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Construir un parque, no un muro: el ambicioso plan de una agrupación para la frontera de EEUU y México

Support for a binational park along the U.S. Mexico border

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Aproximadamente 14 millas al oeste de los prototipos del gobierno de Trump para un futuro muro fronterizo, un pequeño grupo de residentes del límite entre San Diego y Tijuana ha comenzado a defender una idea muy diferente: eliminar la pared por completo.

En lugar de una valla doble, la pequeña organización de voluntarios Friends of Friendship Park visualiza allí un parque binacional y un puerto de entrada peatonal en el extremo más occidental de la frontera con México, de 1,969 millas. “Si vas a hacer un prototipo de un muro fronterizo, ¿por qué no crear un prototipo de un parque fronterizo?”, se pregunta John Fanestil, un ministro metodista que ofrece la comunión semanal en el vallado. “¿Por qué no armar un prototipo de amistad en la frontera de los EE.UU. con México?”.

¿Suena remoto? Sin lugar a dudas.

Para la Patrulla Fronteriza estadounidense, la valla doble existente que separa el barrio de Playas de Tijuana del Parque Estatal Fronterizo al sur de Imperial Beach impide la actividad ilícita -tráfico de personas, drogas y dinero- y protege a los agentes estadounidenses de agresiones, como rocas arrojadas a modo de proyectiles.

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Fortalecer la seguridad en el límite entre ambos países ha sido un tema central para el presidente Trump desde su campaña. El mandatario prometió construir un “gran y hermoso muro” a lo largo de éste, y aseguró que México deberá pagar el gasto.

El mes pasado, ocho prototipos, cada uno de 30 pies de alto, se dieron a conocer en San Diego, en Otay Mesa. En aproximadamente un mes, cuando fragüe el concreto, se lanzará un período de prueba de 30 a 60 días.

Pero los miembros de Friends of Friendship Park, que durante años abogaron por un mayor acceso público a este tramo de la frontera, argumentan que construir buenas relaciones con México mejoraría la seguridad más que un muro elevado. También afirman que asegurar la zona y construir un parque binacional no son conceptos mutuamente excluyentes. Según ellos, las tecnologías que avanzan rápidamente ofrecen nuevas posibilidades para las agencias del orden en todos los niveles, y algunas de ellas podrían aplicarse en el área.

“Algunas personas podrían pensar que es el peor momento para proponerlo, pero también que es el mejor momento”, expresó el arquitecto James Brown. “Especialmente en medio del clima político en el que nos encontramos, creo que podría capturar la imaginación del público”.

Friendship Park es el nombre de una pequeña zona que rodea el Monumento 258, un marcador de piedra en el punto fronterizo original entre los Estados Unidos y México. Durante décadas, esto marcó el espacio donde las familias de ambos lados de la frontera se reunían. “El Tratado de Guadalupe Hidalgo llama a la paz y la amistad entre la gente de las dos naciones”, afirmó Fanestil, para quien ese lugar debe rendir homenaje a ese criterio.

Las cercas flojas que existieron en el área durante años permitían que la gente se acercara, abrazara, compartiera picnics. Pero en los últimos años, tales intercambios se han vuelto en gran medida imposibles.

Saúl Rocha, un oficial de enlace con la comunidad en San Diego para la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, resaltó que el cerco más fuerte se hizo necesario a medida que los contrabandistas aprovechaban para infiltrarse en reuniones legítimas. “Ellos sacaban ventaja de la oportunidad que brindábamos a las familias, para llevar a cabo sus actividades ilícitas”.

Hoy, el vallado consiste en una doble barrera férreamente controlada. Los fines de semana, la cerca secundaria se abre durante varias horas, lo cual permite que quienes están en el lado de los EE.UU. lleguen hasta la cerca principal y hablen con amigos y familiares al otro lado de la frontera; la malla metálica tejida firmemente sólo les permite tocarse los dedos. Dos o tres veces al año, ésta se abre brevemente a petición del grupo Border Angels, lo cual posibilita que la gente se abrace.

“Friendship Park es uno de los espacios de encuentro más importantes del mundo, pero al mismo tiempo, es uno de los menos humanitarios”, aseveró Brown.

Quitar un tramo de 1,000 pies de la valla doble en este lugar es el corazón de la propuesta de Friends of Friendship Park. Brown y Fanestil hablan de un parque de 36 acres construido alrededor de esta zona, que abarcaría Tijuana y San Diego, e incluso podría incluir un muelle que sobresalga hacia el Océano Pacífico. “¿No sería divertido caminar por el muelle con tu amigo de México y luego regresar, darle un abrazo y decir: ‘Nos vemos la próxima’?”, preguntó Fanestil.

La propuesta en este punto es conceptual y deja muchas dudas abiertas. ¿Cómo podrían las autoridades mantener el control del flujo de personas en el área? ¿Cómo se aseguraría el perímetro? ¿Cómo llegaría la gente allí? ¿Sólo tendrían acceso las personas que poseen documentos para cruzar la frontera?

Para llegar a un diseño, un grupo de becarios de Loeb -arquitectos, diseñadores y otros profesionales de la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard- tiene programado acudir a la región a principios del próximo año. Se realizarán dos audiencias públicas, una en Tijuana y la otra en San Diego, detalló Brown, excompañero de Loeb y creador del espacio de arte experimental Bread & Salt en Barrio Logan.

Fanestil y otros proponentes del parque argumentan que su propuesta no es inconcebible, ni tampoco sin precedentes. La frontera de los EE.UU. con Canadá cuenta con parques binacionales, en particular el notable parque internacional Peace Arch, que se extiende por Columbia Británica y el estado de Washington. Como ejemplo de un cruce fronterizo exclusivo para peatones, la referencia más cercana es el puerto peatonal Cross Border Xpress, que conecta el aeropuerto de Tijuana con Otay Mesa.

Las nuevas tecnologías en los últimos años han ofrecido una gama de posibilidades para los organismos encargados de hacer cumplir la ley en la frontera. Un libro blanco de 2015 titulado “Envision 2020”, realizado por UC San Diego y Cubic Transportation Systems, enumeró analíticos de visión, marcadores biométricos, tecnología de sensores y drones como parte del futuro de la seguridad fronteriza.

Antes de quitar el muro y crear un parque binacional, “deberíamos asegurar los perímetros del parque”, expuso Katie Busch-Sorensen, arquitecta global sénior de soluciones para Cubic Transportation Systems. Las barreras físicas, los marcadores biométricos y las cámaras de video aéreas podrían ser parte de una solución futura, consideró.

“Es algo maravilloso con lo cual trabajar. Ciertamente podríamos probar esto en un área más pequeña y hacerlo crecer desde allí. Creo que deberían hacerse pequeñas pruebas y asegurar la protección necesaria”.

Incluso si resulta técnicamente factible, el desafío será persuadir a los funcionarios de los niveles más altos del gobierno para que aprueben el parque, señalan Brown y Fanestil. Implicaría no sólo crear un espacio de encuentro binacional, sino también la aprobación de un permiso presidencial para construir un puerto de entrada peatonal.

“Esto podría suceder durante nuestras vidas”, afirmó Brown ante un grupo que se reunió el mes pasado en la Iglesia Metodista Unida de Mission Valley, para conocer la propuesta. “Parece poco probable, pero puede ocurrir”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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