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Estrechan el cerco sobre los dos presos fugados de una cárcel de Nueva York

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Las fuerzas de seguridad estrecharon hoy el cerco sobre los dos peligrosos reclusos que se fugaron este fin de semana de una cárcel del estado de Nueva York en una localidad situada a unas 40 millas al sur de la prisión, informan medios locales.

Los residentes de la pequeña localidad Willsboro, de 2.000 habitantes, afirmaron que numerosos agentes fuertemente armados llegaron en las últimas horas a la zona en busca de los dos reclusos, identificados como David Sweat y Richard Matt.

La policía del estado de Nueva York está parando el tráfico de entrada y salida de la ciudad, en una área en medio de las montañas y desde la que puede ser fácil cruzar la frontera hacia Canadá, reporta The New York Daily News.

Uno de los dos presos tendría familia en Willsboro, en la orilla del lago Champlain, aseguran fuentes relacionadas con el caso a este periódico.

Un ciudadano habría dado la alarma al ver a dos hombres sospechosos caminando en una carretera en el medio de una tormenta en una área principalmente ocupada por granjas y campos.

La búsqueda continúa en el cuarto día desde que los convictos, ambos acusados de asesinato, se escaparan perforando las paredes de su celdas, por medio de un túnel y conductos internos hasta una alcantarilla situada a las afueras del recinto carcelario.

La investigación apunta que habrían recibido ayuda externa y una funcionaria de prisiones ya ha sido interrogada y, según fuentes de la investigación citadas por la cadena de televisión ABC, despedida de su puesto de trabajo.

Sweat, que cumplía cadena perpetua por al asesinato de un sheriff en 2002, y Matt, condenado a 25 años por matar a un empresario en 2007, fueron dados por desaparecidos el sábado cuando se hizo la revisión de presos del penal, a 20 millas de la frontera con Canadá.

Conocida como “Pequeña Siberia” entre los habitantes de la zona, el centro correccional de Clinton, en la localidad de Dannemora, cuenta con una población carcelaria de 3.000 reclusos y tiene una plantilla de 1.400 empleados.

Este episodio supone la primera fuga que se conoce en la penitenciaría desde su construcción en 1865.

En las tareas de búsqueda de los dos reclusos fugados participan cientos de efectivos, apoyados por unidades aéreas, y las operaciones están siendo coordinadas entre cuerpos locales, del estado y federales.

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