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Por qué Noruega levanta un muro de acero en su frontera con Rusia, en un lugar que sólo se puede cruzar en bicicleta

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“No queremos esta valla”, dice la taxista Syvonne Tucker. “Queremos tener la misma relación que hemos tenido con Rusia todos estos años”.

En la ruta de la carretera E105 que lleva a la frontera noruega, la conductora afirma que ella y muchos otros residentes de la ciudad de Kirkenes, en el extremo norte de Noruega, sienten lo mismo.

“Es como si alguien en tu jardín levantara un muro de 2 metros. Te preguntarías: ¿por qué mi vecino está haciendo esto?

El gobierno noruego indicó que el muro de acero es necesario para fortalecer la seguridad en el cruce que abre la puerta a la zona Schengen, conocida como el área de libre movimiento de ciudadanos de la Unión Europea.

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Se prevé que el muro mida alrededor de 200 metros de largo y que tenga 4 metros de alto.

El año pasado, 5.500 solicitantes de asilo, muchos de ellos procedentes de Siria, entraron a Noruega por ese paso fronterizo tras tomar la llamada ruta del círculo polar ártico.

Miles de inmigrantes cruzaron esa frontera en bicicleta porque, por ley, no lo pueden hacer a pie.

“No está permitido caminar en el lado ruso de la frontera, hay que cruzar sobre ruedas, así lo establece la legislación rusa”, le dijo a BBC Mundo, en octubre de 2015, Stein Kristian Hansen, el superintendente de policía a cargo del puesto fronterizo de la localidad noruega de Storskog.

“Pero si uno intenta cruzar en auto con gente que no tiene su documentación en regla, se arriesga a ser investigado por tráfico de personas. Así que la mayoría no tiene más opción que la bicicleta”, indicó.

CCTV cámaras

Dos contratistas están trabajando la maleza que hay en el lugar de la construcción, cerca del puesto fronterizo de Storskog.

Los trabajadores están conectando cables para instalar una red de circuito cerrado de televisión que funcionará a lo largo de la valla.

En el mismo puesto fronterizo, un grupo de señoras rusas cruzan hacia Noruega en uno de sus viajes semanales a Kirkenes para vender productos rusos a los residentes y turistas.

Desde la caída de la Cortina de Hierro, las autoridades de ambos lados de la frontera han trabajado para fortalecer sus lazos y han implementado un sistema que le permite a los residentes movilizarse entre los dos países sin necesidad de tener visa.

Muchos noruegos entran a Rusia para comprar gasolina y alcohol más baratos, mientras que los rusos viajan a Noruega para comprar productos como pañales y café.

“Si las autoridades noruegas están construyendo un muro es porque lo necesitan”, dice Zoya Mashkova, una comerciante rusa.

“Y está bien porque no son sólo los refugiados sirios los que viene aquí. No todas las personas que vienen son de Siria o de África, sino que posiblemente son de otras partes de Rusia”.

“Una tormenta en un taza de té”

Sin embargo, la directora de la Asociación noruega para solicitantes de asilo, Ann-Magrit Austena, teme que la valla mande el mensaje equivocado a las personas que genuinamente necesitan ayuda.

Creemos que es inútil, que es sólo un gesto simbólico, pero consideramos que realmente se trata de un gesto simbólico erróneo”, dice Austena.

En abril, el parlamento noruego presentó un nuevo proyecto de ley de asilo e inmigración que les permite a los funcionarios negarle la entrada a cualquier persona que no proceda directamente de una zona de conflicto.

En la capital, Oslo, a unos 2.000 kilómetros de distancia, el gobierno rechaza las acusaciones de que la nueva valla es “antiinmigrantes”.

Todo el debate que rodea el muro es, para el viceministro de Justicia, Ove Vanebo, “una tormenta en un taza de té” e insiste que las autoridades rusas han sido consultadas sobre la construcción del muro desde el principio.

“Tenemos un muy buen diálogo de trabajo con las autoridades rusas y también tenemos que recordar que la valla del lado ruso es mucho más larga. Si recuerdo correctamente es de 200 kilómetros, lo cual significa que el muro no es nada comparado con lo que ya tenemos”, indicó el funcionario.

Se prevé que la construcción de la valla se complete en cuestión de semanas, pero hay un problema: una sección de la valla tendrá que ser excavada y reconstruida porque fue levantada muy cerca de la línea fronteriza con Rusia.

“Ahora va a costar más dinero de lo que se previó”, dice Syvonne. “Toda esta valla es una broma”.

Así lo dijo:

Creemos que es inútil, que es sólo un gesto simbólico

Ann-Magrit Austena, Asociación noruega para solicitantes de asilo

Nota publicada en BBC Mundo

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