Anuncio

Reporte: Boyle Heights, la gentrificación en un barrio latino de Los Ángeles

Share
EFE

De emblemático enclave latino y zona afectada por la violencia de pandillas a objeto de deseo de promotores inmobiliarios y punto de atracción de hipsters, el barrio Boyle Heights de Los Ángeles se ha convertido en un nuevo escenario del debate sobre la gentrificación y sus consecuencias.

La gentrificación, el proceso por el cual la población de un barrio se ve desplazada por personas de un nivel económico superior, domina las conversaciones en Boyle Heights, donde los vecinos se quejan de las importantes subidas de alquileres mientras surgen discusiones por la llegada de nuevos negocios.

Desde los años 60, Boyle Heights es el corazón de la cultura y el activismo chicanos de Los Ángeles, un punto de referencia para los inmigrantes latinos de la zona este de la ciudad que han desarrollado una identidad propia.

Anuncio

Boyle Heights fue también durante años sinónimo de violencia de pandillas, pero en los últimos tiempos las mejoras en el barrio, su cercanía al renovado Downtown y la llegada del Metro, entre otros factores, transformaron su reputación.

Ahora, la aparición de inversores inmobiliarios supone una amenaza para la clase trabajadora del lugar.

Los inquilinos del complejo del 1815 de la calle Segunda protestan desde principios de año contra su propietario, que según su relato les exigió de repente entre 500 y 800 dólares más al mes de alquiler.

En una entrevista mientras participaba en una venta solidaria de tacos para recaudar fondos, Karen Centeno aseguró que su apartamento pasó de 975 a 1,550 dólares al mes.

“Todo está subiendo por este tipo de gente que llegan comprando lugares, arreglándolos, haciéndolos muy bonitos y ya la gente no los puede pagar”, afirmó Centeno, que con otros afectados y bajo el apoyo del grupo Unión de Vecinos deberá hacer frente a una demanda del propietario.

La identidad hispana marca la esencia de Boyle Heights: más del 90 % de su población es latina; la plaza Mariachi, como una pequeña plaza Garibaldi, reúne a músicos que esperan ser contratados; y, en general, es difícil encontrarse a un residente que no hable español.

Pero Boyle Heights también está cambiando, ya que las cantinas y los puestos callejeros comparten espacio con novedosos establecimientos, como bares alternativos o librerías, que apelan a una población diferente y más joven.

El pasado junio, la apertura de la cafetería Weird Wave provocó las protestas de un grupo de vecinos que la consideraban una amenaza de gentrificación.

Las movilizaciones, aunque discretas y simbólicas, resonaron en Los Ángeles como un eco de lo que anteriormente sucedió en los barrios hispanos de Echo Park y Highland Park, hoy paradigmas de la modernidad y la cultura hipster.

“No ha habido protestas en más de un mes (...). Así que las cosas están mejor y tenemos cada vez más trabajo”, dijo Jackson Defa, copropietario de una cafetería de aroma moderno que contrasta con las farmacias o casas de empeño de los alrededores.

Defa añadió que entiende “completamente” los argumentos de los críticos, ya que él dejó San Francisco por la gentrificación, pero cuestionó sus métodos: “Yo no soy responsable de la crisis de vivienda de Los Ángeles. No soy propietario de vivienda ni traje el Metro aquí. Nada de eso sucedió por mi cafetería”.

El concejal angelino José Huizar, del distrito al que pertenece Boyle Heights, se remitió a un comunicado que condenaba el vandalismo contra la cafetería y el registrado anteriormente contra galerías de arte.

También apostó por el control de alquileres para evitar que familias sin recursos tengan que marcharse del barrio.

Este fenómeno causó un gran impacto en El Pulso de Boyle Heights, un periódico bilingüe hecho por adolescentes y que dedicó recientemente un especial a la gentrificación con reportajes sobre los opositores Defend Boyle Heights o crónicas de los estudiantes desplazados del barrio.

“Las reacciones a las notas (del especial) y el tráfico en la web han sido brutales”, explicó Pedro Rojas, cofundador del periódico.

Después de que la gentrificación se convirtiera en la protagonista de una reunión comunitaria de El Pulso, donde escuchan las opiniones de sus lectores, los chavales decidieron abordar el tema sabiendo que era “de fácil polarización”.

Por ello, Rojas apostó por el diálogo: “Vamos a hablar, vamos a escucharnos, porque hasta ahora ha sido los unos allá y los otros acá”.

En Casa 0101 se representa “Sideways Fences”, una obra teatral sobre los dilemas de un matrimonio mientras a su alrededor se mudan personas extrañas y sus conocidos empiezan a beber cervezas sofisticadas y a engancharse a Instagram.

“Quería escribir una obra en las que nos pudiéramos analizar, vernos en un espejo”, afirmó su autor Óscar Arguello, que se mostró “orgulloso” de ver a jóvenes alzando su voz contra la gentrificación.

Y la actriz Jeanette Godoy destacó lo positivo de la atención que recibió últimamente el barrio: “Es importante que sigamos estas conversaciones, pero al final de cuentas, con todo lo que está pasando, ya se sabe dónde está Boyle Heights y que hay una comunidad que no se va a dejar vencer”.

Videos de Hoy

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar Ahora

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar

Discriminación en el lugar de trabajo en EE.UU. Ahora

Discriminación en el lugar de trabajo en EE.UU.

Clonación de tarjetas en ATMs Ahora

Clonación de tarjetas en ATMs

A La Espera De Un Gran Terremoto Por La Falla De San Andrés Ahora

A La Espera De Un Gran Terremoto Por La Falla De San Andrés

Rastreadores de fitness son inexactos Ahora

Rastreadores de fitness son inexactos

Terapia revierte con éxito el Alzheimer en ratones Ahora

Terapia revierte con éxito el Alzheimer en ratones

Una vistazo al traje espacial SpaceX Ahora

Una vistazo al traje espacial SpaceX

El chocolate puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos Ahora

El chocolate puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos

Anuncio