitrarias y hacemos un llamado a la huelga general para el 1 de mayo”, aseguró el activista.

La última vez que se convocó a un paro nacional, en Los Ángeles se congregaron más de 500 mil personas y la respuesta masiva fue evidente en las principales ciudades de toda la nación.

En esa ocasión, es decir el 25 de marzo de 2006, la población y líderes de organizaciones elevaron una sola voz para detener la ley H.R. 4437 del congresista republicano Jim Sensenbrenner, que criminalizaba a los indocumentados y a quienes pudieran brindarles ayuda.

“Hemos avanzado mucho”, agregó López, con la expectativa de que la comunidad se contagie de ese espíritu de lucha y que exprese su sentir en estas movilizaciones.

“Lo que estamos viendo con Trump es una secuencia de los ocho años de Barack Obama, que deportó a más de 2.5 millones de personas. Él sentó el cimiento, pero la gente ya está harta”, añadió.

Ron Góchez, director político de la organización Unión del Barrio, advirtió que la marcha también servirá para organizar a la gente, tanto para sumarse al paro general como para defenderse de los operativos que está realizando la ‘migra’ contra los indocumentados.

“El mensaje es de organización”, enfatizó el activista, destacando que por esa razón están apostándole a los comités de resistencia, una especie de red de vecinos que coordinen actividades para defenderse en caso de ver redadas o detenciones contra los inmigrantes.

“No es suficiente conocer tus derechos, porque no se respetan”, dijo Góchez. “En el tiempo del presidente Obama las detenciones eran más seleccionadas, ahora hay miedo que lleguen a las fábricas y tiendas, porque se están haciendo más públicas y la gente tiene que prepararse”.

En efecto, la primera serie de operativos realizados por la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) detuvo a 680 personas en al menos 12 diferentes estados.

La preocupación entre la población es que regresen las redadas masivas, como las que implementó George W. Bush en sus dos últimos años como presidente.

La redada más grande hasta la fecha se realizó el 25 de agosto de 2008 en la fábrica Howard Industries, ubicada en Laurel, Mississippi. Ahí se arrestaron a 595 personas.

“Tenemos que sobrepasar el pánico, las protestas continuas tienen efecto”, planteó a HOY Suyapa Portillo, profesora de Historia y Estudios Transnacionales de la Universidad Pitzer, en la ciudad de Claremont, California.

Según la investigadora, la presión del sector laboral hizo que renunciara el Secretario de Trabajo, Andrew Puzder. Esta decisión se produjo un día antes de su audiencia de confirmación en el Senado.

“Hay que mantener esa fuerza, esa protesta y al mismo tiempo organizarse”, apuntaló Portillo, exhortando a la comunidad a informarse en foros de organizaciones comunitarias, abogados, escuelas y universidades, porque “el pánico se contrarresta con información”.

De igual forma, la especialista considera que es fundamental que los padres hablen de las deportaciones con la familia, así como preparar un plan en caso de que una deportación ocurra, afín de que sepan en manos de quien quedan sus bienes y sus hijos.

“Hay que salir a marchar”, reiteró la académica. “Hay que demostrarle no solo a Trump, sino a todos los legisladores, que la comunidad inmigrante es contribuyente de la economía de este país y que también es capaz de organizarse”.

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