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La polémica por el acoso sexual de Weinstein expone el doble estándar de Hollywood

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Cuando, hace un año, se filtró el tristemente célebre video de “Access Hollywood” en el cual Donald Trump -por entonces candidato y ahora presidente- se jactaba en 2005, en términos burdos, acerca de poder toquetear a las mujeres porque era una celebridad, Hollywood colapsó.

Cher lo consideró “un charlatán cursi y patán” en Twitter. El comediante Patton Oswalt lo definió como “un asqueroso sexista”. La actriz Emmy Rossum escribió: “cerdo misógino”.

Pero esta semana, cuando se reveló que el renombrado productor de cine y TV Harvey Weinstein posee un largo historial de acosar sexualmente a mujeres, la respuesta de Hollywood, fue en gran medida, enmudecer. Todos los estudios, el pasado viernes, declinaron hacer comentarios.

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“Sí, Hollywood pone el foco en la Iglesia Católica, en el tráfico sexual… Ahora pongamos la luz sobre nosotros por un segundo, y lo que hemos perdonado”, escribió en Twitter la actriz, escritora y productora Lena Dunham, una de las personalidades que tomó una posición pública al respecto.

Hollywood tiene un historial pobre cuando se trata de mujeres. Las actrices tuvieron sólo el 31.4% de los papeles hablados en las 100 películas más importantes estrenadas el año pasado, según la Media, Diversity and Social Change Initiative de la Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo de USC. El estereotipo “sexy” persiste, y más de un cuarto de las mujeres en esos films lucieron prendas sensuales, en comparación con el 5.7% de los hombres. En 2015, la Comisión Federal de Igualdad de Oportunidades de Empleo abrió una investigación sobre presuntas prácticas discriminatorias de contratación contra directoras.

“A Hollywood le gusta proyectar la imagen de que es progresista en asuntos de raza, género y temas sociales, pero finalmente se trata de una industria absolutamente retrógrada”, afirmó Caroline Heldman, profesora universitaria quien ha trabajado con las presuntas víctimas de Bill Cosby y de Weinstein. “Es una industria que, en muchos sentidos, se parece a la década de 1950”.

Weinstein, quien se tomó licencia de su compañía, atribuyó su conducta a haber crecido “en los años 1960 y 1970, cuando todas las reglas acerca del comportamiento y los espacios de trabajo eran distintas”. El viernes, el directorio de su empresa afirmó que se estaban investigando las acusaciones en su contra.

El New York Times reportó que al menos ocho acuerdos comerciales se concretaron con mujeres que revelaron denuncias de acoso contra Weinstein Co. o Miramax, el estudio que el productor y su hermano Bob convirtieron en una poderosa fuerza cultural gracias a películas independientes como “Pulp Fiction”, “Shakespeare in Love” y “Chicago.”

Según informó el periódico, en sus viajes a Los Ángeles y Londres, Weinstein convocaba a jóvenes actrices o asistentes a sus cuartos de hotel, donde les pedía un masaje o las invitaba a verlo tomar un baño.

Hollywood lleva un largo tiempo manchado con acusaciones de acoso sexual, algo que data de la era del cine mudo, cuando el actor Roscoe Conkling “Fatty” Arbuckle enfrentó cargos por la violación y muerte de una actriz (de los cuales resultó absuelto). Otras estrellas y realizadores importantes, como Alfred Hitchcock, Marlon Brando y Arnold Schwarzenegger, también han sido acusados de comportamientos inapropiados.

Las denuncias de malas conductas sexuales han derribado a otras figuras de los medios de comunicación, como el creador de Fox News, Roger Ailes, y el anfitrión Bill O’Reilly, y L.A. Reid, director ejecutivo de Epic Records. Los escándalos también sacudieron a queridas instituciones del cine independiente, como Cinefamily, el teatro angelino sin fines de lucro (donde recientemente renunciaron dos de sus líderes) y la cadena de cines Alamo Drafthouse. Todos han negado la comisión de delitos.

En lugar de expresar conmoción o consternación, los conocedores de Hollywood reconocieron que el comportamiento de Weinstein era “un secreto a voces”, carne de chismes durante décadas.

La supuesta conducta del productor pudo haberse visto facilitada por la cultura de trabajo -algunas veces tóxica- de Hollywood, que a menudo tolera, y en ciertos casos hasta glorifica, una gama de cuestiones inapropiadas y explotadoras. Para los humildes asistentes, ansiosos de establecerse en la industria, las largas horas de trabajo, las tareas degradantes y los jefes malhumorados son considerados como parte del empleo.

Ser “volátil” o “enérgico” puede ser una insignia de honor en la industria, condiciones que fueron encarnadas por personajes como Ari Gold, el representante de la serie de HBO “Entourage”. El rol se basó en Ari Emanuel, ahora copresidente ejecutivo de una de las agencias de talentos más importantes, William Morris Endeavor (y recaudador de fondos demócrata).

Las sórdidas acusaciones contra Weinstein pusieron a Hollywood y a los demócratas en un sitio incómodo. Con el correr de los años, el productor aportó generosamente a las causas liberales y el partido demócrata, con más de $600,000 a políticos y grupos, según registros federales. El realizador donó decenas de miles de dólares para las campañas presidenciales de Hillary Clinton y Barack Obama.

La hija mayor del expresidente, Malia, trabajó como pasante el verano pasado en Weinstein Co., en Nueva York, antes de inscribirse en la Universidad de Harvard. Weinstein también contribuyó con la Clinton Foundation, cuyo sitio web menciona que el productor aportó más de $100,000 en junio pasado.

Conocido como un ‘bundler’ (término en inglés con el que se designa a quienes recolectan donaciones para candidatos), Weinstein también empleaba sus vastas conexiones para organizar y juntar cheques de parte de una amplia gama de donantes. El magnate organizó glamorosos eventos de recaudación para Clinton, donde reunió millones para su campaña presidencial y a las cuales asistían celebridades número uno, entre ellas Leonardo DiCaprio y Jennifer López. Uno de los eventos fue un concierto, en octubre de 2016, con el compositor de “Hamilton”, Lin-Manuel Miranda.

En su declaración, Weinstein señaló que el año pasado comenzó a organizar una fundación -valuada en $5 millones de dólares- en USC para brindar becas a las mujeres que deseen dirigir.

Los conservadores, que pasaron años irritándose cuando los famosos de Hollywood moralizaban ante causas sociales, tuvieron una suerte de día de campo con el escándalo de Weinstein. “Esperando que la máquina de indignación profesional profemenina se exprese… Acusaciones de acoso sexual contra Harvey Weinstein”, escribió el viernes por la mañana Kellyanne Conway, asesora de Trump.

Otros consideraron los detalles del supuesto comportamiento de Weinstein como evidencia de que la industria del entretenimiento posee un doble estándar cuando se trata de acoso sexual. “Hollywood no hizo nada y siguió dando premios a esta persona, trabajando con él y glorificándolo”, señaló Alex Marlow, editor en jefe de Breitbart News, en una entrevista. El escándalo podría erosionar más la credibilidad de Hollywood entre la clase media estadounidense, resaltó Marlow. “Mientras que presuntamente atacaba a personas vulnerables, toda la industria que remarca los derechos de las mujeres y el empoderamiento femenino hizo silencio”.

El partido republicano envió ráfagas de emails a sus miembros y a los medios, nombrando a los demócratas que habían aceptado dinero de Weinstein. Estos rápidamente intentaron distanciarse de la polémica. El senador Chuck Schumer (D-N.Y.) afirmó que donaría $14,200 dólares -la suma que el productor le había donado- a organizaciones de caridad que apoyan a mujeres. Los senadores Richard Blumenthal (D-Conn.), Cory Booker (D-N.J.), Martin Heinrich (D-N.M.), Patrick Leahy (D-Vt.) y Kamala Harris (D-Calif.) confirmaron que donarían las sumas entregadas a ellos por Weinstein a diversas entidades benéficas. Las cantidades oscilan entre los $2,700 y los $7,800 dólares.

Algunos especularon que las divulgaciones de esta semana coinciden con el debilitamiento de Weinstein Co, que tuvo varios fallos de taquilla en la temporada.

Sin embargo, la cultura también está cambiando. Las mujeres -ayudadas por las redes sociales- han sido más abiertas en los últimos años, incluyendo el paso adelante que tomaron varias para acusar a Bill Cosby de violación. La actriz Ashley Judd hizo una referencia menor y velada a Weinstein en una entrevista con Variety, en 2015, sin mencionarlo por su nombre, pero este otoño le contó la verdad al New York Times, y declaró que el productor la había citado en su habitación de hotel y le había pedido que lo observara mientras se bañaba.

En julio de 2016, la demanda de la expresentadora de noticias Gretchen Carlson, de Fox News, contra Ailes expuso la cultura de los hombres poderosos que demandan favores sexuales de las mujeres y podría haber animado a otras de ellas a hablar.

El escándalo de Weinstein recibió relativamente poca atención el jueves por la noche en Fox News, y la cadena siguió mayormente enfocada en la masacre de Las Vegas. El canal está aún recuperándose de su propia crisis de acosos sexuales, que involucró a O’Reilly y Ailes, quien falleció en mayo último.

Aunque el comportamiento volátil de Weinstein, que incluyó lanzar mesas a los empleados, era ampliamente conocido, Hollywood estaba dispuesto a tolerarlo porque producía películas de alta calidad, ganaba premios Oscar y, lo más importante, generaba grandes ganancias. “Hemos normalizado este mal comportamiento y lo racionalizamos porque, ‘eh, mira las grandes contribuciones que estos tipos hacen’”, afirmó Mark Lipton, quien entrevistó a varios empleados de Weinstein para su libro “Mean Men: The Perversion of America’s Self-Made Man” (Hombres malos: la perversión de los exitosos independientes de los EE.UU.).

Pero el abuso, ya sea físico o sexual, “se retrotrae al poder”, explicó Lipton. “Se trata de reconocer que hay un enorme diferencial de poder, y de aprovecharlo para las necesidades propias”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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