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Inspecciones aleatorias diarias en el LAUSD: ¿seguridad para los estudiantes, o una medida excesiva?

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Kevin Castillo estaba en su primer año en Hamilton High School cuando algunos administradores que llevaban detectores de metales portátiles interrumpieron su clase de inglés para realizar una inspección aleatoria.



Los funcionarios le pidieron a un estudiante que elija un número entre el uno y el 10. El alumno eligió el siete, por lo cual cada séptima persona de la clase debió recoger sus pertenencias y salir del aula.

Los estudiantes elegidos -Kevin entre ellos- fueron llevados a una oficina cercana, contó el joven, donde se les ordenó que abrieran sus mochilas lentamente para que los administradores miraran en el interior de éstas, y con palos movieran los objetos, relató el estudiante.

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También pasaron los detectores de metales por los cuerpos de los chicos, de arriba a abajo.

Kevin no tenía nada indebido, comentó. Su cinturón tenía metal, pero aun así lo sobresaltó cuando el detector empezó a sonar.

“Estuve asustado todo el tiempo”, comentó.



Algunos activistas locales presionan para ponerle fin a las requisas aleatorias, alegando que hay poca consistencia en la forma en que se llevan a cabo y poca evidencia de que sean útiles o necesarias. La superintendente interina del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), Vivian Ekchian, informó recientemente en una reunión pública que planeaba encargar una encuesta en todo el distrito sobre las actitudes hacia estas inspecciones.


El LAUSD es el único distrito de su tamaño que exige que todas las escuelas secundarias y preparatorias realicen registros aleatorios diarios de armas con detectores de metales.



Las inspecciones aleatorias comenzaron en 1993, después de que un joven de 16 años fuera asesinado a balazos en Fairfax High School. Un mes después, un estudiante murió a causa de un tiroteo en Reseda High School.



El distrito comenzó a exigir las búsquedas diarias con detectores de metales en 2011, después de que dos alumnos resultaran heridos en un tiroteo en Gardena High School, precisaron los funcionarios del distrito.

¿Funcionan las inspecciones?

 Una auditoría interna del distrito, realizada en 20 escuelas y publicada en abril, encontró inconsistencias en la realización de estos registros aleatorios. Algunas escuelas no las realizaban a diario; una cuarta parte no tenía suficientes detectores para buscar correctamente.



Las entrevistas con profesores, estudiantes y administradores también indican que ciertas particularidades de las búsquedas (desde quién es elegido para ser registrado hasta cómo se realiza el procedimiento) no son uniformes en todo el sistema escolar.

La organización sin fines de lucro InnerCity Struggle, que trabaja para promover comunidades seguras y saludables en el lado este de Los Ángeles, y el bufete de abogacía Public Counsel, pidieron al distrito los registros de las requisas aleatorias en las escuelas donde se confiscaron armas.

El LAUSD proporcionó registros para 59 escuelas, menos de una cuarta parte de las secundarias y preparatorias. Es posible que los documentos no muestren todas las búsquedas realizadas en esas 59 escuelas porque las entidades solicitaron solamente los registros de instancias en las que se habían hallado armas.

El Proyecto de Derechos Civiles de la UCLA analizó recientemente los documentos de las búsquedas realizadas entre 2013 y 2015, y determinó que éstos cubren alrededor de 5,400 inspecciones, aproximadamente 34,000 estudiantes requisados. Los administradores, de acuerdo con el análisis, confiscaron muchos más útiles escolares que armas (0) y cuchillos (37) durante los procedimientos aleatorios.

Entre los artículos confiscados que no eran armas, de acuerdo con los registros parciales, encontraron 1,112 plumones, 241 encendedores, 137 pares de tijeras, 109 aerosoles para el cuerpo, 80 botellas de líquido corrector, 73 drogas ilegales, 56 medicamentos de venta libre y 34 marcadores.

 Cuando Kevin, ahora de 17 años, fue registrado por última vez, en abril, los administradores vieron que llevaba una baraja de cartas y le preguntaron si apostaba. “Ya daban por sentado que hacía cosas negativas, sólo por una baraja”, dijo. “Pero yo no juego. Sólo estaba haciendo trucos con cartas”.

¿Dónde están las armas?

 Los números bajos de armas muestran que las búsquedas tienen el efecto deseado, señaló la abogada del LAUSD Katrina Campbell. “Lo bueno de los detectores de metales es que actúan como un elemento de disuasión”, explicó, “por lo cual el número de armas recuperadas debería ser muy, muy bajo”.



Los miembros de la junta escolar están divididos sobre el tema. Algunos dicen que los padres quieren que las búsquedas aleatorias continúen, mientras que otros cuestionan la eficacia y el efecto de éstas en los estudiantes.

Benjamin Holtzman, miembro de la junta escolar estudiantil y también alumno de Hamilton, expresó en una reciente sesión de la junta escolar que apoya las requisas a pesar de sus inconveniencias, porque cree que son una medida de seguridad válida.



Los activistas y defensores de los alumnos, sin embargo, argumentan que los números bajos respaldan el hecho de que las inspecciones son una pérdida de tiempo y una intrusión que destruye la confianza entre los estudiantes y el personal escolar.

“Los alumnos venimos a la escuela a aprender, a tener una buena educación y ser capaces de tener una mejor idea de lo que vamos a hacer con nuestras vidas”, manifestó Guadalupe Morales, de 16 años, alumna de Mendez High School. Los registros no la hacen sentir más segura, afirmó la joven. Por el contrario, se siente impotente y temerosa de esos adultos de los cuales debe aprender.



Las búsquedas preocupan especialmente a los jóvenes LGBT y a los estudiantes que temen la deportación, dijo Rocque Armenta, director sénior de estrategias de InnerCity Struggle. Los alumnos sin hogar, que llevan todas sus pertenencias con ellos, también las encuentran aterradoras.

Se ha investigado poco sobre el efecto de las inspecciones aleatorias diarias en las escuelas, afirmó la profesora de educación Sandra Graham, de UCLA. Pero “las escuelas [comienzan] a parecerse más a prisiones donde hay mucha vigilancia... Esto puede llevar a los niños a una mayor percepción negativa del clima escolar”.



Algunos alumnos también portan armas para sentirse seguros en su camino diario a la escuela, expuso Amir Whitaker, abogado y exinvestigador del Proyecto de Derechos Civiles de la UCLA, quien dirigió el análisis.

Los defensores piden más asesores de salud mental y coordinadores de justicia restaurativa para abordar los problemas subyacentes que hacen que los chicos lleven armas a la escuela en primer lugar.



¿Cómo son las búsquedas aleatorias?

Los administradores del distrito no permitieron que un periodista presenciara una requisa aleatoria. En su lugar, señalaron una reciente sesión de estudio de la junta escolar en la que los administradores de George Washington Preparatory High School hicieron una demostración.

Según los datos del análisis de la UCLA, las escuelas eligen un promedio de seis estudiantes por registro. Pero ese número puede variar ampliamente. En 2015, North Hollywood High School inspeccionó aleatoriamente a 100 alumnos el 20 de abril, un día en que mucha gente celebra la marihuana. En el procedimiento encontraron un encendedor y algunos marcadores permanentes, según los registros, pero no drogas.

La fecha, combinada con el alto número de alumnos registrados, sugiere que los administradores a veces abusan de la política de inspecciones para buscar drogas, indicó Whitaker.

El 20 de abril, el personal de North Hollywood High School registró a 100 estudiantes (Proyecto de Derechos Civiles de la UCLA).

También eligieron registrar a los alumnos que habían llegado tarde a clase ese día, una forma de focalización, agregó.


Campbell, el abogado del distrito, expresó que las búsquedas aleatorias “no se usan para detectar drogas”, pero agregó: “Si descubrimos sin querer que que un alumno tiene drogas, sí, tenemos la obligación de decomisar ese objeto ilegal”.

Algunos maestros y estudiantes del distrito afirman que las inspecciones son menos comunes en los salones de clase de colocación avanzada, de honores y en escuelas magneto. Esas clases a menudo tienen más estudiantes blancos que otras, lo cual significa que los alumnos no blancos podrían ser señalados con mayor frecuencia.



Aunque se les exige a las escuelas que conserven registros de las búsquedas e incluyan todo lo que sea confiscado, no marcan el tipo de clase que se registra ni el género o la raza de los alumnos a quienes se requisa. Campbell dijo que el distrito no tiene evidencia de que las escuelas magneto y las clases de colocación avanzada no estén siendo registradas regularmente.

Algunos miembros del personal escolar alegan también que nunca han recibido capacitación sobre las búsquedas. La primera vez que se registró la clase de la profesora de inglés Sharonne Hapuarachy, en Dorsey High School, los administradores pidieron a los estudiantes que pusieran sus manos sobre sus escritorios. Pensando que ella también podría ser registrada, Hapuarachy hizo lo mismo. Los administradores, comentó, “nunca le han contado al personal una palabra al respecto, ni explicado lo que están haciendo, o por qué lo están haciendo”.

Los registros del LAUSD que analizó la UCLA muestran al menos 80 búsquedas en Dorsey desde 2013 hasta el final del año escolar 2015. En algunos registros de 2013, los administradores escribieron que el método empleado para seleccionar a los estudiantes era “visual”. A menudo, registraron una clase completa.

*** FOTO 3
Un registro de búsqueda de estudiantes de Dorsey High School, de 2013
(Proyecto de Derechos Civiles de la UCLA).

Sherlett Hendy Newbill, decana de Dorsey, contó que ella u otro administrador ahora eligen un aula en un edificio que no han visitado en un tiempo. Antes de seleccionar a cada quinto estudiante, pregunta si alguien tiene algo que entregar.



Las inspecciones aleatorias se realizan ahora sólo una vez cada pocos meses en Dorsey, afirmó Hendy Newbill, quien no era decana entre 2013 y 2015. La mujer no sabía que éstas debían realizarse a diario, expresó. “No tenemos el personal para hacer eso todos los días”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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