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Ese momento cuando conoces a un autor famoso que comparte tu lucha

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Destiny Jennings le solía escribir cartas a su padre cuando él estaba en la cárcel. Empezó cuando tenía unos 7 años de edad y siguió escribiendo hasta que llegó a la adolescencia.

Debido a las cartas, Jennings, ahora una estudiante de tercer año de preparatoria, exploró otras formas de escritura. Comenzó a escribir poesía – algunas veces sobre su padre o sobre la ira que sentía sobre su hábito a las drogas, o sobre su madre eligiendo a su nuevo novio sobre sus hijos.

El jueves, cuando cumplió 17 años de edad, conoció al poeta y escritor Jimmy Santiago Baca. Él aprendió por sí mismo a leer y a escribir durante su sentencia de cinco años a prisión por cargos de drogas.

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“¿Cállate, 17 hoy?” le dijo Baca. “Es un honor”.

“Eres mi regalo de cumpleaños”, le dijo Jennings a Baca en un aula de la School of Extended Educational Options, una escuela preparatoria alternativa para estudiantes de Pomona en riesgo de deserción.

Baca visitó la escuela para hablarles a cerca de 300 estudiantes de varias escuelas de Pomona sobre su escritura y del cómo transformar sus experiencias pasadas en futuros positivos.

El profesor de inglés Henry Alan Loya le pidió a Baca que hablara con los estudiantes de un grupo de escuelas de Pomona después de que conoció al autor en un taller de escritura en Nuevo México. Pensó que el conocer a Baca podría inspirar a los estudiantes a leer más -- en parte porque estaban conociendo a un autor famoso, sobre todo uno que podía relacionarse con algunas de sus experiencias de vida.

Los estudiantes eran en su mayoría latinos y muchos de ellos están en riesgo o tienen circunstancias de vida que requieren un horario escolar flexible -- que podrían incluir problemas de conducta en escuelas anteriores, problemas como el bullying o la necesidad de mantener un trabajo o una enfermedad.

Loya le pidió a Baca que primero tuviera una conversación privada con Jennings y Bryan Velázquez, un estudiante de Pomona a quien Loya le está dando clases particulares después de un accidente automovilístico que lo dejó incapaz de usar su mano derecha. Las memorias de Baca “A Place to Stand” fue una lectura asignada en las clases de Loya.

Loya dijo que eligió a esos dos estudiantes porque pensó que se beneficiarían especialmente del encuentro con el autor -- Jennings quiere ser escritora y Velázquez, de 18 años, necesita saber que las personas pueden recuperarse de la tragedia y tener éxito.

La sesión privada comenzó con una pregunta. “¿Qué quieres saber sobre mí?” Baca le preguntó a Jennings.

Ella preguntó ¿por qué empezó a escribir poesía? – ¿fue una manera de hacerle frente a la lucha?

Sí, dijo Baca -- necesitaba saber cómo lidiar con la ira contra una sociedad injusta que estaba en contra de él y su comunidad. A las personas de color en los Estados Unidos se les dice que no pertenecen.

“Fue mi manera de amar a las personas que no eran amadas”, le dijo.

Entonces le hizo una pregunta a ella. “¿De dónde vienes?”

Jennings ha vivido por toda California – cuando era niña entraba y salía junto con su madre de refugios para personas sin hogar y dejó la casa de su madre y su novio hace unos años para vivir con su abuela en Pomona.

“¿Qué haces con esa experiencia?” le preguntó Baca. “¿Has pensado en manejarla de forma que de alguna manera contribuya a la sociedad? … ¿Sabes a cuántas personas les gustaría conocer tu vida?”

Ella le dio un poema, escrito e impreso, y le pidió que lo leyera más tarde.

El poeta Jimmy Santiago Baca, de lado derecho, habla con la estudiante Destiny Jennings, de 17 años, en la School of Extended Educational Options, una escuela preparatoria alternativa, en Pomona. (Irfan Khan / Los Angeles Times)

Baca invitó a Jennings y a Velázquez a un retiro de escritura para estudiantes en su rancho en Nuevo México.

Tanto en la reunión privada como en el discurso en el aula, Baca habló con un lenguaje familiar para los estudiantes. Dejó escapar una maldición en español de vez en cuando, habló sobre su disgusto a la autoridad, la forma en cómo pensaba que su cuerpo era una máquina de guerra y no algo que debía cuidar, y cómo eso cambió cuando empezó a leer y a escribir poesía.

“Para hacer cosas malas tenía que forzarme”, dijo Baca. “No llega naturalmente”. Después de que empezó a leer, dejó de querer pelear -- quería conservar sus ojos para así poder utilizarlos para leer, les dijo a los estudiantes.

Jocelyn Zamora, de 17 años, quiere estudiar inglés o ciencias políticas en la Universidad de Georgetown. Asiste a la escuela preparatoria alternativa de Pomona porque fue intimidada en su última escuela. Disfrutó leer el libro de Baca, y se sentó en primera fila cuando Baca realizó un taller de escritura de poesía para algunos de los estudiantes que quisieron quedarse el jueves.

“Describe la forma como me siento a veces”, dijo Zamora. “Mi papá es alcohólico y mi madre me abandonó” de la misma manera en que la familia de Baca lo abandonó, dijo. Baca fue criado por su abuela hasta que lo colocaron en un orfanatorio, del cual huyó en repetidas ocasiones.

Durante el taller, Baca habló sobre la forma en cómo los estudiantes deben abordar ese dolor en sus escritos.

“Enfrenten a las personas que los decepcionaron”, dijo. “Simplemente sean diferentes. Sean raros... Mira, la peor cosa en el mundo es que ustedes sean predecibles”.

Traducción: Diana Cervantes

sonali.Kohli@latimes.com

Twitter: @Sonali_Kohli

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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