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Cuatro ‘reglas de oro’ que todo padre debe heredarle a sus hijos

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Saber dividir el tiempo entre el activismo, el trabajo y la familia, es un arte que no todos los hombres pueden ejecutar. Para John Arvizú es una responsabilidad que toma feliz y la cual aprende a dominar cada día mejor.

En su jornada como progenitor, desde hace cuatro años de los gemelos Nicolás y Carina, Arvizú comparte “las cuatro reglas de oro” que todo padre debe enseñarle a sus hijos.

“Mis padre emigraron desde Chihuahua, México en 1973. Así que yo nací en Los Ángeles y soy el más joven de cuatro hijos”, dice Arvizú.

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Como hijo de inmigrantes, el joven creció observando el trabajo arduo de su padre como hojalatero, para conservar a sus hijos en la escuela y lejos del crimen mientras que su padre cuidaba de ellos en el hogar.

Con estas enseñanzas, el joven se sumergió en el activismo con la organización proinmigrante Chirla y años después, sigue trabajando para la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), como director de finanzas y el codirector de desarrollo apoyando a la entidad en la recaudación de fondos y su gestión.

“Mis padres siempre han sido mi inspiración para el trabajo comunitario al que me dedico. Los sacrificios que ellos hicieron para darnos una vida mejor, siempre me guían en mi identidad y en mi compromiso, para avanzar los derechos de los más vulnerables”, dice Arvizú.

El compromiso por la comunidad

Y precisamente, una de sus reglas de oro es heredarle a sus hijos el “un profundo amor y compromiso al bien común y a las comunidades, que luchan por igualdad y dignidad”.

“Estos valores son lo mejor que me pasaron mis padres a mí y lo que deseo pasarles a mis hijos”, agrega.

A juicio del inmigrante, ahora 41 años de edad, la cultura de los latinos es siempre ayudar al vecino y al bien común.

No obstante, afirma que estos valores no se ven en Estados Unidos con la gente actuando de forma más individual.

“Es importante estar conectado a tus raíces y avanzar los derechos civiles y laborales de las minorías en este país”, dice.

El amor que recibes equivale al amor que das

Arvizú sostiene que aparte de su activismo y trabajo, ser un buen padre es su primera prioridad.

“Esto es un proceso porque todavía estoy aprendiendo cómo cumplir con esta responsabilidad. Es más, sigue cambiando año tras año que mis hijos van creciendo. Pero en general, ser un buen padre significa estar presente; y brindarles amor, entendimiento y paciencia cada día”, señala.

Para lograr esto, dice sin tapujos, “tengo que hacer una consciente decisión de salir del trabajo a tiempo y dejar el estrés atrás, para el próximo día, o por lo menos, hasta que se duerman los niños. Pero cuando estamos juntos, estamos presentes y creamos importantes experiencias y memorias que ojalá, queden con ellos por su vida”.

Trata a otros como quieren que te traten

También, para ser un buen padre, es importante ser un buen esposo, indica Arvizú.

“Esta es mi segunda prioridad en la vida. Es súper importante tener buena comunicación con mi pareja, apoyarnos uno al otro en nuestras careras, y mostrarle a nuestros hijos una relación positiva de respeto y cariño (en particular, cuando estamos en desacuerdo). Por eso, asumo quehaceres de la casa y del cuidado de los niños”, agrega.

El amor por la lectura

Esta es una de las memorias más especiales que Arvizú tiene de su padre.

“Cada noche se dormía con sus lentes puestos y con un libro en sus manos. La lectura cambia vidas, te lleva a viajar a lugares increíbles por el mundo, puedes aprender inmensidad de cosas y alimentar la creatividad”, dice.

“Es fácil hoy en día perderse en YouTube, los juegos y la tele… La lectura tiene valor en la vida”, añade.

¿Cómo padre trabajador, cómo le haces tú para poder tener tiempo con tus hijos?

“El balance entre la familia y el trabajo es lo más difícil manejar para un padre trabajador, porque de repente estamos consumidos en problemas del trabajo y fácilmente perdemos la paciencia con nuestros hijos o con nuestra pareja”, asegura.

“Pero uno tiene que estar consiente de este balance y otra vez afirmar que el papel más importante, la prioridad principal, es de ser un padre”, agrega.

Asimismo, apunta, “por eso, desde la mañanita cuando los despierto hasta la noche cuando me toca leerles un libro y ponerlos a dormir, siempre busco oportunidades de darles de mi tiempo”.

“Y en realidad, me encanta pasar el tiempo con ellos. Yo sé que pronto van a crecer y querer salir con sus amigos, y estoy disfrutando estos años”, concluye Arvizú.

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