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Víctimas de era de Noriega dudan de su perdón; exigen verdad

Archivo. Esta foto de mayo 1989 muestra al General Manuel Antonio Noriega hablando a la prensa en Panamá. (AP Photo)

Archivo. Esta foto de mayo 1989 muestra al General Manuel Antonio Noriega hablando a la prensa en Panamá. (AP Photo)

(Anonymous / AP)
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Familiares de víctimas del régimen de Manuel Noriega dudaron del perdón pedido por el exdictador y le exigieron que diga la verdad sobre los crímenes de la dictadura, en un país que reaccionó dividido al arrepentimiento del otrora hombre fuerte.

“No lo sentí sincero”, dijo el jueves Karina Ortega, hija del sargento Ismael Ortega, asesinado junto a otros 10 militares después de una frustrada rebelión contra Noriega el 3 de octubre de 1989 conocida como la masacre de Albrook.

Ortega aseguró que no odia ni le guarda rencor a Noriega pero le exigió, al igual que otros familiares, que el exdictador les pida perdón en la cara y revele la verdad sobre Albrook, la decapitación del médico opositor Hugo Spadafora y la desaparición del sacerdote católico Héctor Gallego, entre otros casos.

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El presidente Juan Carlos Varela dijo el jueves que “como cristiano a todos nos toca perdonar” y que comprende el sentir de las víctimas de la dictadura.

“Creo que el pueblo panameño ya superó esa etapa de la dictadura y esa confrontación”, expresó el líder panameño y sexto en el poder desde la transición a la democracia tras la expulsión de Noriega por la invasión de Estados Unidos en diciembre de 1989.

Agregó que “las familias que más se vieron afectadas, la familia Spadadora, la familia Gallego y la familia de aquellos ejecutados el 3 de octubre” son las que necesitan “saber la verdad de lo que sucedió con sus seres queridos”.

Noriega fue condenado por el asesinato de Spadadora en septiembre de 1985, una de las tres condenas por homicidio que recibió el ex general en ausencia. Las otras dos fueron por el asesinato del líder de la rebelión de octubre de 1989, Moisés Giroldi, y la masacre de otros militares tras esa asonada.

Noriega, de 81 años, decidió romper un largo silencio y accedió por primera vez a presentarse ante un medio panameño para pedir perdón por los daños, perjuicios y humillaciones cometidas durante la era castrense que se inició en octubre de 1968 y culminó con la invasión estadounidense.

El exdictador gobernó con mano dura a partir de 1983, aunque desde los inicios del régimen militar ascendió rápidamente y llegó a encargarse del aparato de inteligencia nacional, colaborando estrechamente con la CIA estadounidense.

Noriega, quien también enfrenta procesos por tres casos de desapariciones, se circunscribió el miércoles a su pedido de perdón y eludió las preguntas relacionadas con el caso de Spadafora.

Su declaración impactó en las redes sociales y el jueves era noticia de primera plana en varios periódicos, en un país donde la atención el último año estuvo centrada en denuncias e investigaciones por corrupción.

Algunos consideraron el pedido de perdón un acto de valor y necesario por parte de Noriega, mientras que otros lo vieron como un intento para conseguir que las autoridades carcelarias le otorguen una medida cautelar de arresto domiciliario, algo que han solicitado sin suerte desde años sus abogados y médicos particulares esgrimiendo la frágil salud de su cliente.

“Se trató de una farsa”, dijo a The Associated Press la profesora jubilada Dalys de Filos. “Lo que busca es que se le conceda casa por cárcel”, agregó.

Kilmara Mendizabal, hermana de una joven desaparecida al comienzo del régimen militar, sintió algo de alivio con el pedido de perdón de Noriega.

“En lo personal ha sido importante su testimonio porque asegura la veracidad de los hechos”, dijo a AP. “Noriega debe decir dónde están los restos de cada desaparecido de la dictadura, él debe tener conocimiento de dónde está el padre Héctor Gallego y otros”. Gallego, oriundo de Colombia, fue un defensor de los campesinos en el interior del país y se enfrentó a terratenientes de la época. Desapareció a inicios de la etapa castrense.

Noriega retornó a Panamá tras su repatriación desde Francia en diciembre de 2011 y después de pagar condenas por narcotráfico y lavado de dinero en cárceles de Estados Unidos y Francia desde inicios de los 90. Se había entregado a Estados Unidos días después de la invasión.

El ex hombre fuerte no descartó el miércoles aparecer nuevamente ante los medios. “Dios, primero las circunstancias, nos dará la oportunidad de presentar las verdades desconocidas”, señaló en la entrevista exclusiva con el canal de televisión Telemetro.

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