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Profundas divisiones surgen en los campus, algunos critican de intimidantes las tácticas de los activistas

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Alton Luke II es un estudiante afroamericano de segundo año en Occidental College quien apoya el objetivo general de equidad racial para los estudiantes. Pero ha decidido no respaldar el movimiento de los estudiantes de los grupos de minorías que busca derrocar al presidente de la universidad Jonathan Veitch y mejorar la diversidad del campus -- Luke anunció directamente su opinión en Facebook esta semana.

Por este motivo, ha pagado un precio.

Luke dijo que algunos de sus amigos, tanto blancos como negros, han comenzado a ignorarlo. Le han llamado ignorante. Dijo que la hostilidad de algunos manifestantes hacia aquellos con puntos de vistas diferentes es una de las principales razones por la que no está apoyando su levantamiento actual.

“Están haciendo lo que dicen que los blancos nos hacen a nosotros, lo cual es marginarnos y colocarnos en el papel del tipo malo”, dijo Luke, un egresado de Long Beach Polytechnic High y estudiante de kinesiología quien aspira convertirse en cirujano ortopédico. “Aquí no puedes tener una opinión diferente sin ser perseguido. Pero yo muestro mi oposición a sus acciones tiránicas e injustificadas”.
Las protestas en Occidental, Claremont McKenna, Yale, Ithaca, Brown y otros campus en todo el país parecen tener un amplio apoyo al demandar acción para abordar el prejuicio que algunos estudiantes de grupos minoritarios dicen que enfrentan.
Pero también ha surgido un fuerte desacuerdo sobre las tácticas del movimiento, al momento de que los críticos dieron un paso adelante.
En Claremont McKenna College, donde las protestas han llevado a la renuncia de un administrador de alto cargo, más de 300 estudiantes enviaron una carta a la comunidad del campus expresando su apoyo por la lucha contra la discriminación racial. Pero pidieron el uso de huelgas de hambre para obligar a la decana Mary Spellman a renunciar, también criticaron los insultos contra los administradores en una reciente protesta estudiantil, el “ciberacoso” de los estudiantes al usar un disfraz de Halloween ofensivo y la presentación de una demanda federal de derechos civiles en contra de Claremont.
“Nunca hemos estado más divididos como comunidad. Nunca pensamos que llegaría el día en el cual estaríamos asustados de expresar nuestras opiniones, donde el miedo por la ira de nuestros compañeros nos silenciaría”, decía la carta, firmada en representación de los estudiantes por Nathaniel Tsai, un estudiante de 3er año quien se especializa en el gobierno. “Es momento de que las manifestaciones y la retórica hostil se detengan”.
En la Universidad de Yale, casi 800 estudiantes, profesores, personal y otros enviaron una carta esta semana al presidente del campus Peter Salovey, expresando su preocupación sobre varias demandas estudiantiles -- entre ellas se encontraba la capacitación obligatoria de sensibilidad de diversidad, un requisito de estudios étnicos y el despido de un miembro del profesorado quien cuestionó las advertencias hechas por el personal sobre los disfraces de Halloween culturalmente ofensivos.
Zach Young, un estudiante de 3er año quien se especializa en ética, política y economía, este mes se había unido a la “marcha de resistencia” de los estudiantes de Yale en contra de la discriminación. Pero ayudó a impulsar la carta después de ver las posteriores demandas de los estudiantes — especialmente la petición para despedir a Erika Christakis, un miembro del profesorado quien había desafiado la advertencia de los disfraces realizada por el Consejo de Asuntos Interculturales de Yale, preguntando si ya no había espacio para que los estudiantes fueran “un poco odiosos... un poco inapropiados o provocativos o, sí, ofensivos”.
La carta defiende los derechos de libertad de expresión de Christakis y llama a las demandas de capacitación y currículo “una amenaza para la causa de la educación liberal ya que claramente son conducidos por una agenda política particular dedicada a la conversión en lugar de la exploración intelectual”.
“Pensé que era necesaria una oposición enérgica organizada para proporcionar [a Salovey] un instrumento para oponerse a las demandas”, dijo Young. Salovey anunció el pasado martes que apoyaba a Christakis.
Young y Luke dijeron que según su punto de vista, ellos nunca han sido amenazados con violencia física -- a diferencia de algunos manifestantes, quienes han informado haber recibido amenazas anónimas en el sitio de redes sociales Yik Yak.
Greg Lukianoff, presidente de la Fundación para los Derechos Individuales en la Educación en Philadelphia, dijo que los estudiantes siempre habían sido los aliados más confiables en sus 14 años de defensa de los derechos de libertad de expresión en la educación superior. Pero ya no es así, dijo.
“Es desalentador ver cómo ahora utilizan la libertad de expresión para exigir que haya menos libertad de expresión”, dijo Lukianoff, cuya fundación apoyó a Christakis.
Algunos profesores también se han manifestado contra las protestas, como Glenn Loury, profesor de la Universidad Brown, quien ha investigado la desigualdad racial por mucho tiempo, y que afirmó estar “horrorizado” por las denuncias de los estudiantes sobre el constante racismo en el campus. Loury, quien es afroamericano, dijo haber recibido abundantes recursos de la Universidad por su trabajo y había sido tratado bien por sus colegas de mente abierta.
En un mensaje de Facebook, Loury rechazó las peticiones de los estudiantes que pedían una “reestructuración revolucionaria” para luchar contra el prejuicio en el campus a través del entrenamiento en diversidad, personal especial para contratar más profesores de grupos minoritarios y otras medidas, diciendo que podrían conducir a la “mediocridad intelectual”.
En Claremont, una segunda crítica fue lanzada esta semana por dos estudiantes quienes pidieron cartas de apoyo para Spellman, diciendo que había sido injustamente atacada. La ex decana se convirtió en el pararrayos de las repetidas quejas de los estudiantes minoritarios que alegan inacción por parte de la Universidad tanto para hacer frente a los prejuicios raciales como para proporcionarles recursos, tales como financiación y espacio dedicado para ayudarlos.
En cientos de volantes publicados por todo el campus, los estudiantes describieron las amplias experiencias con la discriminación, incluyendo el vandalismo en el Queer Resource Center, los daños a los carteles de Black Lives Matter, los insultos raciales y la aparente burla a su cultura.

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Spellman fue criticada particularmente por decirle a una estudiante latina que trabajaría duro para apoyar a los estudiantes que “no encajan en nuestro molde de CMC”. La ex decana no pudo ser contactada para obtener un comentario.

En apoyo para Spellman, las estudiantes de último año Rachel Doehr y Katharine Eger dijeron que apoyaban el amplio esfuerzo para darles voz a los estudiantes marginados pero expresaron preocupación de que el esfuerzo “rápidamente se transformó en un torrente de furia aparentemente incontrolada que ha dejado víctimas a su paso”.
Las estudiantes dijeron que Spellman había asesorado a cientos de estudiantes en Claremont y dirigió esfuerzos en el campus para establecer un nuevo centro de apoyo y prevención de la agresión sexual, entre otras cosas.
Una estudiante que presentó una carta de apoyo pero quien pidió anonimato para proteger su privacidad, dijo que Spellman la había asesorado durante meses sobre la depresión.
“Siempre realizó su trabajo con mucho amor y cariño”, dijo la estudiante.
Taylor Lemmons, una de las dos estudiantes que iniciaron una huelga de hambre en apoyo a la petición de renuncia de Spellman, dijo que sentía una “empatía muy profunda” hacia estos estudiantes. Pero dijo que Spellman había ignorado a los estudiantes marginados y que su dimisión – la cual, señaló, los funcionarios decidieron aceptar — le ayudaría al campus a seguir adelante.
“No es suficiente ayudar sólo a algunos estudiantes”, dijo Lemmons, agregando que no se arrepentía de la huelga de hambre. “Ella era legalmente responsable de TODOS los estudiantes y los estudiantes fueron ignorados descaradamente”.
El presidente del campus Hiram Chodosh ha anunciado que se tomarán medidas para mejorar la forma en que se aborda la diversidad en el campus, incluyendo nuevas posiciones de liderazgo administrativo.
La carta de disidencia de Tsai y otros pedía a la estudiante latina que presentó una denuncia federal de derechos civiles en contra de Claremont que reconsiderara su acción y permitiera al campus encontrar otras maneras de resolver los problemas.
También criticó lo que llamó el ciberacoso de una estudiante de Claremont y su amiga quienes fueron publicadas en los medios sociales con sombreros mexicanos y bigotes para Halloween. Las estudiantes se han disculpado en repetidas ocasiones, pero las solicitudes para retirar la foto han sido rechazadas.
En Occidental, el mensaje de Facebook de Luke atrajo 167 ‘Me gusta’ y propuestas de algunos partidarios del movimiento quienes afirmaron su derecho a estar en desacuerdo y su disposición a escuchar.
Danielle Raskin, una estudiante de política urbana y ambiental de 3er año y una de los líderes del movimiento, dijo que aquellas personas que tengan preguntas o dudas son invitadas a visitar el sitio de protesta para discutir y aprender más.
“Como comunidad y movimiento, hemos sido acogedores, inclusive para aquellos con puntos de vista diferentes”, dijo.
Pero Luke es cauteloso, diciendo que el clima político del campus es sofocante. A principios de esta semana, dijo que fue atacado en las redes sociales diciéndole que era “basura” que estaba poniendo en peligro a las mujeres al realizar una fiesta y ofrecerles entrada gratis.
“O eres liberal o estas equivocado”, dijo. “No es un ambiente saludable”.

Traducción: Diana Cervantes

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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