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Sombrío futuro para sobreviviente del terremoto en Nepal

Ramesh Khatri,de 18 años, con las dos piernas amputadas, realiza ejercicios de fisioterapia en un hospital en Katmandú, Nepal. Los potentes terremotos que arrasaron Nepal en abril y mayo se cobraron más de 8.700 vidas, pero también causaron lesiones a más de 22.000 personas que ahora intentan recuperarse de sus huesos rotos, miembros perdidos y otras heridas sin tener claro si podrán recuperar sus vidas anteriores. (Foto AP/Niranjan Shrestha)

Ramesh Khatri,de 18 años, con las dos piernas amputadas, realiza ejercicios de fisioterapia en un hospital en Katmandú, Nepal. Los potentes terremotos que arrasaron Nepal en abril y mayo se cobraron más de 8.700 vidas, pero también causaron lesiones a más de 22.000 personas que ahora intentan recuperarse de sus huesos rotos, miembros perdidos y otras heridas sin tener claro si podrán recuperar sus vidas anteriores. (Foto AP/Niranjan Shrestha)

(Niranjan Shrestha / AP)
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Los potentes terremotos que arrasaron Nepal en abril y mayo se cobraron más de 8.700 vidas, pero también causaron lesiones a más de 22.000 personas que ahora intentan recuperarse de sus huesos rotos, miembros perdidos y otras heridas sin tener claro si podrán recuperar sus vidas anteriores.

A los que llegaron a los hospitales para recibir tratamiento inmediato, el gobierno les proporcionó operaciones gratuitas y los primeros cuidados médicos. Pero muchos han recibido el alta y tienen que arreglárselas por sí mismos. Solo un puñado de grandes hospitales nepalíes tienen instalaciones para terapia física o expertos capaces de enseñar ejercicios de rehabilitación vitales para una posible recuperación total.

“No hacen un seguimiento adecuado, lo que básicamente supone que una lesión puede provocar discapacidad en el largo plazo. Y si no obtienen tratamiento y tratamiento físico adecuado no podrán volver a sus rutinas diarias”, dijo Aurelie Viard, de Handicap International, una organización sin ánimo de lucro que ha proporcionado terapia física, equipos y tratamientos.

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Viard reconoce que la principal prioridad para muchos es conseguir comida y un techo. Pero para quienes pueden beneficiarse de la terapia física, “nuestro trabajo es convencerlos de que si no obtienen un tratamiento adecuado ahora, no podrán hacerlo más tarde”, agregó.

La supervivencia, no la rehabilitación, es lo que más preocupa a Sedar Tamang, que perdió su pierna izquierda tras quedar atrapada bajo una roca.

El hombre de 22 años, padre de tres hijos y que vive en una tienda de campaña luego de que su aldea quedase derruida por el sismo del 25 de abril, solía trabajar cortando leña y en campos de maíz. Ahora no sabe cómo mantendrá a su familia.

“Vengo de las montañas pero ya no puedo subir y apenas me muevo en superficies planas. No tengo ni idea de qué voy a hacer y cómo voy a alimentar a mi familia”, dijo Tamang fuera de la tienda azul y naranja en la que vive ahora con su madre, su esposa y sus hijos.

Al cercano hospital del distrito de Trishuli, una zona muy golpeada por el temblor a unos 80 kilómetros (50 millas) al noroeste de Katmandú donde el personal trabaja en tiendas de campaña por los daños en el edificio, siguen yendo muchos con lesiones ortopédicas para recibir tratamiento.

“La mayoría de ellos necesitan terapia física para recuperarse rápido y de forma adecuada pero no tenemos la experiencia ni las instalaciones para proporcionar esas atenciones a estos pacientes”, dijo el médico Rajendra Lama. “Apenas podemos proporcionar atención primaria a la gente”.

La mayoría de los pacientes son pobres y no han tenido una educación, ni tienen un concepto de la terapia física o los tratamientos a largo plazo, apuntó.

El gobierno de Nepal ha dicho que ayudaría a reconstruir las viviendas destruidas por los terremotos pero no se pronunció sobre el tratamiento a largo plazo para los heridos. El ejecutivo convocó una conferencia de donantes internacional a finales de mes para recaudar fondos.

A uno de los pacientes de Lama, Pemba Tamang, de 45 años, se le amputó el pie derecho tras dañárselo en el sismo. Asegura que no tiene familia que lo pueda cuidar y está preocupado por lo que pasará cuando reciba el alta.

Kanchi Maya, en la cama de al lado, tiene múltiples facture en el pie derecho y la espalda dislocada.

“No puedo hacer nada. No puedo trabajar en el campo. He perdido mi casa y mi granja”, dijo. “Tengo problemas hasta para ponerme en pie y moverme, ¿cómo haré para tomar una pala o cultivar los campos?”.

Para muchos, ni una recuperación completa es garantía de subsistencia.

En otra tienda de campaña, el joven Bir Bahadur Tamang de 13 años, tiene un soporte de metal que sujeta su pantorrilla mientras se cura. Su aldea quedó destruida casi por completo. Él y su familia guiaban a escaladores extranjeros en el valle de Langtang, pero los daños generalizados en la zona sugieren que escaladores y turistas no regresarán a la zona en un tiempo.

“Los médicos han dicho que pasarán varios meses hasta que pueda ponerme en pie”, dijo. “No tengo casa, no tengo pueblo al que regresar ni una escuela en la que pueda estudiar”.

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