Convierten las ruinas en hogares
Manushka Doneis, de 18 años, sentada en el almacén vacío donde vive con sus hermanos y su hija de cinco meses en Puerto Príncipe, Haití.
(Rebecca Blackwell / AP)
Loavia Bienaime, peluquera de 30 años, se prepara para comenzar el día en la sala que ocupa su familia en un edificio gubernamental abandonado y dañado por un terremoto en Puerto Príncipe, Haití.
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Neslie Etienne, de 28 años, vista desde un agujero en la mosquitera, barre el espacio que comparte con su marido y su hijo de seis años en un contenedor de mercancías abandonado en Puerto Príncipe, Haití.
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Un retrete improvisado sobre una zanja da servicio a las familias que viven dentro o alrededor de edificios dañados por un terremoto, tras las ruinas del Teatro Nacional en el centro de Puerto Príncipe, Haití. El alcantarillado es un problema en campamentos y asentamientos ocupados. Muchos viven sin acceso a instalaciones de saneamiento, y el agua corriente para beber y lavar debe cargarse en cubos.
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Un residente del hotel Le Palace, dañado por un terremoto, camina al puso de abajo desde la habitación donde vive, en el centro de Piuerto Príncipe, Haití. Aunque buena parte del hotel quedó destruida, algunas de las habitaciones de huéspedes tienen paredes intactas y se han convertido en hogares para los desplazados del terremoto. El hotel derruido no tiene agua corriente ni instalaciones de saneamiento que funcionen.
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Johnly Clif Gaspard, al fondo a la izquierda acude a misa de domingo con su madre y dos hermanos pequeños, a la salida del almacén abandonado donde viven en Puerto Príncipe, Haití. Aunque su madre trabaja a tiempo completo en una fábrica de botones y Gaspard gana dinero vendiendo juguetes con motor construidos con chatarra, la familia no puede permitirse mudarse fuera del almacén, que ocupan con otras cinco familas.
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